Una llama de participación popular
Porto Alegre no solo es el primer Estado gobernado por el PT en Brasil, sino también donde comenzaron las manifestaciones para bajar el precio de los pasajes. Todos los años, en enero, aumenta el transporte público y en ese mismo mes aquí comenzaron las protestas que consiguieron la baja de la tarifa. Una vez conseguido el objetivo fueron por más y hoy se puede observar un grupo de personas que a través de las redes sociales promueven el “Passe Libre”, es decir, que el transporte público sea gratuito. Porto Alegre, ciudad donde nació el Foro que llevó su nombre, parece ocupar el lugar de vanguardia de las luchas que después se expanden por el país. Es preciso considerar que el aumento del precio de los pasajes en los últimos diez años fue del 114%, según los datos que los medios de comunicación nacionales difunden en Brasil. El precio del pasaje de colectivo en Porto Alegre es de 2,80 reales, algo así como seis pesos argentinos. El sueldo mínimo en Brasil es de 678 reales, así que hagan la cuenta de lo que representa el transporte en el salario de un trabajador. Los empleadores deben pagarle a sus trabajadores un viático hasta el lugar de trabajo y un vale de alimentación.
Lejos de expresar solamente una protesta por el transporte público estas manifestaciones permitieron también canalizar otros reclamos que el pueblo padece por los efectos de la Copa del Mundo. El acondicionamiento de los estadios de fútbol y las construcciones para alojar a las delegaciones y los turistas, trajeron aparejadas el desalojo y desplazamiento de tantísimas poblaciones. Pudo verse en diciembre del año pasado a miles de ciudadanos de San Pablo habitando en carpas para refugiados, ya que el Estado había destruido sus viviendas por las necesidades de la Copa. A los malestares por el mundial, se le agregaron el proyecto de ley de “cura gay” por el cual se permite realizar tratamientos para “curar” a las personas homosexuales, en un país que está a la vanguardia en lo que se refiere a reformas en salud mental. Agregado a esto nos encontramos con la “Ley de acto médico”, por la cual se jerarquiza detrás de los médicos a todos los profesionales de la salud, lo que impide a quienes no estudiaron medicina poder ocupar cargos de gestión. Esto en un país que tiene un Sistema Único de Salud (SUS), cuyo eje fundamental fue la democratización del acceso a la salud, de la relación médico paciente, promoviendo poner fin a la objetivación que padecen las personas que se atienden en el sistema. Desde hace varios años que comenzó una campaña que promueve “Humanizar el SUS”.
Habiendo sido invitado a la Universidad Federal de Río Grande do Sul, tuve la posibilidad de conversar con distintos profesionales cursando estudios de posgrados, todos ellos participantes de las manifestaciones y promotores de las mismas y me encontré con que valoran que estas marchas no estén lideradas, con lo “espontáneo” de las mismas, y con que no están discutiendo después de esto qué es lo que tiene pensado hacer. La caracterización positiva de lo que está sucediendo lo justifican en la “pasividad de los brasileros”, como ellos me nombraron, que hace muchos años no se manifiesta públicamente ni salen a la calle a reclamar por sus derechos. Desde que el PT llegó al gobierno que este tipo de manifestaciones no se veían. Aquí en Porto Alegre la represión policial hoy comenzó cuando los manifestantes se acercaron a la sede de O Globo en la ciudad. Pude ver la desconcentración de mayoría de los participantes por la avenida Venancio Aires, mientras unos pocos continuaban enfrentando la represión policial.
Considerando que procesos similares vivimos los pueblos de Latinoamérica en los cuarenta, en los setenta, en los noventa y desde el dos mil a la fecha, cuesta considerar que lo que aquí sucede no está dentro del marco de la campaña que los medios de comunicación llevan adelante para desprestigiar a los proceso nacionales y populares que hace diez años se iniciaron, pero aquí nadie considera que tenga que ver con ello o que esto pueda debilitar al gobierno de Dilma. Habiendo pasado tan solo unos pocos meses del famoso “menselao”, el manejado juicio por corrupción que le hicieron a distintos dirigentes del PT, no puede ser coincidencia que en el último partido de Brasil y México los medios sólo enfocaran los carteles que en las tribunas decían “basta de corrupción”, cuando eran tantísimos más los que habían, manifestando diversas cosas. Las manifestaciones están compuestas por personas anti partidos políticos, y tantísimas otras que apoyaron, votaron y militaron por el PT acá en Porto Alegre. Hoy no se observa una base de militancia del partido de Lula y Dilma, ni unida ni organizada, sino la celebración de que una llama de participación popular volvió a prenderse. Aún no sabremos si quema todo lo hecho en la región.