"Una cosa es dar la noticia y otra auspiciar o inducir que eso está bien"
Por Santiago Gómez – Desde Porto Alegre
En el marco de la “Semana de la democracia”, jornada organizada por el gobierno provincial de Rio Grande do Sul, APU entrevistó al juez español Baltasar Garzón en Porto Alegre.
AGENCIA PACO URONDO: El presidente Mujica aceptó la propuesta de los Estados Unidos, de trasladar detenidos ilegales en Guantánamo a Uruguay. En términos legales, ¿No continúa siendo una detención, en tanto que manifestaron que los trasladados no iban a poder abandonar territorio uruguayo por un determinado tiempo? Y por otro lado ¿Legalmente, cómo pueden convalidar que una persona detenida ilegalmente, sin juicio, sin proceso, continúe con una limitación espacial en la que un ser humano pueda circular, no implica también una violación a un derecho humano?
Baltasar Garzón: A esta altura, ya hablar de violación de derechos humanos en Guantánamo es de primaria, es más, yo ya no tengo nombre para eso. Lo que pasa es que cuando lo digo me dicen que soy anti norteamericano y no es verdad, pero no son capaces de haberles dado una respuesta jurídica de ningún tipo, y eso es muy grave. Sacar a esas personas de Guantánamo es un objetivo principal. Revertir hacia atrás, imposible. Acciones por esos hechos criminales, claro que sí, de hecho yo inicié una en España y que todavía, no sé por cuánto tiempo, sigue abierta, con víctimas españolas, y se abrió por torturas en el interior de Guantánamo. El presidente Mujica creo que ha tomado una decisión importante, al darle un apoyo humanitario a los que están dentro, pero eso no quita, no elimina lo que ha ocurrido antes, que permanece.
Y en cuanto a la limitación de deambulación y demás, en algún caso, antes se produjo y ya desapareció. Creo que va a ser cuestión de tiempo, pero se puede suscitar, una vez que las personas estén en Uruguay, pueden acudir ya a la corte correspondiente uruguaya para decir “mire, yo soy una persona que está refugiada aquí o que estoy acogida aquí, lo primero que pido es mi asilo en este país, para que me refugien aquí y no me puedan mañana mandar a otro sitio. A partir de ahí, protéganme ustedes y que tenga libertad”. Podrán hacerlo sin lugar a dudas.
APU: La pregunta apuntaba a si Uruguay no estaría legitimando esa condena al no permíteles a esas personas retornar a su país de origen con sus familias.
BG: Santiago, el problema es que yo puedo estar de acuerdo contigo, pero no acceder a esa solución de momento única es peor todavía. Una vez que Uruguay tenga a las personas en su territorio, Uruguay será soberana. Porque no hay prisión, no hay limitación de la libertad, no debe haber limitación a la deambulación. Yo no soy juez del Uruguay, si lo fuera y me llega un caso de esto, pediría por qué se limita, y entonces se tendría que o decir: o porque ha cometido un delito o porque hay un acuerdo con los Estados Unidos, entonces yo diría “a mí no me vincula el acuerdo con los Estados Unidos, a mí me vincula la Convención Interamericana de Derechos Humanos y por tanto creo que es una situación irregular, este señor puede moverse como quiera. Pero, bueno, vayamos por partes.
APU: Estás coordinando la defensa de Assange ¿Cómo está su situación?
BG: Julian Assange está, como desde hace casi un año, en el estado de recibir el salvo conducto para ser trasladado a Ecuador, que ha sido el país que le ha otorgado el asilo político. El asilo se le confirió en agosto del 2012, vamos ya para dos años, es una situación insostenible, desde el punto de vista de la defensa y desde el punto de vista humanitario. Él es una persona muy firme, pero una situación como esta, en un lugar no adecuado para permanecer en esa situación, llega a quebrantar objetivamente cualquier situación humanitaria y por tanto, puede llegar a constituir casi una especie de detención. En ese sentido, arbitraria, porque él no puede ser obligado a renunciar al derecho de asilo. Por tanto, lo que tratamos de hacer es que Suecia cumpla la propia legislación que le vincula, viniendo a recibirle declaración en la embajada y que Gran Bretaña cumpla esa obligación, desgraciadamente hasta ahora no hemos tenido éxito, pero estamos apretando en ese sentido.
APU: En los temas tratados, Assange, los golpes en América Latina está Estados Unidos. Zaffaroni tiene su concepto de criminología mediática, la cual baja del norte. Los linchamientos que aparecen en los medios hoy en Argentina, hace un mes comenzaron a aparecer también en Brasil. ¿Cómo creés que juegan los medios de comunicación, cuando agarrás un diario en Latinoamérica y todos están hablando de lo mismo?
BG: El problema es la incitación a una violencia de ese tipo, a un ajusticiamiento de propia mano, que devela que las instituciones deben hacerse muy presente en esa situación, pero la propia incitación, si se hace a través de los medios de comunicación, puede revestir el carácter delictivo. Una cosa es dar la noticia y otra auspiciar o inducir que eso está bien. Si eso es así, es grave, si no, lo que hay que hacer es perseguir a los culpables, porque nadie se puede tomar la venganza de propia mano, porque el uso exclusivo de la fuerza y la violencia lo tiene el Estado, dentro del cumplimiento de las normas que afectan a ese Estado. En eso hay que ser tajante y el poder judicial tiene que ser absolutamente exigente, tanto para unos, como para otros.
APU: Como nieto de republicanos, con familiares fusilados por el franquismo. Como español ¿Por qué creés que a los españoles les cuesta tanto hablar de lo que pasó?
BG: Porque el franquismo fue un virus que nos infectó a todos, y que actuó y actúa de forma expansiva. Y porque no hemos sido capaces de hacer una reflexión sobre el pasado. Porque la transición fue una transición trampa, en ese sentido, ni se debatió, ni se discutió, simplemente se olvidó oficialmente y se pensó que mirar para adelante era más moderno y que integrarnos en Europa conllevaba el bálsamo de Fierabrage, que nos salvaba de todo. Y sin embargo las tumbas siguen hablando, y las injusticias siguen hablando, y los nietos y bisnieto siguen hablando, exigiendo respuesta, y las instituciones españolas no son capaces de darlas. El Estado desde luego que no, con un gobierno represor que está adelantando el período más oscuro de la democracia española, como es el actual, y con una oposición que todavía no exige lo que debiera respecto de la memoria histórica y la verdad.
Estamos empezando a ver algunas iniciativas positivas en Andalucía, donde se está propiciando una ley de memoria más avanzada, o en Navarra, donde también se está haciendo lo propio. El movimiento de la memoria, el movimiento de la verdad, está, curiosamente, tomando fuerza a 78 años de la declaración de la guerra civil española. Pero esa es la fuerza de la memoria, la fuerza de las víctimas, que aunque hayan desaparecido hacen tanto tiempo siguen estando vivas, no solo en la memoria sino en la ley, y desde luego en la exigencia de justicia.