Malestar Brasil
Santiago Gómez – Desde Porto Alegre
Esperemos que el último congreso del PT haya puesto fin a las operaciones de prensa sobre la posibilidad de que el ex presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva se presente como candidato presidencial, tesis que él mismo desestimó desde el inicio. Las permanentes publicaciones de Folha de São Paulo con supuestas declaraciones “en off” de personas cercanas al ex presidente, afirmando que Lula critica internamente a Dilma, generó que la propia ombuswoman del diario denunciara los abusos de fuentes “anónimas”. No se puede negar que la mayoría en Brasil prefiere a Lula presidente. De hecho, en una entrevista que Lula otorgó a blogueros alineados con el gobierno, uno de ellos, al finalizar la charla de tres horas, le expresó el deseo de la mayoría de los presentes de que él fuese el candidato.
Como sucede en Argentina, donde los medios difunden la imagen de Cristina la dura y Néstor el negociador, lo mismo sucede en Brasil entre Lula y Dilma. No hay diferencia alguna en la agenda de los medios: inseguridad, inflación, corrupción y críticas al trasporte público. También están los titulares por linchamientos de ciudadanos sospechados de haber cometido algún ilícito. Por si alguno aún duda de que esto es efecto del discurso que bajan los medios de comunicación, hace dos meses, como en la serie Breaking Bad, acogotaron a un joven contra un poste de luz, con el candado en U de una motocicleta.
Reforma política y del Estado
El gobierno “modelo” del país que los medios argentinos difunden como ideal, está proponiendo una reforma constitucional que posibilite una reforma política, como anunciamos en APU en junio del 2013. La misma tiene tres ejes, que ya hemos detallado en otro artículo: 1) terminar con las candidaturas individuales, e instaurar las tan demonizadas “listas sábanas”, de manera que se pueda votar un proyecto político colectivo y no una candidatura individual; 2) que las campañas sólo se financien con recursos públicos, y así terminar con el financiamiento privado (en el 2008 las empresas financiaron el 86% del total de la campaña electora, en el 2010 el 91% y en el 2012 el 95%) que se expresa no solo la desigualdad de poder de campaña entre distintas fuerzas políticas, sino en la composición del parlamento, donde el 45%¨son empresarios, 27% representan el bloque ruralista, 11% pertenecen al bloque evangélico y sólo 15% son considerados representantes de los trabajadores; por último proponen paridad en la representación de hombres y mujeres en las cámaras.
Para hacerse la idea, el sistema político brasilero toma como modelo el estadounidense: se votan candidatos individuales y cada uno tiene un número “de lista”, propio, como se puede observar aquí. De esta manera, el poder que los medios de comunicación tienen para colocar candidatos es aún más fuerte que en donde se vota lista completa. La representación empresaria así lo demuestra. La cultura del marketing político es la que prima, también utilizada por el PT, que a falta de militancia territorial, organizó unas jornadas de capacitación “para militancia en las redes sociales”, a la que asistieron más de tres mil jóvenes. En sus últimos discursos Lula manifestó que es un problema muy grande que el PT haya abandonado las calles.
La antipolítica
La cultura brasilera fue atravesada de cabo a rabo por el discurso de la antipolítica. La diseminación de una imagen de Estado como teta boba que alimenta a un ejército de vagos que sólo están ahí por vinculaciones políticas, posibilitó que durante el gobierno de Cardoso se llevase adelante la Reforma del Aparato del Estado, ideada por Bresser Pereira, un Alsogaray brasilero, que aún está vigente. (Acá dejamos el documento, recomendamos un antinauseoso para leerlo). De esta manera, sólo se accede al empleo público por concurso (puestos soñados por la mayoría de los brasileros, por los beneficios financieros que tienen a la hora de sacar un crédito) y sólo superan los concursos aquellos que pertenecen a la clase media y media alta, con lo que el interés de clase dentro del Estado es homogéneo. Los pobres que acceden a un puesto público tienen los peores trabajos, con suerte que no sean terciarizados.
La lógica de la administración púbilca brasilera es una lógica empresarial. El modelo gerencial establecido durante los noventa, regó la boca de los funcionarios de términos como “productividad”, “gerenciamiento”, “aumento de costos” y “managment”. Entre las preguntas formuladas en el documento para justificar la reforma del aparato del Estado, estaban las siguientes: “¿El Estado necesita el contingente de funcionarios existente para ejercer sus funciones? ¿Es satisfactoria la calidad y la motivación de los empleados? ¿Se dispone de una política de recursos humanos adecuada?”. Esos mismos cuestionamientos hoy siguen vigentes. Tanto fuera como dentro del aparato estatal y generan muchísimo malestar en la población.
¿Por qué contra la Copa?
Para poder entender por qué hay un porcentaje de la población de la tierra del “jogo bonito” contra la Copa, es necesario sacarse de la cabeza la imagen que en Argentina difunden de Brasil. Este es un país en el que la movilidad social ascendente comenzó sesenta años después que en la Argentina. Recién con Lula el hijo de un obrero pudo llegar a la universidad y a una universidad privada, becado por el Estado, porque acá la universidad pública es para una elite. Sólo van los privilegiados que tuvieron educación privada en la primaria y la secundaria, que les posibilitó pasar el examen de ingreso. Hasta la implementación del Programa Mais Médicos, el cual distribuyó 13.235 médicos por el país, la mayoría de ellos cubanos, más de 700 municipios no tenían ni un solo médico. El Programa benefició a 45, 6 millones de brasileros, más del total de la población argentina.
En un país con tremendas desigualdades sociales, sin disputas territoriales, movimientos emancipatorios, guerras civiles, enfrentamientos religiosos, raciales o étnicos, conflictos de frontera o actos terroristas, fueron contabilizados, según el Mapa de la Violencia 2013, elaborado por el Centro Brasilero de Estudios Latinoamericanos, entre 2008-2011 206.005 víctimas de homicidio; más que el total de los 12 conflictos armados que hubo en el mundo entre 2004-2007, que las víctimas contabilizadas fueron 169.574. Entre esos conflictos están Irak, Afganistan, Colombia, Israel y Palestina. Los miles de millones gastados en la Copa, no dejan muy contenta a la población.
Patrón Fifa
La organización de Copa del Mundo dejó en evidencia que el poder de la FIFA es mayor que el del Estado, de ahí nació la frase que se popularizó por estas tierras “padrão FIFA”. La FIFA pone determinadas exigencias, de acuerdo a su patrón de negocios, y condiciona el accionar del Estado. De esta manera, fueron derrumbados barrios populares para la construcción de las obras para la Copa, se reprimió en nombre de la Copa, y hasta el Gobernador de Rio Grande do Sul, y ex ministro de educación de Lula, Tarso Genro manifestó que si no fuese funcionario estaría en las calles manifestándose contra los “eventuales arbitrios en nombre de la Copa y la invasión de la soberanía”.
En cualquier reclamo social, sea del tipo que sea, se pueden ver carteles “No van a tener Copa”. Nadie tiene dudas de que va a haber manifestaciones en contra, como las hubo durante la Copa dfe las Confederaciones. Esto sumado a que al igual que en todos los países latinoamericanos la corporación policial no responde plenamente al poder político, es una bomba de tiempo. Al ser consultado Lula por los blogueros, en la entrevista mencionada, afirmó que la organización del campeonato se debe a la necesidad de levantarle la autoestima al pueblo y que el mundo conozca Brasil, para constituirlo como destino turístico. Conversando con funcionarios nacionales, todos afirman que la Copa es el mayor desafío político que tiene el gobierno, aunque no dudan del triunfo de Dilma en las elecciones presidenciales.