Empresarios conspirando: las reuniones del "Grupo Argentina Mejor"
Por Nicolás Adet Larcher
En Argentina no es común conocer a ciencia cierta la fortuna de las grandes familias que se colocan en la cima del poder económico, menos todavía conocer qué dialogan o planean por debajo de la mesa. Apellidos como Elsztain, Blaquier, Rocca, Bulgheroni y Eurkenian, son algunos ejemplos de familias con poder en nuestro país. Son la elite, la gran burguesía, la descendencia de una sangre que se transmite a sus hijos para continuar con los negocios. Esa transmisión entre familia, llegó hace más de dos años a ubicar a los hijos de estos grandes empresarios en reuniones secretas para debatir el futuro económico y político de la nación.
La logia secreta GAM (Grupo Argentina Mejor), según relata Revista Crisis, se encuentra integrada por hijos de los apellidos empresariales ya mencionados. Alejandro Elsztain, uno de los integrantes, es hijo de Eduardo Elsztain. De perfil mediático nulo, el empresario prefiere acrecentar su poder sin levantar polvareda a nivel local. Es el símbolo de la oligarquía terrateniente, reconocido a nivel internacional, nombrado en 2005 tesorero del consejo judío mundial, dueño de prácticamente todos los shoppings porteños (Grupo IRSA), accionista del Banco Hipotecario y dueño de grandes porciones de tierra dentro del territorio nacional. En 1989, fue Elsztain el encargado de convencer a George Soros de invertir en Argentina y codo a codo forjaron un imperio económico que se sustenta hasta estos días. Los medios nunca mencionan su nombre, simplemente se refieren al Grupo IRSA.
Junto a Elsztain, se encuentra Carlos Herminio Blaquier, hijo y heredero del grupo Ledesma forjado por Carlos Pedro Blaquier, que se encuentra juzgado por delitos de lesa humanidad. Blaquier hijo es CEO de la empresa azucarera desde diciembre, que también se dedica al rubro de la energía y el papel. Además de esto, Carlos Herminio Blaquier, “Charlie”, es también administrador de negocios rurales que incluye semillas, tierras y cabezas de ganado, con un patrimonio que se aproxima a los 280 millones de pesos según un balance público difundido en 2012 (según el libro "Los Garcas", de Vicente y Hugo Muleiro).
En una lista elaborada por el Banco Central, en base a las corridas cambiarias en 2008 y 2009, figuraban entre los mayores compradores de dólares para desestabilizar al gobierno, gran parte de la familia Blaquier, entre los que se encontraban el propio Carlos, Luis María, Santiago, Ignacio y María Elena. Así lo consignó el periodista Alfredo Zaiat en "Economía a contramano".
Otro de los apellidos incluidos en estas reuniones secretas es el que representa al mayor grupo industrial de Argentina. Los Rocca, dueños de Techint, materializan su presencia a través del sobrino de Paolo Rocca, el joven Ludovico. “Vico”, como se lo conoce, controla una parte esencial de la empresa familiar que incluye la rama constructora y contratista de Techint, que además se está diversificando en petróleo y comunicaciones. Techint es la empresa número uno a nivel mundial en proveer tubos de acero a otras empresas como Exxon, Chevron o Shell. En los años 90, aprovecharon la ola de privatizaciones para apoderarse de la empresa estatal Somisa, referente de la siderúrgica nacional. El grupo Techint supo adaptarse perfectamente a cada gobierno, recibiendo apoyo de personajes como Martínez de Hoz en dictadura o Domingo Cavallo en democracia.
Debates
Debatir el panorama económico a futuro de la nación, incluye ciertas políticas alineadas al discurso político neoliberal de menos intervención estatal y ciertas “facilidades” empresariales. La reunión secreta de GAM podría asimilarse inmediatamente con distintas reuniones similares que se dan alrededor del mundo entre empresarios, ya sean organizadas por el magnate Carlos Slim, o las famosas reuniones del Club Bilderberg auspiciadas por los Rockefeller donde convergen políticos, periodistas y empresarios de todo el mundo una vez al año para diagramar planes a futuro.
La convergencia de empresarios en reuniones secretas siempre fue una constante de la historia argentina. En momentos anteriores, también podían participar miembros de la iglesia y militares para “reorganizar” el destino político del país. En 1946, Perón se encontraba en el poder y mantenía un plan económico distinto al que pretendían imponer las elites económicas nacionales. En ese mismo año, se conforma el Ateneo de la Juventud Democrática Argentina (AJDA) que en palabras de Vicente Muleiro fue “el primero de un nuevo tipo de asociaciones que, según la época, actuarán como francos nidos de conspiración o como grupos de presión o de lobby que se extienden hasta la actualidad”.
En AJDA, el primer titular fue José Alfredo Martínez de Hoz, así como se incluía, entre otros, al ya mencionado Carlos Pedro Blaquier. “AJDA derivará en nuevos clubes, ateneos y peñas, todos golpistas, como el Seminario de Historia Argentina, al que concurrirá el futuro ministro de Justicia y abogado defensor de Videla, Alberto Rodríguez Varela”.
En aquellos años, Blaquier expresaba desde AJDA: “La democracia nos ha llevado a la dictadura”, como modo de justificar el Golpe que luego defendería.
Desde esta concepción secreta, las reuniones confidenciales empresariales para “debatir el futuro” se remontan a tiempos oscuros de nuestra historia, donde siempre por debajo de la mesa se pretendió manejar el poder económico y político. Siempre al margen de las molestas opiniones de mayoría de la sociedad.