EEUU agrede a Venezuela: inadmisible
Por Sebastián Serantes*
No cabe otra consideración a la hora de referirse a la declaración virtual de guerra que el imperio estadounidense ha hecho a la República Bolivariana de Venezuela.
Además de un triste deja vú, el agresivo e injusto gesto de Estados Unidos demuestra, una vez más, que el patio trasero persiste como tópico de interés en la agenda imperial, que el garrote y las fronteras móviles siguen tan vigentes como cuando James Monroe invitaba a considerar a los sudamericanos ciudadanos de segunda, y nos obliga a comprender que poco se podrá hacer sin unidad y organización.
La afronta, empuja reflexionar en masa sobre la madurez de nuestra integración latinoamericana y sobre su capacidad para defenderse como bloque, alertándonos también sobre el tipo de prisión que nos espera ante un hipotético triunfo de las dictaduras colonialistas en la región.
La traición y la distracción
Espera este artículo equivocarse a la hora de anticipar la opinión de ciertos compañeros de las numerosas izquierdas argentinas , teniendo que algunos de ellos podrían considerar (no sin cierta comodidad) que la defensa de la libertad venezolana frente a la amenaza estadounidense representa un apoyo a otra forma de explotación obrera, por lo que, sin culpa o peor aún, sin responsabilidad política alguna, rehusaran enfrentar el tema y cerrando el debate con la antedicha definición de claustro universitario, se abocaran a refutar enfáticamente la última o anteúltima iniciativa del oficialismo en materia fiscal, por citar un ejemplo cualquiera.
Deseamos y creemos, que la decencia y coherencia de tantos compañeros adherentes a esas vertientes, evitará que esta sea la postura que prime en el sector y estimamos que prevalecerá el discurso antiimperialista por sobre las pequeñas rencillas hijas de la miopía que ha caracterizado gran parte de la disputa entre izquierdas a lo largo del siglo pasado y parte del actual.
Con respecto de los medios hegemónicos, y aquí sí abandonamos esperanza alguna, entendemos que la estrategia será de una descarada complicidad, cuando no de la más ominosa omisión. En un hipotético desembarco invasor en las pacíficas costas del país tropical, lo más probable es que en lugar de informar sobre la trágica intromisión, la multipantalla y el show periodístico, estén capitalizados por el dilema relativo al color de la tanga de fulana, el oso panda que baila lambada en youtube, o tal vez (con mayor "rigor" profesional) el enésimo mensaje de texto enviado por un fiscal atrapado en su propio ropero. Todo sazonado por una cohorte de comentaristas dispuestos a ignorar o justificar cualquier baño de sangre y rifar su dignidad restante en cada párrafo por un cachito de protagonismo.
Pero no es para menos, y no debería sorprendernos esta estrategia, cuando la técnica de omitir, se ha practicado con tal énfasis y esfuerzo didáctico en los últimos años, que ha formado duchos maestros de la distracción prestidigitadora del periodismo nacional.
Por último en este dantesco apartado, ubicaremos a los verdaderos traidores del arco opositor, aquellos que habiendo invocado en incontables oportunidades los valores republicanos y democráticos, seguramente decidirán referirse al golpismo colonial norteamericano como un "intervencionismo normalizante" , traicionando con descarada impostura los principios de sus centenarios partidos y exponiendo sin pudor alguno, su servilismo histórico y mental al Nixon de turno.
Sobre estos últimos, queda poco por decir e intuimos que, de llegar este nefasto escenario a nuestra propia Patria, ellos esperarían a cada marine norteamericano con una bandera confederada en una mano y un pavo recién horneado en la otra. Todo esto si es que consiguen pavos importados de Virginia, ya que, como todos sabemos el proteccionismo atroz de la actual gestión nacional llevó a que muchos opositores y opositoras se vean obligados a celebrar el día de acción de gracias con golondrinas bonaerenses y avestruces santafesinas, entre otros géneros avícolas igual de indignos.
Tiempo de definiciones
¿Qué sentido tiene haber repetido hasta el hartazgo el compromiso libertario evocado en nuestras insignias patrias, si cuando la libertad de un pueblo hermano está en peligro nos refugiamos en cómodas excusas de coyuntura?
"Es tiempo de definiciones" sostuvo el presidente Nicolás Maduro, y esa consigna central nos llama a reunirnos frente a los intentos intervencionistas por parte del autodesignado gobierno del mundo. Toda persona educada en los valores de la libertad, la paz, el amor y la igualdad, verá en el ataque norteamericano una inadmisible violación a los principios soberanos y democráticos de un pueblo libre, una intromisión que debe rechazarse desde cada rincón y desde cada posibilidad, ya sea con una marcha, con una bandera, con un gesto diplomático, con la opinión y llegadas las circunstancias con la acción, la vida y la poesía.
Durante una vieja experiencia destinada a generar respuestas habitacionales para los pueblos originarios qom en Chaco, se comprobó que la etnocéntrica distribución espacial de las viviendas construidas no respondía la cultura de ese pueblo. El hecho quedo evidenciado luego de percatarse que sus moradores reformaron radicalmente la utilidad y disposición de los lugares domésticos, convirtiendo el patio en el ingreso a la vivienda y el punto de encuentro de la familia y en ocasiones de todo el clan.
Señalando esto y con el objeto de reencontrarnos con lo pronunciado al comienzo de este breve y necesario posicionamiento, consideramos la agresión norteamericana como una prueba más de que, al igual que en la mencionada experiencia habitacional del norte argentino, el mapa imaginario continental está siendo resignificado por sus moradores, quienes han decidido luchar y transformar aquel olvidado rincón, que antes supo ser un simple patio trasero, en la puerta de la esperanza para los pueblos libres del mundo.
*El autor es profesor de Historia