"Con el acuerdo perdieron Morales, Cobos, Daniel Vila y, sobre todo, Massa"
Por Enrique de la Calle
APU: Usted habló en una entrevista reciente con APU del peso de los caudillos locales del radicalismo. ¿Fueron esas bases los que terminaron inclinando la balanza en la decisión que tomó la UCR de ir junto al PRO?
Ricardo Tasquer: La UCR decidía en Gualeguaychú si se entregaba como partido a una facción opositora o si se fragmentaba para el rapiñaje por parte de Macri y Massa. Decidió por el primero y hay razones que avalan su decisión: encuestas, historia, electorado y oportunidad.
Recordarás que en la anterior entrevista decíamos que en la UCR se verificaba una rebelión de coroneles, los candidatos a gobernador con chances que privilegiaban sus necesidades distritales aún antes de que el Comité Nacional se expidiera. No fueron ellos los que decidieron el destino nacional de la UCR sino que, en la Convención, primaron en cambio los intereses del radicalismo de los grandes distritos: la CABA, la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, allí donde decíamos que iba Macri mientras Massa se dirigía al NOA. Los convencionales de la PBA desoyeron a quien debería ser su referente, Alfonsín, y siguieron a Sanz. Es lógico, de todos modos: los acuerdos distritales se mantendrán pero la UCR contará ahora con una candidatura traccionante y lugares en las listas (razones de supervivencia para la UCR-PBA) y quizás con algún que otro ministerio, de arribar Macri a la presidencia.
APU: ¿Cree que el radicalismo se va a mantener unido detrás de Sánz o vendrá un quiebre en varias partes (un sector k, otro massista)?
RT: Creo que acordaron un nivel importante de organicidad. Es decir, el partido se sometió a la Convención y la acatará. El voto radical nacional (alrededor de un 10%, podríamos decir, siguiendo a Alfonsín en octubre de 2011) es bastante orgánico también, y si Macri se mantiene como el opositor más “útil” tragarán el sapo de votarlo. Si hay desmembramientos, serán minúsculos. Para el caso, no puede hablarse de una gran representatividad a nivel votos de Nito Artaza, que incendió Twitter para consumo del kirchnerismo 2.0, o el ala alfonsinista del partido cuando Storani, Jesús Rodríguez y Nosiglia operaron a favor de Sanz.
APU: Se habló mucho sobre la historia del radicalismo y cómo juega esta decisión. ¿Cree que es una decisión que permite empoderar a la UCR o en cambio lo desdibuja todavía más al cederle protagonismo al macrismo dentro del voto no peronista?
RT: Desde 2001 se puso de moda decir que el radicalismo murió, y sin embargo tuvo a Macri, Massa, Clarín, Techint, Vila y al resto del poder económico a la espera de lo que determinara en Gualeguaychú. La UCR no muere porque existe una cultura radical muy ligada al antiperonismo, una estructura nacional que hace usufructo de ello y tradiciones, también. Pero es cierto que desde la caída de la Alianza no puede encabezar una fórmula presidencial. Tuvo a Alfonsín en 2011 porque la potencialidad de Cristina y el FpV estimulaban la fragmentación y el Acuerdo Cívico y Social de 2009 no tenía entonces razón de ser. El que hacen con Macri es otro ACyS pero volcado hacia la derecha conservadora. El acuerdo UCR-PRO no es más que un sinceramiento radical respecto a su base electoral. Sólo basta fijarse en la CABA dominada por el PRO, cuando la UCR la imaginaba territorio propio luego de la Constituyente del ‘94.
Algo parecido ocurrió con el radicalismo en Tucumán, cuando el bussismo se sirvió de sus votos y dirigentes desde 1989 hasta 2003 (con excepción de 1999).
De todos modos, este acuerdo con el PRO no recupera a la Alianza UCR-Frepaso, como andan diciendo. La Alianza era un proyecto de poder con una construcción de tres años, que ganó las legislativas de 1997 a nivel país. Este acuerdo UCR-Macri es mucho menos: para que fuera la Alianza harían falta ese tiempo, construcción y tener a Massa adentro.
APU: ¿Cómo queda parado Sergio Massa en este contexto? Él también jugó sus fichas al radicalismo, como modo de sumar adhesiones entre los no peronistas.
RT: En el blog decía que ganaron Sanz, Macri, Clarín, Techint y perdieron Morales, Cobos, Massa y Daniel Vila. Pero Sergio Massa es el gran perdedor. Morales, Cano y Cobos perdieron en la Convención, pero aún son los candidatos con chances en sus provincias. Massa apostó a una nueva Concertación Plural (sin el PJ), se vendió como instrumento para el retorno del bipartidismo y los radicales hicieron bien en no creerle: Macri mide más en los distritos grandes y no tendría a sectores del peronismo felicitándolo por teléfono en la noche de un hipotético triunfo.
En realidad, el destino del radicalismo estaba –y estará, es claro– más condicionado por el PRO que por el FR. Macri negó de entrada la posibilidad de acordar con Massa, quien quedó entonces muy desdibujado al quedar expectante del acuerdo. Y sin capacidad para condicionar nada.
APU: Se habló mucho de las garrochas: ¿cree que el massismo puede sufrir un proceso inverso al de 2013 / 2014? Es decir, sectores del peronismo que vuelvan al Frente para la Victoria?
RT: Es posible. Ya algunos lo abandonaron para migrar hacia el PRO. Recuperar parte de lo que se llevó Massa en 2013 es trabajo del FpV hasta agosto. Lo que no puede obviarse es que, como en Brasil, la tercera posición, la ancha avenida, se deshilachó. En nuestra charla anterior decía que el triunfo de Dilma frente a Aécio, luego de que intentaran potenciar a Marina Silva, había asustado a nuestro establishment. Si arribamos a un ballotage entre el FpV y este nuevo ACyRepublicano (sin lo social del FAP, je), no sería apresurado adelantar que muchos votos del FR retornarían al FpV.