A 80 años del nacimiento de FORJA
Por Emmanuel Bonforti*
Que el proceso histórico Argentino en particular y Latinoamérica en general, revelan la existencia de una lucha permanente del pueblo en procura de su Soberanía Popular para la realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América.
(Manifiesto de la fundación de FORJA)
Caminar por la calle Corrientes siempre ha sido uno de los encantos porteños, más para quienes disfrutan de la música, la literatura, el cine y las actividades culturales, este encanto seguramente se agigantaría para aquellos despistados que al doblar por Callao con dirección Corrientes se enterarían que hace ochenta años en un subsuelo de esa misma calle se fundaba la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina más conocida como FORJA, la expresión más avanzada hasta ese momento de entendimiento de la soberanía nacional y popular y lucha por la emancipación.
Aún los diarios se lamentaban por la muerte de Gardel ocurrida cinco días antes, la nostalgia en el plomizo invierno porteño siempre se vuelve más densa, más larga, el país de por sí no atravesaba su mejor momento, la oligarquía y el sistema de dominación imperial se encontraban en crisis y éstas siempre sorprenden mal parados al eslabón más débil, al pueblo. Éste ocupará un lugar central en el proyecto de liberación divulgado por los forjistas.
El 29 de junio se reunieron en el subsuelo apellidos de la talla de Jauretche, Dellepiane, Alvarado, Molasterán, De Mazo, García Mellid, Banfi, Ansó, pero hay dos figuras que en ese momento no debían pasar inadvertidas, el primero era Juan Bautista Fleita ex Ministro de Agricultura y Ganadería del segundo mandato de Hipólito Yrigoyen quien luego del golpe militar se encargó de operar en la Resistencia Radical, y el segundo es Manuel Ortiz Pereyra ejemplo y excepción del Poder Judicial - corporación conocida como nobleza de toga que históricamente dio la espalda al pueblo -, Pereyra presentó la renuncia a sus funciones de fiscal argumentando que no podía actuar contra los civiles o militares que se levantaron contra el levantamiento ilegítimo de Uriburu, en su nota de renuncia Pereyra aduce haber sido un paciente servidor que ingreso rico al Poder Judicial y salió pobre.
La muerte del Zorzal Criollo y el invierno porteño no habrían sido tan duros si el país no hubiera estado atravesando por el período que se conoció como la Década Infame época que terminó siendo de inspiración para los forjistas. Fue el periodista Juan Carlos Torres quien le dio nombre a la década del treinta y en su obra Los Perduellis caracterizaba a la oligarquía gobernante de 1930 de la siguiente manera: "viven en la opulencia, junto a un pueblo abatido por la injusticia". Torres con una semántica que revalorizaba el sentir popular reflejaba la impresión de una época colmada por la injusticia pero también por la esperanza en que ese hombre pueda redimir en algún momento no lejano su angustia y su hambre, de este sentir de injusticia y de esperanza se nutren los actos y manifestaciones de FORJA.
Las figuras más importantes de la matriz de pensamiento nacional y popular consideran que la Década Infame es una bisagra en la historia argentina, para Hernández Arregui fue la época más siniestra de la entrega del país, el reparto del patrimonio consensuado con la oligarquía gobernante permitió que nuestro país se convierta en la colonia más próspera de la Corona británica. Jorge Abelardo Ramos en La Factoría Pampeana en la sección Buenos Aires: año treinta hace gala de una extraordinaria pluma al describir la realidad material de la ciudad puerto "Los ex hombres levantan sus ranchos e lata en Villa Desocupación (...) La moneda era sana pero los hombres estaban enfermos. El Ejército rechaza a miles de jóvenes inaptos. La tuberculosis hace estragos (...). La burguesía degradada; se forma una subclase de desocupados. (...) El bizcocho con grasa es el "plato de la resistencia".
En ese contexto surge FORJA, el punto de partida es la crítica a un sistema de dominación dirigido por la oligarquía y vinculado al imperialismo inglés. A partir de allí, su práctica política está emplazada tanto en la intervención callejera como a la producción editorial. Estas prácticas tiene una serie de pilares que orientan las denuncias de los forjistas, estos pilares son la crítica a la política económica de la oligarquía, al régimen de dominación cultural, a la política internacional y la política interna que se impuso en el radicalismo luego de la muerte de Yrigoyen y la conducción del partido por parte de Alvear.
De acuerdo a lo que comentaba Jauretche, FORJA incorpora a la política una posición nacional, es decir, un modo nacional de ver los problemas del país, esto no significa que la posición nacional sea nueva en la política argentina, en la década del treinta hay una relectura sobre el Ser Nacional, existe toda una discusión sobre lo "nacional", diferentes sectores discuten en torno a esta categoría pero concluyen de acuerdo a lo que dice Jauretche en un idea abstracta de nación, la desligan del componente popular. El mismo Don Arturo en una discusión con un nacionalista le señaló, "El nacionalismo de ustedes se parece al amor del hijo junto a la tumba del padre; el nuestro, se parece al amor del padre junto a la cuna del hijo".
La importancia del porqué hoy después de ochenta años hablemos de FORJA tiene que ver con su innovación y su ruptura con viejas recetas de pensamiento. Para llevar a cabo esta tarea los forjistas debieron desembarazarse del pensamiento colonial que los había formado, ese giro humilde que planteaban los Forjistas les permitía liberarse de viejas ataduras y recetas que moldeaban los pensamientos coloniales y funcionaban como garantes culturales de la dominación británica. El método que opusieron a tal dominación cultural fue la aplicación del sentido común, modo de pensar tan descalificado por la intelligentzia ilustrada, el sentido común les permitió a los forjistas acercarse a los paisanos con un lenguaje cotidiano, desnudando injusticias que las vanidades de los intelectuales de la superestructura cultural no se animaban a exponer.
Esos hombres desencantados por el giro conservador que había dado el radicalismo se refugiaron en una actividad militante y editorial, en sus publicaciones las denuncias se encaminaban a analizar la coyuntura de la Década Infame a partir de la relación existente entre la oligarquía y el imperio inglés. De esta situación se derivaba una relación desigual en términos comerciales que conducía a la miseria a la mayoría de los argentinos y que se sostenía con un aparato jurídico infame que garantizaba los negociados del régimen oligárquico.
Es en los cuadernos de FORJA donde se manifestaba la posición nacional ante la influencia imperial. Los cuadernos se publicaron entre 1936 y 1942 y ahí se puede observar la preocupación por los recursos naturales, por los servicios públicos entregados al imperialismo inglés, la política nacional ante problemas internacionales como el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la relación Argentina con América Latina. En términos económicos, es la pluma de Raúl Scalabrini Ortiz la que se destacaba, evidenciando el rol interventor de Inglaterra en la economía doméstica a partir de 1810 y que se va a consolidar luego de Caseros 1852 y Pavón 1861. La política imperial de la corona británica se orientaba en la exportación de capitales, en la colocación de empréstitos y en la creación de una infraestructura económica dependiente, así los ingleses avanzaban sobre un país maniatado, como dice Scalabrini Ortiz, el autor de El Hombre que está solo y espera no denunciaba únicamente el oprobio del siglo XIX sino que sus acusaciones están orientadas a desnudar el presente de una realidad imperial, a partir de la importancia que tenía en ese momento los recursos naturales sobre todo el petróleo.
Ante la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, los forjistas tendrán una prolífera producción y extensas discusiones con todo el arco intelectual y político tanto de las vertientes de izquierda como de derechas, la proximidad de la Guerra había generado un escenario donde izquierdas y derechas se unían bajo un mismo frente y con un enemigo en común, el Totalitarismo, toda una amenaza en Europa. Ante este contexto europeo, los forjistas van a anteponer las necesidades y las realidades no sólo del argentino común sino también del hombre latinoamericano. Hay una reflexión sostenida hacia la autoafirmación del hombre americano quien debe desprenderse de la filosofía, la cultura y la religión europea. En un comunicado titulado "El deber argentino ante la guerra" los forjistas recuperan la política neutralidad de Yrigoyen y consideran la necesidad de intervenir en un conflicto de carácter interimperial, manifestando la solidaridad con los países afectados por la guerra que al fin y al cabo son víctimas del mismo imperialismo que afecta a las naciones oprimidas como la nuestra.
En la política económica, en la epistemología que se encauzan los problemas culturales y en la política internacional puede verse una nueva manera de abordar la realidad, una joven respuesta ante la dominación que habían permitido los políticos liberales del viejo orden oligárquico. FORJA surgió en principio como una línea radical que recuperaba lo nacional y popular del movimiento encarnado por Yrigoyen ante un escenario adverso a nivel partidario. La rápida dinámica de los sucesos de la década del treinta llevará a FORJA a modificar algunos alineamientos iniciales a nivel interno. Con una mirada puesta en el futuro algunos de sus miembros -entre ellos Arturo Jauretche- habían decidido de a poco desvincularse del radicalismo, el cual había perdido su carácter popular y su significación política había sido cubierta por las expresiones liberales; seguir amarrados al radicalismo expresaba una concepción cristalizada y demodé de la nueva Argentina que se estaba construyendo a principios de 1940. Al convocar a las nuevas generaciones, se estaba pensando en la construcción de un nuevo sujeto, todo período de transformación conlleva implícito la emergencia de nuevos sujetos. Los forjistas dan por finalizada la etapa a finales de 1945, la emergencia del peronismo venía a canalizar las demandas, las denuncias y la posición nacional desde la política y a su vez por primera vez en mucho tiempo pueblo y nación no se encontraban escindidos.
A ochenta años del nacimiento de FORJA es necesario recordar algunas líneas políticas de aquellos hombres que denunciaron al imperialismo, hoy es la lucha contra los fondos buitres, los reclamos por nuestra soberanía en Malvinas, la disputa por nuestros recursos naturales, la batalla cultural contra los medios hegemónicos. En este escenario las enseñanzas de los forjistas aparecen día a día en el horizonte de los hombres que deseamos una patria más justa, más libre y más soberana.
* Historiador.