CFK y el manual de belleza femenina de Mariana Arias
Por Redacción APU
“Cristina Kirchner fue la Presidenta de los argentinos durante dos periodos consecutivos y se retiró del poder muy a su pesar y sin transmitir ni una pizca de amor, sentimiento femenino por excelencia”. Así comienza la nota de Mariana Arias para el diario Perfil. Reproduciendo el estereotipo tan difundido de la sociedad patriarcal: la mujer debe ser amorosa, comprensiva, atenta, entre otros. La figura de mujer- madre. Una mujer sumisa que no se pase de su lugar, el cual se limita a su casa, a su cocina, al sector privado. Y que ni siquiera se le ocurra levantar la voz, eso no es propio de una mujer.
Para Mariana Arias, Cristina no trasmitió amor. Más allá de la falta de lectura política, ya que una presidenta debe ser cuestionada por la falta de trasmisión de políticas nacionales y conducción y no una especie de crítica a una conducción de una organización de autoayuda. Si no trasmitió amor ¿qué trasmitió esa plaza que la despidió el 9 de diciembre? ¿Qué lectura tan acotada y parcializada no comprende que las masas populares se movilicen a despedir a un mandataria en el fin de su mandato sin que esto implique cacerolas, bombos y canticos al estilo “que se vayan todos”, si no es por amor?
Según la periodista, Cristina Fernández de Kirchner no posee los atributos femeninos propios de una mujer, pero tampoco es viable que se preocupe por su imagen, por estar arreglada, vestir bien o tener un peinado apropiado de una mandataria. ¿La crítica básica de una cartera cara seguramente es la misma que Arias realizaría de un ex presidente como Menem y sus Ferraris?. ¿Si una mujer está preocupada por la caridad, debe reflejarse en su simpleza y su cara lavada?
“El tono confrontativo que caracterizó su estilo no es un atributo femenino.” Otra vez el machismo que caracteriza a la concepción de la mujer – basada en características biológicas o físicas de la naturaleza humana en contraposición con la de los hombres- como un ser débil, sumiso, con características maternales que nos retrotraen a la capacidad femenina de la reproducción biológica, y por ende, su función en este mundo. La identidad femenina pasa a generalizarse como un ser de paz y amor. ¿Qué es eso de levantar la voz para generar autoridad?
“Las mujeres tenemos un plus y justamente es la intuición de saber cuándo y cómo transmitir decisiones firmes, sin lastimar inútilmente. Buscamos unir a la familia, tratamos de no pelear si no es necesario, de callar cuando lo amerita”. Callar cuando lo amerita. ¿Quién lo amerita? ¿Quién es ese otro que reglamenta lo que corresponde y lo que no de una mujer en el espacio público? El rol de la mujer como pasiva es una construcción machista dentro de la sociedad patriarcal que nos ha sublevado durante milenios a ocupar puestos menores por debajo de los hombres. La construcción de la autoridad no pasa por levantar la voz y creo que la ex presidenta Fernández de Kirchner ha tenido herramientas y actitudes que han traducido de la autoridad que significa gobernar un país.
Hay algo en lo que Mariana no se equivoca. El menosprecio y la subestimación de la mujer en la política es un tema de género. Los patrones de lo que implica ser femenina, aquellos que nos dicen cómo ser mujer, características totalmente estigmatizadoras que buscan encasillarnos en un estereotipo, son aquellos que nos retrasan en las discusiones de género que implican los lugares impuestos por siglos a la mujer, lugar de subordinación en comparación al hombre, totalmente enmascarado por la concepción machista. El discurso patriarcal no es solo de los hombres. Algunas mujeres, como Mariana, han sabido apropiárselo de gran manera, siendo reproducido como propios y totalmente naturalizados, sintiéndose con el derecho de proclamar y juzgar como debe ser la mujer y como no.
¿Quién puede decir que es ser una mujer o como debe serlo? Si cada una de ellas es un mundo, un universo, una galaxia de características que las diferencian como seres humanos.
La nota de opinión de Mariana Arias sobre la falta de atributos femeninos de Cristina, confluye en una crítica política sobre la gestión de las instituciones y programas del gobierno de la misma, crítica que expone hechos políticamente conocidos a los cuales no argumenta con demasiada profundidad. La falsa e hipócrita autocrítica que realiza Arias como cierre de su nota de opinión, nos deja en claro que esta crítica tiene la falta de autocrítica que tanto condena.
Las mujeres no buscamos una líder ni una representante o modelo a seguir del género femenino. Buscamos igualdad y derechos. Y fueron estos últimos tres gobiernos quienes más han avanzado en ese sentido.