Recomendación de amigo: Trumbo
Por Santiago Gómez – desde Florianópolis
El anuncio de López Murphy de arancelar la universidad pública a comienzos del 2001 sacó a miles de estudiantes a las calles, entre los que me encontraba. Mi comienzo en la militancia partidaria me posibilitó conocer a Franco, un gran amigo, a quien le debo mi ingreso al primer taller literario del que participé y mucho de lo realmente valioso que he leído. Al taller no llevábamos escritos propios, sino que nos juntábamos todos los sábados a leernos cuentos en la casa de una compañera de Franco de la carrera de sociología, que vivía en un departamento del barrio de La Boca, a dos cuadras del Riachuelo, desde el que se veía el puente, el agua sucia y La Bombonera. El taller lo hacíamos nosotros tres y una regla: estaba prohibido leer Borges. Aunque la ley que nos regía tenía solo sentido ahí dentro, para mí no era problema porque jamás lo había leído. Pero un sábado Franco llevó una novela: Johnny cogió su fusíl, de Dalton Trumbo.
Jamás había escuchado del libro, ni de su autor, como el de la mayoría de los buenos escritores. Recuerdo muy bien que ese sábado comenzó leyendo Julia, le siguió Franco y cuando terminó el capítulo que había escogido, yo preferí no leer el cuento que había llevado y seguir con la novela, pero Franco propuso que hiciera las dos cosas. Recuerdo que leí “Conejo” de Abelardo Castillo, que me tenía fascinado, y a quien también descubrí por mi amigo. Después del cuento leí un capítulo y propuse que siguiéramos con otro. Fue tanto lo que nos atrapó la historia que lo leí hasta el final, fue más de la mitad del libro. Me acuerdo muy bien de ese día porque fue la primera vez que nos quedamos en lo de Julia hasta la cena, siempre terminábamos cerca de las seis de la tarde.
Johnny got his gun fue traducido por Rodolfo Walsh como Johnny fue a la guerra. La versión que Franco llevó la había comprado en la librería “Los cachorros” del Parque Centenario. “Siempre revisá en la mesa del medio que el dueño me dijo que le gusta dejar joyas para quienes disfrutan de buscar tesoros”, me recomendó. En ese libro Trumbo cuenta la historia de un estadounidense que vuelve de la guerra mutilado, ciego, mudo, sin orejas, si la memoria no me falla, y que no puede emitir señal alguna de que está consciente, por lo que los profesionales en el hospital creen que está en coma, que no hay nada para hacer, piensan en desconectarlo, hasta que él consigue comunicarse a través de unos golpes que hace con el cuerpo que una enfermera logra descifrar y le cuenta su historia. Es una bella historia antibélica.
Cuando Quique comentó en el grupo de la Agencia que la película le había gustado y que la vio en internet, la fui a buscar para ver si valía la pena recomendarla este domingo. Desconocía absolutamente todo sobre Trumbo salvo el libro que les mencioné. La historia de las listas negras en los Estados Unidos, en las que incluían a los artistas señalados como comunistas, época que acunó el termino “macartismo”, alguna vez la había escuchado, pero no sabía que Dalton Trumbo fue uno de los nombres que engrosaban las mismas, ni de su pluma detrás de algunas películas que había visto. Claro, su nombre no aparecía en los créditos.
Parece que algo está pasando en los Estados Unidos y de lo que no nos llegan muchas noticias. Tras las revelaciones hechas por Julian Assange y Edward Snowden, son varias las producciones audiovisuales en las que se aborda el aparato represivo del Estado y las técnicas de propagación de ideas llevadas adelante desde los medios de comunicación. En Trumbo, que comienza en los Estados Unidos de finales de los años 40, el gobierno, los anticomunistas, alertan a la población sobre el peligro del poder de propagación de la industria cinematográfica. Para quienes les interese este tema, pueden buscar la historia de los miembros del Departamento de Defensa que estuvieron detrás de algunos de los principales estudios cinematográficos de Hollywood después de la segunda gran guerra o ver también la serie Mad Men.
La película comienza contando que durante la gran crisis del 30 en los Estados Unidos muchos de sus ciudadanos se afiliaron al Partido Comunista, muchos más lo hicieron cuando los estadounidenses se aliaron con los rusos contra la Alemania nazi, entre los que estuvo Dalton Trumbo, que se afilió al PC en 1943. Las consecuencias de la persecución de escritores por su ideología, la confección de las listas negras, el aparato mediático destinado a la persecución y estigmatización de figuras públicas por su manera de pensar lleva unos cuantos años, y sabemos que aún los métodos se repiten.
Disfruten de esta película, protagonizada por el químico de Breaking Bad, que pueden ver haciendo un simple click acá