Declarada en rebeldía o la infamia de pegarle a las viejas
Las palabras nacen como una reverberación de las miles de voces que escuché hoy, de los miles de intentos de explicación al absurdo que surgían mientras nos transformábamos en una columna abigarrada que encapsuló a la Madres para protegerlas. Hoy, por primera vez en muchos años, se sintió que se estaba en la calle en un escenario de conflicto en el que el poder de coerción estaba en manos de unos seres vengativos y con ganas de lidiar.
Un juez ignoto, del que solo se sabrá el nombre a causa de su asociación con el tema que nos convoca, la persecución a Hebe de Bonafini, una mujer que entregó más de la mitad de su vida, no solo a buscar a sus hijos, secuestrados por el Estado, sino a transformar la lucha de todas esas mujeres en hecho político inédito y en la invención, a través de la praxis, de una categoría revolucionaria: la maternidad socializada; un concepto superador que funde el afecto filial burgués tradicional en un amor rayano con lo divino: Todos son nuestros hijos [1]. Y en esa afirmación radica el primer potenciador de lo que luego serían las Madres. Imagínense un amor de madre que reivindica a sus hijos, a sus luchas, a sus ideales, pero luego también a cualquiera que anduviese por ahí defendiendo a un oprimido; cualquiera que luchase contra una injusticia, automáticamente se transformaría en hija o hijo de esos seres de roble, con una fortaleza a prueba de torpes y malditos.
Cómo decía, un juez, el juez federal Marcelo Martínez di Giorgi, le niega la salida del país a Hebe, la cita a declarar –pudiendo tranquilamente tomarle declaración, por cuestiones de edad y salud, en su domicilio-, y al no asistir y en cambio enviarle una carta muy certera, la declara en rebeldía. Y aquí es cuando comienzan a resonar todas las voces e hipótesis que se tiraron durante esa caparazón de militantes que se abroqueló sobre las Madres.
La primera que me viene a la mente fue la reflexión de Sabri, compañera estudiante de Trabajo Social en la Universidad de las Madres [2], palabra más, palabra menos, decía que cómo iba a venir un juez a declarar a Hebe en rebeldía, si Hebe había nacido rebelde; y fue rebelde con la dictadura más sangrienta de Argentina, fue rebelde contra el establishment político que la ignoró durante mucho tiempo, fue rebelde contra la CONADEP y contra el juicio realizado solo a los jerarcas, fue rebelde cuando durante el gobierno de Alfonsín se sancionaron las leyes de Obediencia debida y punto final, fue rebelde con Menem, el indultador de genocidas y, parece que se nos hubiese olvidado, hambreador del pueblo argentino, fue rebelde contra De la Rua, y ya mayores, bancaron a los caballos de la montada en 2001 como siempre, con el cuerpo y el alma. Entonces, ¿qué cree descubrir ese juez, declarando rebelde a Hebe?
Por otro lado, escuché a Vero, compañera del Partido Solidario, que alegaba que cada vez que al gobierno se le venía la noche con algún tema, sacaban a relucir un fantasma mediático judicial que tiene menos consistencia que un ectoplasma. Justo hoy, que se sabía que había un freno judicial no solo para el gas, sino para el aumento de las tarifas de luz en todo el país, y que además se venía un nuevo ruidazo en todo el país contra los tarifazos, desvían la atención con la citación. Está claro que la batalla cultural por la instalación del tarifazo la perdieron, ahora dependen del poder judicial y su funcionalidad para con el poder real. Distraen, claro, pero olvidan que el pueblo no come vidrio, y si encima, cuando quiere comer comida se la quitan de la boca, las bestias están azuzando de manera escandalosa a las masas, y eso es, de mínima, un acto de irresponsabilidad.
Claro que esa afirmación de la compañera disparó otra mirada, esta vez de Diego, del Frente de Estudiantes del IunMa, y que tiene que ver con la búsqueda constante de instalar el conflicto ante la opinión pública como promovido por el otro. Históricamente, el poder oligárquico, por definición en muy pocas manos, trato de granjearse la simpatía de las mayorías ciudadanas criminalizando al opositor político a través de sus herramientas de dominación, sus dispositivos de poder; así, el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Posadas, llamó bandido a Artigas; Sarmiento llamó bárbaro al Chacho, y Mitre le declaró la guerra de policía; y cómo vagos y mal entretenidos se trató a los gauchos que se negaban a ser explotados por los terratenientes que a sangre y fuego se hicieron con la pampa húmeda durante el roquismo; y de delincuentes se trató a los militantes sociales de principio de siglo, y dictaron una ley de residencia para expulsar al ácrata, al anarquista y a todo aquel que se rebelara contra la explotación de entre diez y catorce horas de trabajos, de lunes a lunes, que pesaba sobre hombres, mujeres y niños; y de ladrones, vagos y atorrantes tildaron a los peronistas que encabezaron la resistencia, y de subversivos a los luchadores de los setenta, y ahora, con una constitución obsoleta en la mano, nos tildarán de poco afectos a la ley, y nos van a criminalizar y judicializar para no tener que discutir ideas, para no tener que hacer política. La política en manos de los jueces a través de la sanción y la punición sin mucho esmero jurídico; y el manejo de la cosa pública a través de la gestión empresarial del Estado.
Mientras pensaba junto a compañeras y compañeros sobre los motivos de lo que nosotros consideramos un atropello y los relatores de TN una terquedad inusitada, caíamos en la cuenta que lo que cambia es la percepción sobre lo que es –o debe ser- la justicia y qué implica que tenga los ojos vendados. Para los relatores oficiales del gobierno, todo el mundo, incluso la “señora Hebe de Bonafini”, se tiene que ajustar a derecho, y, aclaraba algún periodista con menos sensibilidad histórica que la revista TV Guía, hasta Cristina fue a declarar cuando se lo ordenó un juez. Lo que no pueden ver esos voceros del ámbar doloroso, es que no es que Hebe no debe ajustarse a derecho, sino que el Derecho tiene que tener la virtud jurídica de incorporar a su concepción del mundo la idea de que trata con humanos y no con expedientes, y que Hebe no es cualquier persona. Como bien decía en su carta, fue una mujer a la que el Estado le secuestro y despareció a dos hijos, y que sin rencor, y solo con el amor como arquitecto, modificó las formas del quehacer político y los alcances de los proyectos colectivos. En función de eso y su edad, el poder judicial debería tener la capacidad y la grandeza de, manteniendo el estado de derecho, no tener que incurrir en mandar a detener por la fuerza, con cincuenta policías, a una mujer de casi 90 años que camina con bastón.
Pero algo que no debemos perder de vista -más allá de todas las hipótesis que tiremos sobre la pertinencia o no de citarla un jueves (día de plaza inamovible desde hace 39 años), de la maniobra política o mediática para tapar la torpeza en el desmanejo de la economía y en la predilección por transferir recursos hacia los sectores oligárquico de la economía en detrimento de los sectores populares- es que lo que a este gobierno le permite avanzar de esta forma sobre un símbolo histórico viviente y activo como Hebe –jamás un museo en movimiento, siempre rebelde y revolucionaria- es su fe en la teoría de los dos demonios, teoría nefanda y perimida que buscan instalar para exculpar a los mismos que ahora dan las caras desde los escritorios del gobierno, a aquellos que se enriquecieron como nunca antes -hasta ahora- con la dictadura cívico-militar-eclesiástica-mediática que asoló al país entre marzo del 76 y diciembre del 83.
Supongamos que a Hebe no la bancan cientos de personas, y supongamos que mantiene su posición y se niega a moverse de su lugar, ¿Cuál sería el verdadero acto por el cual se manifiesta la justicia?, ¿llevarla a palazos en el lomo y tomándola cada verdugo policial por cada uno de sus miembros y llevándola arrastrando hasta su señoría? La única manera de entender cabalmente la operación en la construcción de sentido que intenta la alianza Cambiemos, es comprender que para la tribuna que el otro día coreaba “sí se puede” en la Rural, acá en la Argentina se vivió una guerra entre dos bandos en igualdad de condiciones, y por supuesto, ellos son partidarios de uno de esos dos bandos. Entonces, si el genocida reo de lesa humanidad de Videla murió en una cárcel común, vaya a saber pensando qué, sentado en un inodoro, bien puede Hebe, madre parida por sus hijos subversivos, pasar sus últimos días a la sombra, llevada hacia la penumbra por su antagonista, el vencedor, aquel elegido que viene a zanjar una grieta entre los argentinos y a poner las cosas en su lugar de una vez por todas.
Que nos quede claro para no permitirlo: no solamente quieren llevar en cana a una Madre de Plaza de Mayo de casi 90 años, razón por la cual ya vale la pena luchar, sino que están creyendo que de una vez por todas vienen a poner los puntos sobre la íes, vienen a que nunca más les digamos Nunca Más, a que no nos creamos con derecho al trabajo digno, a que no nos creamos sujetos políticos que pueden ser parte de la historia, a que no nos acostumbremos a viajar, a comer carne tres veces por semana, a tener derecho a alimentación, salud y educación pública y de calidad, que no nos creamos que el orden de las cosas no tiene porqué ser estático, viene a que dejemos de ser un poco una nación de ciudadanos para ser un parque de consumo con clientes. Pero para hacer todo eso, primero tienen que instalar un relato que los legitime, y en ese relato Hebe, mejor que nadie, debe ser encarcelada; y eso, compañeras y compañeros, no lo podemos permitir.
1 - Recomendable Todos son mis hijos, película que acaba de estrenase dirigida por Ricardo Soto Uribe, integrante del área audiovisual de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
2 - Hoy IunMa, Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos Madres de Plaza de Mayo, creado por ley y hoy en lucha por que se cumpla la ley y se le otorgue al Instituto un edificio donde pueda dictar clases como corresponde y como lo dice la ley N° 26.995 de 2010.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)