El Caso López: ausencias de una herencia
Su nombre volvió a estar en todas las portadas. Luego de tanto olvido, J. López era una vez más noticia, y volvía a interpelar con una fuerza arrasadora al kirchnerismo. Pero esta vez no era él, Jorge Julio, sino otro, tan parecido en el nombre y tan distante en la realidad: José.
Parecía una mueca siniestra de la suerte que retorne ese nombre no dicho, a provocar un descalabro en las filas de quien fuera oficialismo cuando volvió a desaparecer Jorge Julio López. No tardó nada la revista Barcelona en encontrar esa veta humorística que el nuevo caso imponía: “Desapareció López. Julio, no José”, titularon.
Hoy que éste López ya no está tan presente en las pantallas (algo que demuestra los apresuramientos de algunos propios por saltar del barco y de muchos ajenos por decretarlo hundido), volverá a aparecer él, Jorge Julio. Se cumplirán en algunos días 10 años de su desaparición.
Y es esa, sí, una pesada herencia que ha dejado el kirchnerismo. Una que pocos le recriminan, parece, sin desmerecer con esto las históricas movilizaciones que año a año han reclamado por su Memoria, su Verdad, y su Justicia. Pero es claro que no ha podido ser transformado en un reclamo social fuerte, poderoso, de esos que parecen inclinar la balanza definitivamente. Como algunos quisieron imponer, y otros tantos se prestaron a creer, sería el caso del otro López, el corrupto. Esa sí es una palabra fuerte: corrupción. Nos marca, parece, un antes y un después. Pero, ¿cómo no lo es López? ¿Cómo su ausencia no nos interpela con mayor fragor?
Así como Néstor pidió disculpas en nombre del Estado por el genocidio organizado y perpetrado por la última dictadura cívico-militar, no fueron similares las palabras para el “compañero López”. Fue en 2007 cuando lo nombró: “quiero mencionar el nombre del compañero López, porque allí está la amenaza, allí está el terror, allí están ellos. A López no se lo llevaron dos o tres distraídos, a López se lo llevaron los de siempre y lo tenemos que encontrar vivo, por los argentinos, por todos nosotros y por su familia”. Fue su último 24 de marzo como Presidente, y este reclamo quedo adeudado en el tiempo. No así la enunciación de la amenaza, permanente. Y su transmutación, en esta festividad de globos coloridos.
Luego no aparecería en los discursos presidenciales. Hay sí una declaración de Cristina antes de ser Presidenta, cuando ante la pregunta indicó que “la desaparición de Jorge Julio López va más allá del mensaje mafioso a los testigos en los juicios por violaciones a los derechos humanos, porque pone a toda la sociedad bajo libertad vigilada. (…) Impone a toda la sociedad una reflexión, sobre todo a los que decían que los juicios por violaciones a los derechos humanos era sólo remover el pasado. La desaparición terrible de Jorge Julio López lo que demuestra, y con mucha fuerza, es justamente lo contrario: la necesidad del juzgamiento”.
Palabras no repetidas en ningún otro 24 de marzo, o 18 de septiembre. Una ausencia dolorosa, en nosotros, y en nuestro discurso. Y en la búsqueda infecunda, irresoluble. Ahora, otro López ganó momentáneamente las pantallas, y muchos se santiguaron cual si estuvieran ante la peste, y buscaron el agua bendita de la ficción neoliberal. Hoy comienzan a dudar cuando la inflación, los tarifazos y el creciente desempleo han borrado de las “preocupaciones” de los electores al caso López. Éste caso, claro, el mismo que nos dicen es imposible de ignorar, ocultar, desaparecer.
¿Y a qué viene esta voluntad de discutir las no menciones? ¿A qué suma en estos diez años? ¿Lo dijimos acaso antes? Pocos fueron, y debemos excusarnos por eso. Por creer que no era tiempo para focalizar allí, sino más bien en su ausencia y la necesidad de su búsqueda. Aún hoy lo creemos, pero la distancia del Estado nos permite (nos obliga a) repensarnos. Para con más fuerza exigir por Jorge Julio López éste 18, como siempre hicimos. Un desaparecido en democracia, una dolorosa herencia que no pudimos subsanar. 10 años sin él. ¿Dónde está Jorge Julio López?
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)