Armas periodísticas para fines nefastos
Por Leo Vázquez*
#juicioéticoalaprensacómplice
Con el objetivo de continuar imputando cargos a la prensa hegemónica de nuestro país, en la causa que se le sigue en los tribunales de la Historia por colaborar con los crímenes de la dictadura, se realizó en el Centro Cultural de la Cooperación un debate con tres de los testigos mejor calificados y que más pruebas han aportado a la querella de la Democracia en contra de los propagandistas, justificólogos e impulsores del terrorismo de estado, en tanto comunicadores y empresas.
En ese contexto, emergieron como principal preocupación los errores cometidos desde los medios del 'campo popular' y la falta de capacidad de aprender de las enormes virtudes y el gran manejo de algunas herramientas que tienen los cárteles de medios del poder dominante.
Eduardo Blaustein (1) escribió en 1998 “Decíamos Ayer”, una especie de Biblia sobre la participación de la prensa en la dictadura. El periodista y escritor cuenta que en una de las entrevistas realizadas, el recientemente fallecido Rogelio García Luppo, (“…un prócer absoluto, que trabajo para Clarín sin jamás perder la dignidad...”) advertía que “...40 años son suficiente para fundar una ideología...” refiriéndose al caso Clarín. Tomando esa máxima de uno de los grandes referentes del oficio de las verdades, sumada a la fulminante mutación de la que ha sido víctima la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, estamos en condiciones de concluir que la batalla por desenmascarar los verdaderos intereses de las compañías que trafican las noticias y los roles sangrientos y determinantes que han jugado en los momentos más difíciles de nuestra historia reciente, todavía está lejos de convertirse en un triunfo para las mayorías.
#aciertosyerrores
Blaustein apunta y abre fuego directamente a esa discusión, dejando atrás un terreno que ya ha caminado durante muchos años y que genera algo que él define como indignación fácil: las mega operaciones mediáticas de los monopolios para privilegiar sus propios intereses (económicos, políticos, de clase…) “…la pregunta que yo trato de plantear a menudo buscando que discutamos mejor estos temas, las preguntas que hay que hacerse para persuadir mejor a aquellos a los que se quiere apelar a la hora del voto y la construcción política, son ¿cómo se hace para fundar una ideología?; ¿qué hay que respetar en ese adversario cultural, político y mediático?; ¿qué errores se cometen en el propio campo?...”
La respuesta más contundente a esta última pregunta surge de una anécdota tan ridícula como alarmante que recuerda Ari Lijalad (2). El periodista, realizador de la serie televisiva “Clarín, un invento argentino” cuenta que fue invitado a uno de los ECA (Encuentro de Comunicación Audiovisual, que el Instituto Nacional de Cine y el Ministerio de Cultura organizaron durante los últimos años del kirchnerismo en todo el país) y en una de las actividades estaba programada una charla de Marcos Cytrynblum, jefe de redacción de Clarín desde 1975, durante la dictadura y hasta 1990. Dice Lijalad “…ese encuentro cuya premisa era la pluralidad, la diversidad, para que haya más voces, mayor libertad de expresión, etc., iba a tener como expositor a la persona que periodísticamente pensó y ejecutó las ordenes que tenía de la empresa durante toda la dictadura. Cytrymblum es tanto el autor de la tapa –NUEVO GOBIERNO- (Clarín 25/3/1976) (imagen 1), como el autor de la tapa –LLEGAMOS- (Clarín 30/10/1983) (imagen 2); es el autor de la construcción periodística de Clarín de toda la dictadura…”
Un ayudamemoria de Lijalad a los organizadores de aquella jornada sirvió para que el invitado fuera desafectado de su compromiso con el panel del día!
Blaunstein también recuerda durante la charla aquella histórica tapa del diario Noble. “… en Años de Rabia (su libro de 2013) me animé a plantear los límites de la comunicación kirchnerista y por otro lado rescataba de qué modo Clarín se las había ingeniado con muchísima inteligencia, con un modelo que tampoco es tan original, es un modelo a la yankee, de ´catch all´, de agarrar todos los públicos posibles, para ganar audiencias incluso haciendo anti-política. Es una cosa muy vieja en la historia del periodismo, aunque el periodismo nació como periodismo de doctrina, militante...Mariano Moreno, Sarmiento, Bartolomé Mitre, Benjamin Flanklin, todos fueron prodigiosos cuadros militantes, los fundadores del periodismo liberal. En ese libro doy algunos ejemplos de cómo Clarín se tomó ese trabajo. Por lo menos el Clarín hasta Cristina (Fernández), después el grupo perdió la brújula en función de las necesidades de sus negocios e hizo de su anti-kirchnerismo una cuestión comercial, brutal y odiosa. Clarín siempre se había destacado, aún en la dictadura, por tener las antenas bien instaladas, sea por intuición o por métodos científicos, (encuestas, focus group, etc) siempre supo percibir cual era el estado de ánimo social, por lo menos en las clases medias. Por algo Clarín, cuando termina la dictadura, el día de las elecciones, célebremente encabeza su portada con un título catástrofe que decía: LLEGAMOS!
(el significado implícito es) Ustedes y Nosotros LLEGAMOS, esa cosa de generar lazos de complicidad…”
Otra de las voces autorizadas (una de las más) para señalar la importancia que la dictadura le atribuyo a la comunicación y de ahí su relación con los medios, es Miriam Lewin (3), que estuvo secuestrada en los centros clandestinos de la dictadura, hizo “periodismo” para los torturadores de la ESMA, después escribió un par de libros sobre la época, y realizó investigaciones de altísimo impacto sobre distintas temáticas para medios del Grupo Clarín. En este punto Lewin le da F5 a la discusión y la pone al máximo de su actualización posible: “…Clarín más allá de su ideología defiende sus negocios, por eso creo que si entra Ted Turner a la Argentina y compra Telefe y obtiene parte del fútbol, parte del coto de caza de este gran grupo económico que se llama Clarín, el Grupo se va a hacer anti-macrista, o sea que ahí no hay una ideología, hay un ansia de acumular poder económico y hacer buenos negocios. Cuando el poder político se enfrenta a los negocios de Clarín, Clarín se pasa de bando, los vamos a tener de nuestro lado rápidamente...” bromea, y lamenta “…estamos entre la espada y la pared, el problema es que no se pudo ejecutar lo que planteaba la Ley de Medios porque si no, no estaríamos en esta situación…”
Blaunstein profundiza en la idea de que uno de los grandes aciertos del monopolio de Magneto es apuntar a sumar públicos de todos los sectores (sociales, políticos, ideológicos, religiosos, etc.). En esa dirección destaca que “…uno de los gruesos errores de la comunicación kirchnerista es dirigirse a la propia tropa…” y enumera a modo de manual de uso (lamentablemente sin garantía de satisfacción) algunos ejemplos para atender: “…supónganse Clarín de los 90, denunciando corrupción. Piensen en Telenoche Investiga, los episodios dedicados a la pérdida de tierras por extranjeros en el sur. Fue un diario que hacia buenos laburos, más allá de la ideología, insisto, hay que aprender de algunas de las destrezas del adversario, para ganar en consensos. Incluso en términos generales, la comunicación kirchnerista puteando a los caceroleros y hoy en día insultando al macrismo, no vamos a persuadir a nadie con esa agresividad […] se hicieron cosas maravillosas (Canal Encuentro, el incremento de la producción cinematográfica, etc). Hubo mucho coraje y poca apertura, poca capacidad de escucha de la sociedad, cosa que, insisto, el Clarín del primer kirchnerismo SÍ tuvo...para fines non sanctos, pero sí supo hacerlo…”
Lijalad amplía el listado: “…Clarín ha hecho cosas muy bien para lavar su propia imagen, como grandes investigaciones sobre lo que sucedió en la dictadura de la que ellos mismos fueron parte. Una es “Anatomía de un Golpe”, los papeles de la embajada (1998). En Clarín se publicaron buena parte de los documentos de la embajada norteamericana, en el suplemento Zona, en el cual estaban María Seoane, (Alberto) Amato, (Vicente) Muleiro... donde mostraron como el gobierno de Estados Unidos tenía pleno conocimiento, apoyo y empuje del golpe, y eso se publicó en Clarín, entre otras…” (4)
Sobre la década del 90 vale la caracterización que Blaustein ensaya durante la charla: “…un gran malentendido político-cultural, por el cual el periodismo paso a representar a la sociedad, porque la política se perdía…por algo el periodismo gana esa batalla y la sigue ganando, por eso la importancia de discutir a los medios y contra los medios…y de aprender de los medios…”
#nosonunjuego
La importancia que el monopolio le da a los deportes no nació con el intento del gobierno anterior de arrancarle los privilegios de la televisación del fútbol; y los eventos deportivos son una presa importante para el Grupo no solo por la posibilidad de generar formidables negocios, sino por la enorme capacidad de penetración cultural que poseen, a pesar de la sostenida campaña de los últimos años en contra de la utilización política que el kirchnerismo hizo de las transmisiones deportivas “…en el Clarín de esa época (1976-1983) van a ver un montón de deportes. Cuenta Pablo Llonto, que en ese momento era un joven redactor de Clarín, que le tocó ir a cubrir la llegada de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) en 1979, junto con otro gran periodista que era Oscar Raúl Cardozo, y que Cardozo llegó a los gritos porque en Clarín se estaba cubriendo la llegada de Maradona con la Selección Juvenil con mayor relevancia que la visita de la CIDH […] además en julio de ese mismo año, se organizó un homenaje a los ganadores del mundial 78, al año del triunfo, y se realizó un partido que lo organizaron Clarín con la dictadura. En las imágenes de archivo se ve la cancha de River y en el tablero electrónico se lee Clarín, y la famosa foto de Ernestina, Videla y Grondona (imagen 3), entregándoles la copa del encuentro a un holandés. Hubo un gran despliegue del diario de varias páginas, sobre ese partido en el cual jugó Maradona y metió un gol…” recuerda Ari Lijalad.
#juicioycastigo
Sobre la responsabilidad de los medios y los “periodistas” en crímenes del terrorismo de estado, Lijalad (que encabezó el equipo de investigaciones de la Radio Pública) destaca el caso del empresario procesado Vicente Massot, dueño del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, que funcionó como house organ de la junta militar, desde mucho antes del golpe y hasta la actualidad. “…en una de las resoluciones judiciales, los jueces obligan al diario de la familia Massott, a que publique el fallo, como una forma de reparación por las operaciones para hacer tolerable los delitos de lesa humanidad y haber sido parte del dispositivo comunicacional de la dictadura. Es maravilloso! Imagínense si algún día la causa Papel Prensa llegara a algún lugar, y los jueces (que no investigan porque no se les canta), obligaran a Clarín, a la Razón y la Nación a publicar la sentencia de esa causa, sería genial!!...”
#críticaconstructiva
“…Sabatella el día que asumió en AFSCA dio de baja los 220 concursos para canales de media y baja potencia, para que existieran 220 alternativas más, que no fueran TN, C5N y todo lo que ya conocemos […] hoy no tenemos donde decir las cosas, no solo por los empresarios que han recibido millones y han vaciado medios, mucho de lo que se podía generar no se hizo, y si algún día logramos construir una nueva Ley de Medios, romper el monopolio comunicacional, son cosas que no pueden volver a pasar...” (Lijalad)
#fundarunaideología
Como conclusión de cierre vaya una frase de Eduardo Blaustein sobre la relación entre la prensa canalla y el terrorismo de estado: “…todavía indigna y todavía duele, porque los efectos culturales de ese periodo aún los estamos viendo y discutiendo...”
(1) Su último libro es la novela “El Pichi, o la revolución de los frágiles” (editorial Marea, 2016). La historia de un joven referenciado con las últimas generaciones de militantes “setentistas” formado en el exilio. “Absolutamente alejada de la épica y el panfleto, con un humor que tiene algo de desesperado, Blaustein escribe la gran novela de su generación. La posible biografía de quienes integraron el último pelotón de los setentistas, los “soldados” más tiernos, acaso los más frágiles: los pichis”
(2) Es el compilador del libro “Macri Lo Hizo; El impacto de las primeras medidas de gobierno” (Ediciones Continente, 2016) en el que escriben Alfredo Zaiat, Graciana Peñafort, Roberto Carlés, Cristina Caamaño, Pablo Llonto, Stella Calloni y Eugenio Zaffaroni entre otros. Además se lo puede escuchar en Radio del Plata AM 1030, de lunes a viernes de 21 a 23 hs. en el programa de Roberto Caballero, “Caballero Nocturno”
(3) En 2016 publicó "Iosi. El espía arrepentido" (Sudamericana), junto a Horacio Lutzky; es la historia del policía infiltrado en la comunidad judía argentina y en la AMIA. En 2014 publico junto a Olga Wornat “Putas y Guerrilleras” (Editorial Planeta), sobre los crímenes sexuales en los centros clandestinos de la dictadura.
Actualmente trabaja en la web del canal de noticias TN.
(4) Otro ejemplo es “Operativo Claridad” informe con documentación exclusiva sobre la represión a los sectores culturales y educativos entre 1976 y 1983, publicado en Clarín el 24 de marzo de 1996.
* Periodista, investigador del Departamento de Comunicación del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”