Brasil: ¿Época de cambios? golpe parlamentarios, reformas y política exterior
Por Amílcar Salas Oroño *
Brasil viene siendo objeto de una serie de transformaciones recientes que, sin exagerar, están modificando sus estructuras de manera bastante acelerada. Ya bastante fuerte había sido el impacto de las últimas décadas de concentración y expansión latinoamericana de algunas multi-brasileñas, o la incidencia del BNDES en la lógica de acumulación, o las opciones asumidas por el país para lidiar con la financiarización mundial, como para que, desde que Michel Temer asumió la Presidencia, nuevos procesos ejercieran aún más presión sobre el sistema económico, a punto de dejarlo incomprensible.
En menos de un año que tiene el golpe parlamentario en el gobierno, Brasil ha visto: presentar los déficit públicos más amplios de su historia; reducir la participación (nacional) de Petrobrás en la explotación petrolera; ver modificado jurídicamente su cuadro de relaciones laborales; iniciar el más ambicioso programa de concesiones y privatizaciones de su contemporánea trayectoria estatal; acompañar a los presupuestos provinciales en su ruina y en incapacidad de pago; entre otras circunstancias.
Es decir, sobre un terreno que todavía estaba acomodando (y asimilando) cambios importantes, de envergadura, un nuevo ciclo de reacomodamiento capitalista, principalmente empujado desde intereses extranjeros y bajo el direccionamiento político de M. Temer, deja la estructura económica bajo una condición como no se veía hace tiempo: característicamente inorgánica entre sus componente. Se sabe: en países periféricos, la desorganización de los elementos de la dialéctica conspira contra cualquier proyecto de desarrollo.
Desorganización que también se traslada al plano internacional. La reorientación diplomática, comercial, financiera y de complementación productiva bosquejada en los últimos quince años entró en un impasse, o más que eso: los impactos que puede tener sobre los BRICS, sobre las formas ensayadas de cooperación Sur-Sur con Africa, respecto de las posiciones a ser defendidas en un acuerdo con la Unión Europea o bien la relación con EEUU, todo ha entrado en una nueva etapa de incertidumbre.
Por lo tanto, un entendimiento de esta coyuntura brasileña – de superposición de estructuras en transformación – se vuelve imprescindible, en cualquier observación que quiera hacerse sobre las diferenciadas realidades. Más allá de Lula o el candidato que pueda llegar desde el campo progresista, habrá que estar muy informado del detalle y amplitud al que han llegado los cambios. En ese sentido, pero desde un signo contrario, una misma fórmula puede utilizarse: Brasil puede darnos pistas sobre si se trata de una época de cambios o un cambio de época.
* Dr. Ciencias Sociales. Investigador IEALC y AEN-CCC.