Maltratos y humillaciones: una cirugía de reasignación de sexo que fue un calvario
Por Camila Alfie
“Mañana lunes 18 a las 13 me operan para reasignarme totalmente al sexo femenino, hoy toda mi vida se me vino a la mente”, escribió en su Facebook el domingo de la semana pasada Paula Gisel Ayelén Accorinti: “Comienzo la preparación para una cirugía mayor, con riesgos considerables, y sin posibilidad de volver, es un viaje de ida, pero es lo que quiero y quise toda mi vida”, compartió con sus contactos en esa red social. Para ella era un día soñado: sin embargo, en ese momento no sabía que su paso por la Clínica Zabala, en el barrio porteño de Belgrano, iba a ser “un infierno”.
Paula fue sometida sistemáticamente a tratos humillantes incluso desde antes de internarse y durante casi todo su paso por el sanatorio, donde fue constantemente tratada en masculino, según sus palabras. “Me trataron en la admisión desde el primer día de varón, a la noche de varón y después de forma neutra. El jueves parece que se amotinó enfermería y me trataron de señor directamente”, relató tras haber pasado por la cirugía.
Debido a este accionar degradante, Paula presentó una denuncia junto a su abogada por violencia de género e intervino el INADI en la clínica “para dar una capacitación al personal”, explica. hasta la fecha, el director no se acercó a pedir disculpas.
Los hechos violentos en la Clínica Zabala culminaron en un desalojo rotundo: sin ni siquiera haber terminado su recuperación, un “médico de OSDE” le dijo que tenía “una hora” para abandonar la clínica. “Estoy con dolor, mareada, sangrado pero para ellos parece que ‘estoy para jugar el Gran Slam de los Abiertos de Estados Unidos’”, refirió Paula haciendo alusión a palabras de los médicos. Antes de irse le revisaron la mochila, donde tuvo que mostrar sus efectos personales, incluidos los dilatadores, de forma denigrante.
Tras este egreso forzado la paciente sufrió una descompensación en su casa; los médicos de la ambulancia de OSDE que acudieron a su domicilio sugirieron una internación inmediata, y finalmente fue ingresada en la Clínica los Arcos.
Pero Paula no se quedó callada: a través de las redes sociales contó su experiencia, que trascendió más allá de su perfil personal. Integrantes de grupos LGBTIQ tomaron contacto con ella al enterarse de esta situación y no dudaron en acercarse a escucharla y apoyarla. “En un contexto actual en el cual la comunidad trans está siendo perseguida y discriminada me parece esencial hacerles sentir que entre tanta violencia hay gente aliada para acompañarlos en su lucha”, sostuvo Jazmín Villapún, una de las jóvenes que la visitaron durante su internación. En Twitter el hashtag #JUNTXSCONPAULA fue tendencia.
“Me robaron algo que quería que sea maravilloso”
No es la primera vez que Paula es víctima de comentarios crueles por su identidad. Desde que hizo el cambio de DNI en 2016 recibió por parte de sus compañeros del banco donde se desempeña “muchos insultos, cargadas y burlas de todo tipo”. “Yo si querés te digo Paula, pero cuando te vas digo ‘acá vino este puto de mierda’”, le dijo un médico de su trabajo cuando presentó los papeles correspondientes para pedir una licencia. “¡Ah! Tampoco me cambiaron la credencial de acceso”, recuerda, como enumerando una cadena de maltratos que no se termina e incluso salpica uno de sus deportes favoritos, el paddle, que tuvo que abandonar porque no la dejaban competir contra otras mujeres. “Ahora solo entreno”, dice resignada.
APU: ¿Hiciste algún reclamo en tu trabajo por estos maltratos?
PAULA: Hice un descargo en RRHH y no hicieron nada, como siempre. Ahora me encuentro en suspensión por una causa que se tiene que esclarecer, ya que pedí licencia médica por el maltrato que tuve en mi área laboral.
APU: ¿Cómo fue el trato con la obra social?
PAULA: El ambiente de salud es terrible. Eso que en teoría tengo una prepaga que sale una fortuna (OSDE). Tuve episodios de discriminación terribles (…) sobre todo en la parte de la voz, cuando llamaba por teléfono. Decían que no era yo. Hace dos años que no encuentro ginecóloga ni endocrinóloga y no me puedo hacer controles porque no hay lugares. El único lugar con trato digno es Diagnóstico Médico por el momento
APU: ¿Qué pasó cuando te internaron?
PAULA: El cirujano fue impecable, el problema fue con enfermería, que me trataban en forma masculina y de señor. No todos, hubo excepciones, pero más que nada los masculinos de enfermería me acribillaron directamente.
Ante la desesperación, “operada y sola, sin contención”, llamó al 911. En ese momento intervino su abogada Marcelina Lidia Monzón, que la acompañaba como amiga, pero que al presenciar la violencia que estaba padeciendo Paula no dudó en accionar con las herramientas de su oficio y pedir la intervención del INADI.
APU: ¿Cuál fue el peso de la participación del INADI?
MARCELINA: Estamos muy conformes porque le dio fuerza institucional al reclamo, estas personas evidentemente si no es con la fuerza institucional no acusan recibo.
APU: ¿Qué reclamos hicieron previamente?
MARCELINA: Primero hicimos un reclamo verbal que no hizo ningún efecto. Yo fui a hablar con la encargada del departamento de calidad de la clínica, que me dijo que no conocía la Ley de Identidad de Género, y que el género neutro debía ser aplicado. Todos disparates; y además graves, porque no podés desconocer esas leyes si trabajás en salud y estás con el caso de una reasignación.
APU: ¿Cómo accionaron después?
MARCELINA: Hicimos un reclamo administrativo por escrito tanto ante la Clínica Zabala como a OSDE, la obra social a la cual Paula está afiliada, fundándonos en la ley de Salud y en la de Identidad de Género, además de derechos constitucionales. Presenté los reclamos el 20 de febrero. Como continuaban los destratos hicimos la denuncia ante el ministerio público fiscal, representado en Cabildo a tres mil (…) con una petición urgente de medidas cautelares de protección de persona para que se oficie a la Clínica Zabala y a OSDE y se ordene el cese de todo hostigamiento y de trato denigrante. Asimismo pedimos que arbitren todos los medios para que el post operatorio se oficie con trato digno de acuerdo al género (…).
APU: ¿Cuál fue la reacción?
MARCELINA: Tuvimos apenas una respuesta por vía de una asistente social de OSDE y también de algunos responsables de enfermería, pero todo en abstracto. Prometían tratar el caso y hablar con todos pero no se concretaba un trato diferente a la crueldad que yo constataba In-Situ.
Mientras Paula recuerda que la hostilidad se recrudeció a partir de que ella cuestionó el maltrato y exigió que detengan las humillaciones, Marcelina reconoce que cuando ella se retiraba de la habitación los episodios violentos se recrudecían.
APU: ¿Te esperabas que tanta gente que no conocés te visite en el hospital para acompañarte, Paula, después de que tus posteos se hayan compartido en las redes sociales? ¿Cómo te impactó?
PAULA: Para mi fue muy importante el apoyo que recibí, me levantó mucho el ánimo, yo estaba muy sola. Creo que siempre hay que juntarse en casos así, cuando una chica o chico trans se tiene que operar hay que estar, porque es una situación de mucha vulnerabilidad y siempre va a haber algún ataque.
APU: ¿Qué le recomendarían a alguna persona que está por pasar por esta operación?
PAULA: El consejo que le daría es que se asesore bien antes de operarse, que haga un amparo ante la justicia para que la clínica resguarde las leyes que avalan sus derechos a la identidad de género y sus derechos constitucionales y que nunca, pero nunca vaya sola. Mínimo que esté acompañada de dos personas y si pueden ir con unx abogadx -sin que diga su profesión- mejor, porque va a haber mucha discriminación. A mi me pasó, me arruinaron mi cirugía y estoy muy triste, esto te afecta emocionalmente mucho.