Paliza del peronismo en Córdoba (sumó batacazo en la Capital)
El macrismo volvió a sufrir otra derrota en una elección provincial. Hace dos años, Casa Rosada esperaba imponerse en 2019 en algunos distritos que le habían sido esquivos en 2015. La fenomenal crisis económica que atraviesa el país desde hace meses contrarió esas expectativas del oficialismo. Ahora fue el turno de Córdoba, donde arrasó el peronismo, que incluso se quedó con la Capital provincial, cosa que no ocurría desde 1973.
El gran ganador de la jornada fue el justicialista Juan Schiaretti, que se impuso con más del 55% de los votos, superando por más de 30 puntos a Mario Negri (macrismo) y a Ramón Mestre (radicales). Por conflictos internos, Cambiemos fue con dos fórmulas, lo que empeoró sus chances, sobre todo en la Capital, donde la UCR perdió ese bastió por primera vez en más de 40 años. El justicialista Martín Llayora (vice de Schiaretti en 2015) se impuso con casi el 40% de los votos y una diferencia muy amplia sobre sus seguidores.
"Los de afuera son de palo", aseguró Schiaretti durante los comicios. De ese modo, evitó nacionalizar su triunfo, aunque hoy los medios antikirchneristas pusieron al gobernador como el líder del "peronismo no k". Todo parece indicar que Schiaretti elegirá la prudencia antes que un posicionamiento de cara a las presidenciales. Sabe que el "cordobesismo" le sirve para imponerse localmente, pero no necesariamente para dar el salto a lo nacional. Ayer domingo, AGENCIA PACO URONDO reunió a referentes de los distintos armados peronistas en Córdoba para entender qué pasa en la Docta.
Del lado de Cambiemos siguen las malas noticias. El Gobierno de Mauricio Macri decidió desentenderse de la elección cordobesa, como viene haciendo en otros distritos. La razón es simple: no quiere quedar pegado a derrotas locales que impacten en la agenda nacional. Hoy, la inefable diputada nacional Elisa Carrió se quejó de la falta de respaldo oficial a Negri, candidato del macrismo. Sacó un pálido 19%.
Golpeado por las derrota (provincial y en la Capital), el radicalismo enfrentará la convención nacional del partido, que todavía no tiene fecha. La UCR se enfrenta a un dilema que deberán resolver los correligionarios: si van dentro de Cambiemos, quedarán pegados al ajuste económico y sin mayores réditos políticos, como quedó demostrado en estos 4 años, donde los radicales no ocuparon lugares de relevancia. Ahora, si deciden romper, como pasó en Córdoba, por ejemplo, sus posibilidades son aún peores.