¿El paraíso o el infierno?
Por Juan Carlos Martínez
La proximidad de las elecciones siempre resulta propicia para que los candidatos desgranen un rosario de promesas, desde las más modestas hasta las más faraónicas. En campaña todo es posible, aunque los que prometen el paraíso sean los mismos que nos llevaron al infierno. No es fácil encontrar la respuesta que clarifique este fenómeno, pero se nos ocurre que hay una mezcla de hipocresía en quienes ofrecen el oro y el moro y una falta de memoria y conciencia política entre los que se golpean nuevamente contra la misma piedra. En ese sentido, la Argentina ofrece algunos ejemplos realmente estremecedores, todos ellos ocurridos en una democracia muchas veces sostenidas con alfileres.
No hace falta hablar de dictaduras: está todo dicho. La memoria nos remite a Tucumán, donde sus ciudadanos y ciudadanas votaron para que los gobernara al genocida Antonio Bussi, mientras que el golpista Aldo Rico fue elegido intendente de San Miguel y el torturador Luis Patti llegó al mismo cargo por el voto popular en Escobar. Ni qué decir de otros candidatos civiles como Carlos Menem, elegido en dos oportunidades para completar el plan de privatizaciones, volver a las relacionales carnales con los Estados Unidos y decretar el indulto a los genocidas. Y el más reciente de todos, el que colocó a Mauricio Macri en la cúspide del poder político para que completara el saqueo económico y pusiera al país de rodillas frente a los nuevos colonizadores dirigidos por el gendarme del Norte.
Si echamos un vistazo a la realidad pampeana nos encontraremos con algunos personajes que tienen su propia historia. Por no decir su propio prontuario. Desde los que hicieron de la corrupción menemista un culto hasta los que aprobaron la ley de flexibilización laboral en tiempos de la Alianza encabezada por Fernando de la Rúa, pasando por los que le votaron las leyes del saqueo a Macri con sus aliados radicales en primera fila, hasta un golpeador y torturador de mujeres condenado por graves irregularidades en ejercicio de funciones públicas, lo que no le impide presentarse como candidato a gobernador. La encrucijada en la que se encuentra la Argentina es muy grave, tan grave que la vía de las urnas no será suficiente para reconstruir el país sobre los escombros que dejará la gestión de Mauricio Macri y la banda que le acompaña.
Mire por donde se mire la realidad, poco y nada es lo que quedará en pie. El problema vendrá después del recuento de votos, cuando el nuevo gobierno (si es que Macri es eyectado de la Casa Rosada) se enfrente con esa realidad. Todo es prioritario en la Argentina, comenzando por el hambre y la mala alimentación que sufren amplios sectores de la sociedad –especialmente niños- un flagelo producido por las impiadosas políticas de ajuste ordenadas por el Fondo Monetario Internacional y cumplidas al pie de la letra por el cipayismo criollo. Los nocivos efectos de esas políticas se extienden a la educación con el desprecio que ponen de manifiesto los responsables de dirigir una tema tan sensible para el futuro del país. Ni hablar de otros derechos fundamentales como el acceso a un Poder Judicial independiente que garantice la seguridad individual y colectiva de todos y de todas y la plena vigencia de los Derechos Humanos sobre la base de pan y trabajo para todos y todas y el ejercicio permanente de Memoria, Verdad y Justicia.
No menos importante para la Argentina es la recuperación de su soberanía política, económica y militar, objetivos que requerirán el inmediato desmantelamiento de las bases militares instaladas en nuestro territorio junto a la expulsión de funcionarios del FMI que desde el Banco Central dirigen la nefasta política económica. Todas las encuestas colocan a Cristina Fernández de Kirchner encabezando las preferencias electorales, ahora como líder de un frente encabezado por el Partido Justicialista. En la fotografía de la reunión de los principales dirigentes del PJ aparecen algunas figuras que en su momento tuvieron duros enfrentamientos con la expresidenta y que luego de renegar del kirchnerismo se acercaron a Cambiemos y hasta elogiaron sus políticas de vaciamiento del país.
La participación de esos mismos dirigentes en un proyecto liberador genera más dudas que certezas. Por eso la pregunta del millón: ¿hacia dónde iremos? ¿Al paraíso o al infierno?
(*) Juan Carlos Martínes: Periodista y escritor. Habitual colaborador de esta AGENCIA, dirige el periódico Lumbre y mantiene una columna en Radio Kermés de Santa Rosa. Ha publicado, entre otros libros, dos vinculados a la temática: La Pampa nostra, donde describe la configuración de la política pampeana, y El golpeador, una investigación sobre Juan Carlos Tierno y los episodios de violencia de género, abuso de poder y mal desempeño público que el exministro protagonizó.