Güemes y el pueblo en armas
Por Pablo A. Vázquez*
Nacido el 7 de febrero de 1785 en Salta, la figura de Güemes se eleva como muestra del coraje gaucho en favor de nuestra emancipación, de la estudiada estrategia militar de “guerra de recursos” para derrotar a los realistas y de un espíritu social – hermanado con Artigas - en favor de los más desposeídos en nuestro Norte.
Martín Miguel Juan de Mata de Güemes fue militar de carrera. A los catorce años fue cadete en la compañía del regimiento fijo de Buenos Aires, destacada en Salta. Pasó en 1801 a Buenos Aires y más tarde a Montevideo, actuando gloriosamente en las jornadas de la Reconquista y la Defensa, por lo que fue graduado alférez.
Con respecto a su actuación, contando con 21 años, en los hechos heroicos de 1806, se destacó “… un joven bizarro de brillante uniforme, que inclinado desde sus años juveniles a la noble carrera de las armas, había revelado en aquellos años angustiosos una actividad y una comportación tan dignas, que el general en jefe le había hecho quedar a su lado, en calidad de ayudante, como queda dicho: el día 11 (de agosto), enviado desde la plaza para informar a Liniers…”, según Jacinto Yaben en Biografías argentinas y sudamericanas, tomo II (1938), preocupados por el bombardeo constante de un buque británico que estaba varado.
Liniers le dio una orden a Güemes: “Usted que siempre anda bien montado galope por la orilla de la Alameda, que ha de encontrar a Pueyrredón, acampando a la altura de la batería Abascal y comuníquele la orden de avanzar soldados de caballería por la playa, hasta la mayor aproximación de aquel barco que resta cortado de la escuadra en fuga.”
“Güemes con la velocidad del relámpago transmitió a Pueyrredón la orden de Liniers y más rápidos aún, los húsares de aquel Jefe, se aprestaron a arrojarse al río con el agua hasta el encuentro de sus cabalgaduras, y rompían el fuego de sus tercerolas sobre el buque varado, cuyo comandante comprendiendo la gravedad de su situación, hizo señales desde el alcázar con un pañuelo blanco, anunciando su rendición; era el Justina, de 26 cañones, 100 tripulantes… de la escuadra del comodoro Home Popham”.
Único caso donde una carga la caballería tomó un barco.
1810 encontró a Güemes comprometido con la causa patriota. Su valentía y la de sus hombres fue clave para la victoria de Suipacha, del 7 de noviembre de 1810. A partir de allí, más allá del entredicho con el general Balcarce, lo encontró permanentemente con la causa de la emancipación, al punto de ofrecer un plan para defenderse de los realistas que amenazaban atacar desde Potosí, en la actual Bolivia. “He ahí la primera manifestación del genio de este conductor de multitudes gauchas: cuando los demás piensan en reunir recursos y en organizar milicias, él comprende que en su tierra nativa la guerra principal tiene que librase en campo abierto, a la descubierta” – señaló Jorge Newton, en su biografía del prócer de 1967 -. “Que tiene que ser una guerra de recursos, al propio tiempo que de acciones realizadas con tanta rapidez como audacia”.
Años atrás Martín Miguel Güemes Arruabarrena, en sesión pública del Instituto Güemesiano de Salta del año 2002, y transcripto en su Boletín n° 27 – 28 del 2005, afirmó: “El liberalismo portuario o el nacionalismo bonaerense nunca comprendieron a Güemes, salvo como defensor de la frontera norte o caudillo gaucho. No pueden concebir que el Noroeste fuera el eje del país de los argentinos entre 1816 y 1821”.
Lamentablemente aún sigue siendo un patriota desconocido para las jóvenes generaciones, salvo en el Norte. El héroe, y sus Infernales, aún guarda muchas aristas para su estudio y divulgación.
*Politólogo; Docente de la UCES; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas; Miembro del Instituto Güemesiano – asociación civil – de Buenos Aires.