Chile: la presión popular logra una victoria opositora en el parlamento
Por Carlos Iaquinandi Castro (*)
El sistema ha organizado un casino para que ganen siempre los mismos
José Luis Sampedro
El debilitado bloque oficialista chileno sufrió una significativa derrota en Diputados. Tras 10 horas de intenso debate, la votación de la propuesta opositora para que se autorice el retiro de hasta el 10 por ciento de los fondos de los planes de pensiones privados (AFP) resultó aprobada superando la difícil barrera de los 3/5 votos de la Cámara. Eso fue posible porque varios diputados de la coalición de gobierno apoyaron el proyecto opositor. Hubo 95 votos a favor, 25 en contra y 31 abstenciones.
El objetivo de permitir ese retiro a quien lo necesite es que sectores vulnerables y de clase media tengan recursos para afrontar la crisis social provocada por la pandemia. Durante todo el día, el gobierno de Sebastián Piñera intentó asegurar el voto en contra de los diputados del bloque oficialista. Incluso en horas de la tarde la oposición denunció la presencia del Ministro de Hacienda, Ignacio Briones, en una reunión reservada con varios diputados oficialistas a los que intentaba convencer mientras el tema se debatía en el Parlamento.
Las AFP, un botín para los especuladores
Allí, en diputados, se cuestionó duramente a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que forman diversos grupos financieros privados.
Un estudio de la Fundación Sol revela que el Banco del Grupo Lusick es el que recibe la inversión más alta, con más de siete mil millones de dólares. Luego le siguen con cifras similares el Banco Santander, el Banco BCI del grupo Yarur, el Banco Itaú Corpbanca del grupo Saieh y el Scotiabank, entre otros. Las denuncias señalan la utilización especulativa de esos fondos que provienen de las aportaciones de los trabajadores chilenos.
Uno de los autores del estudio, el investigador Recaredo Gálvez, explicó que los verdaderos beneficiarios de las AFP son quienes controlan el sistema, que obtuvieron en 2019 un beneficio superior al ciento por ciento en relación con el año anterior. Afirma que exdirigentes vinculados a gobiernos o partidos políticos ocupan un asiento en el directorio de una gran empresa y actúan como correa de transmisión directa entre la esfera política, donde se toman las decisiones públicas, y los círculos financieros especuladores.
Los que ganaron el debate no estaban en el Parlamento
Aunque ahora el proyecto debe ser tratado en particular, y pasar por el Senado, su aprobación inicial por ese margen de votos deja muy debilitado al bloque oficialista.
Los observadores apuntan que los verdaderos vencedores de este debate político no estaban en el Parlamento de Valparaíso, sino en la calle. La mayoría gubernamental no pudo soportar la presión popular. Las encuestas realizadas indicaban que un 86% de los chilenos rechaza las pensiones privadas y apoya la propuesta del retiro parcial.
Con vistas a futuras elecciones y a la posible reforma constitucional, muchos diputados optaron por votar en forma personal y no siguieron las indicaciones de su partido. En Chile es muy importante el comportamiento personal de los diputados, porque son elegidos por los ciudadanos de su distrito o departamento. Al menos 13 diputados oficialistas votaron a favor del proyecto opositor. De allí que la lectura política correcta es que la demoledora voluntad de la opinión mayoritaria de los ciudadanos fue la que logró este duro revés del gobierno y de los defensores de las pensiones privadas. La oposición tampoco tiene mayoría en el Senado, pero confía en que también puedan desertar algunos oficialistas.
No hay unidad ni proyecto claro en la izquierda parlamentaria
El déficit es que los partidos de izquierda no tienen una estrategia clara para apoyar la lucha social que vienen desarrollando fundamentalmente decenas de miles de jóvenes en calles y plazas desde hace meses y que se vio interrumpida por la pandemia y el estado de emergencia sanitaria. Diversos movimientos sociales, vecinales, sindicales, campesinos, estudiantiles e indígenas se han sumado a esos reclamos de cambios estructurales.
El gobierno primero desestimó e intentó minimizar las protestas, pero luego recurrió a la violencia provocando decenas de muertos y heridos en la represión de los manifestantes. Pero, en los meses transcurridos, los distintos sectores políticos que integran esa franja opositora han tenido dudas en sus acciones y pronunciamientos y en muchos casos no ocultaron sus recelos sobre las manifestaciones en las calles. Desde la recuperación del funcionamiento parlamentario, han actuado con tibieza y lentitud en cuanto a desprenderse de leyes, normas y conductas represivas heredadas de la dictadura de Augusto Pinochet, entre ellos las AFP, el sistema previsional creado durante la dictadura, que primero fue optativo y luego obligatorio. En los últimos años, diversas organizaciones sociales y el movimiento “No + AFP” han reclamado el regreso al sistema estatal de previsión y denuncian que los fondos privados solo benefician a banqueros y especuladores que utilizan los fondos para incrementar sus fortunas.
La lucha sigue
Han sido los jóvenes de hoy los que han comprendido la necesidad de un cambio estructural. Comprenden y rechazan que los supuestos avances económicos de los últimos años han favorecido a minorías a costa de la pérdida de derechos y condiciones de las mayorías sociales. Pero ese reclamo social no es recogido, como sería necesario, por los partidos que integran la izquierda chilena. Esas actitudes y debilidades quedaron en evidencia en las discusiones sobre la Reforma de la Constitución heredada del pinochetismo. En definitiva, respaldaron el condicionamiento a la participación y validez del voto directo de los ciudadanos, potenciando la participación y representación de los parlamentarios.
La pandemia llegó en un momento oportuno para el gobierno, que estaba desbordado por las protestas sociales. Pero cada vez les resulta más difícil contener los reclamos populares. Prueba de ello es que dentro de los partidos del gobierno se producen deserciones a la hora de votar. Eso es lo que permitió que la propuesta de la oposición pudiera superar los 93 votos necesarios para que resultara aprobado su proyecto. Una dura derrota para Piñera y su gobierno. Pero eso solo ha sido un paso. La lucha sigue.
(*) Por el Servicio de Prensa Alternativo (Serpal).