Organizaciones populares en cuarentena: "Todos nos salvamos en comunidad"
Por Escuela Popular San Roque | Ilustraciones: Ailén Goyanes
* El siguiente artículo contiene lenguaje inclusivo (x) por decisión de los/as autores/as
Al momento de escribir esta nota contamos 126 días desde que comenzó a regir la medida de ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio) por el Covid-19 en la provincia de Buenos Aires. Desde la Escuela Popular San Roque y la Radio Pocas Pulgas entrevistamos a diferentes trabajadorxs de 15 organizaciones comunitarias de barrios populares de la zona norte y oeste del Gran Buenos Aires pertenecientes a la RAE (Red de Organizaciones Comunitarias y educativas), Red de Centros Educativos Comunitarios y Red El Encuentro, todas nucleadas en InterRedes (*). En medio del trajinar cotidiano nos compartieron miradas y sentires sobre cómo están atravesando esta etapa en cada uno de sus espacios y en conjunto con la comunidad. Queremos que conozcan la tarea monumental que llevan adelante cientos de organizaciones comunitarias que, basadas en la presencia y la ternura como principios políticos pedagógicos, buscan preservar un piso de dignidad humana en un contexto inédito.
“Nadie salva a nadie, nadie se salva solo. Todos nos salvamos en comunidad”
Paulo Freire
Las organizaciones comunitarias han demostrado una vez más, el papel indispensable que ocupan dentro del tejido social de los barrios. Las políticas públicas que se llevaron a cabo trajeron alivio en muchas familias, pero la situación de los comedores, merenderos y ollas populares, deja entrever que no fueron suficientes para paliar del todo las consecuencias de una pandemia devastadora para toda la sociedad, pero en especial, para los sectores históricamente postergados. Pese a no haber recibido presupuesto extra, lxs trabajadores comunitarixs y educadorxs populares le pusieron el cuerpo a esta ardua tarea que significó acompañar las necesidades, sostener la presencia y el vínculo, y garantizar la tarea pedagógica en un contexto de extrema precariedad. Como dijimos al principio, con su tarea preservaron y preservan lo humano brindando alimento, profundizando su presencia, priorizando los vínculos, lo lúdico y la expresión para intentar que niñxs, adolescentes y jóvenes sientan que hay esperanza y puedar ir más allá de esta experiencia. Para pensarla, nombrarla y narrarla. Para conocerla y transformarla como diría el maestro Paulo Freire.
Sin dudas, surgen interrogantes, preocupaciones, incertidumbres sobre el futuro y las consecuencias de este presente inmediato. Pablo Pavin, de Los del Fondo (Bancalari, Boulogne), nos da un panorama de la realidad que se vive en la mayoría de los barrios y sus instituciones comunitarias: “Creo que cuando esto se vaya va a repercutir en muchos aumentos y esto va a perjudicar aún más a los sectores populares, a nosotrxs. Necesitamos ayuda de UDIS y CJ (**) Tuvimos que empezar a pedir donaciones porque las becas ya no alcanzan. Evidentemente, esta situación va a empeorar progresivamente y vamos a necesitar de una reestructuración a nivel nacional y también regional, que implique Estados muy presentes que puedan intervenir en este nuevo contexto.”
Patri, del Centro Comunitario Para todxs (Barrio Rafael Obligado, San Miguel), también nos comparte algo “positivo”, que, sin embargo, viene con sus interrogantes aparejados: “durante este tiempo, se acercaron muchxs más vecinxs al centro y anotaron a sus hijxs para que empiecen a venir cuando pase la pandemia. Esto, por otro lado, nos va a significar mayor demanda de recursos a futuro y si no aumentan las becas va a ser muy complicado poder costearlo”. Yani, de La Casita (Vicente López), nos invita a “seguir generando solidaridad social para reconstruir los tejidos barriales, para que el individualismo que puede surgir en el contexto pos-pandemia no se expanda. Apostemos por la solidaridad social, porque de esta vamos a salir todos juntos.”
Sabemos y reafirmamos más que nunca, que la salida es colectiva y en red. Que los desafíos que vienen son inciertos, pero que, como hace más de 30 años, en la primera línea de asistencia seguirán estando las organizaciones comunitarias. Creemos que en este contexto se dimensiona lo indispensable de esta tarea y se visibiliza una lucha histórica que se sostiene a pulmón, día a día en cada barrio, en cada aula, en cada cocina, por garantizar el pleno ejercicio de los derechos en los niñxs y jóvenes de los sectores más vulnerables. En este sentido, será central la discusión social y el papel que jueguen las organizaciones en torno a políticas públicas referidas a su labor, como la “trilogía” de proyectos presentados recientemente por la diputada nacional Claudia Bernazza, como parte de la agenda nacional “Niñez y Comunidad”. En el tratamiento o no de estos proyectos durante el presente año legislativo se juega la suerte de una serie de iniciativas centrales para fortalecer y reconocer legalmente la tarea de las organizaciones comunitarias que día a día garantizan integralmente los derechos de lxs niñxs y jóvenes más postergados de nuestra patria. Y aquí recuperamos lo que plantea Claudia: “que la ternura sea Ley”
Agradecimientos para lxs compañerxs Fernando Neo de La Loma (Vicente López), Luz de Creser (San Martín), Pablo de Los del fondo (Tigre), Sergio Vargas de Crecer y Nuestro Lugar (San Fernando), Patri de Para Todos Todo (Barrio Obligado, San Miguel), Marcela del Rodolfo Coronel (Cuartel V, Moreno), Lucy del Lagarto Juancho (Barrio Vucetich, José C.Paz) Mimi del Gallo Rojo (Barrio Obligado, San Miguel), Alejandro del Centro Caacupé (San Fernando), Gisell del Ceferino (San Fernando), Rocío del NIño Dios (Rincón de Milberg), Sabrina de Santa Maria (San Isidro), Yani de La Casita (Vicente López)
(*) InterRedes, es una Red de Redes, compuesta hoy por 6 Redes: Red El Encuentro, Red Andando, Coordinadora de Jardines Maternales de la Matanza, RAE (Red de Organizaciones Educativas y Comunitarias), Colectivo de a Pie y Caritas San Isidro. InterRedes integra 210 organizaciones sociales y comunitarias, con fuerte trabajo territorial en el Conurbano Bonaerense, en las que participan 21.250 niños, niñas, adolescentes y jóvenes. 2500 educadores comunitarios están a cargo de las tareas necesarias para sostener los centros y las redes.. Trabajan articuladamente desde hace más de 25 años con niñas y niños desde bebés hasta jóvenes en contextos de pobreza. Es el objetivo fundacional de la InterRedes la incidencia en la Política Pública de Infancia, adolescencia y juventud a través de acciones en articulación con el Estado Provincial y Nacional. Vienen desarrollando procesos significativos que han dado como resultado la reformulación del programa de Unidades de Desarrollo Infantil, consolidando una modalidad de atención a la infancia, la adolescencia y juventud que se caracteriza por la integralidad, la participación y el protagonismo de la comunidad en los diversos aspectos de la vida de los centros.
(**) Unidades de Desarrollo Infantil (UDIS) y Centros Juveniles (CJ) son dos programas del gobierno provincial destinados a subsidiar a través de becas, a las organizaciones sociales y comunitarias que acompañan el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes desde la perspectiva de derechos. Pese al aumento de partidas presupuestarias destinadas a alimentos del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, estos programas no han modificado en nada los fondos con los que financian su tarea estas organizaciones comunitarias.