De qué hablamos cuando hablamos de la sindicalización de las trabajadoras de casas particulares
Por Inés Notarstéfano*
Empecemos otra vez por las trabajadoras de casas particulares (TDCP) con datos que hacen a su caracterización en nuestro país. Según el informe técnico de la OIT de este año La covid19 y el trabajo doméstico en Argentina, se estima que en nuestro país hay más de 1.400.000 TDCP, que el 99,3% son mujeres, que más del 50% pertenece a un hogar con ingresos mensuales inferiores a $15.000, que el 87% tienen hijas o hijos menores de edad a cargo, que de ellas el 76,8 % trabajan sin registración (es decir más de un millón no tienen garantizado el salario mínimo de la actividad, ni la obra social, ni la cobertura de ART para accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, ni el aguinaldo, ni las vacaciones y la licencia por maternidad pagas, ni aportes a la seguridad social que le den acceso en el futuro a una jubilación) y que el 22% de las mujeres asalariadas de nuestro país realizan este trabajo (más de 1 de cada 5 mujeres).
El agrupamiento TDCP incluye en la actualidad a quienes realizan tareas generales de limpieza, tareas de cuidado (de niñas y niños, adultos mayores y personas enfermas que requieran cuidados no terapéuticos), caseras (cuidado y preservación de una vivienda), tareas especificas como cocineras, y también a supervisoras del personal que realiza estas tareas. En su evolución histórica fueron desprendiéndose del denominado empleo doméstico otras ramas de ocupación (choferes, encargados de edificio; incluso se llamó así a cocheros, mozos y cocineros de hoteles y restaurantes), la actividad fue feminizándose, disminuyendo el porcentaje de migrantes (externas e internas) y disminuyendo el porcentaje de la modalidad sin retiro (trabajadoras que residen en el mismo domicilio donde trabajan), disminuyeron también las horas de ocupación por hogar y por trabajadora (modalidad con retiro para varios empleadores). Esa variación histórica en el conjunto que ha sido denominado trabajadores domésticos provocó, por un uso anacrónico de la terminología, el error de interpretación histórica de atribuir como primer antecedente de huelga de TDCP a la “huelga de domésticos” de 1888 en Buenos Aires protagonizada principalmente por mozos y cocineros de hoteles y restaurantes contra la implementación de una libreta de conchabo por ordenanza municipal. La revisión historiográfica evidencia la extrema dificultad de las TDCP para llevar adelante medidas de fuerza. Podemos rastrear y mencionar dos antecedentes significativos: en 1929 en Bell Ville (Córdoba, Argentina) y en 1936 en Cazalla de la Sierra (Sevilla, España).
Ahora sí hablemos de su sindicalización. De acuerdo al informe del 2020 Condiciones de empleo, trabajo y salud de Trabajadoras Domésticas de Casas Particulares (resultados de ECETSS-2018), si nos ceñimos al grupo TDCP que están registradas (23,2%) la tasa de afiliación sindical es del 16,1%, pero si observamos al conjunto de TDCP es de sólo un 3,7%. Se trata de un porcentaje significativamente inferior al que se observa para el conjunto de trabajadores formales del país 36,9% y también al de muchos otros gremios en particular (por ejemplo: enseñanza 44%, construcción 36,9% y comercio 29,4%). El origen de la organización gremial del sector es revisado por Omar Acha (La organización sindical de las trabajadoras domésticas en el primer peronismo): el antecedente fundacional del sindicato del sector es la Liga Internacional de Domésticos de 1901 vinculada al socialismo, en 1942 se separó el Sindicato Único de Encargados y Ayudantes de Edificios de Renta (SUEYACR, encabezado por Jesús Santamaría, hoy SUTERH), en mayo de 1946 se afilió a la CGT, el 5 de noviembre 1946 se constituyó como asociación su heredera la Unión Personal Auxiliar de Casas Particulares (UPACP) y en septiembre de 1949 se reunió el congreso nacional de sindicatos de personal de casas particulares que contó con la presencia de Eva Perón en su acto de cierre. Quizás como corolario de aquella ola de organización y reivindicación debe recordarse que en 1955 la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de la diputada Delia Degliuomini de Parodi –presidenta del Partido Peronista Femenino- para la regulación del sector y que su tratamiento en la Cámara de Senadores se vio interrumpido por el golpe de estado. En la actualidad UPACP es el sindicato más grande y el que ostenta personería gremial a nivel nacional (desde 1960, y cuenta con delegaciones en CABA, conurbano bonaerense, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Santa Cruz, Entre Ríos, San Juan, Tucumán, Santa Fe y Formosa).
La importancia de la ley 26.844 de Régimen Especial de Contrato de Trabajo de Personal de Casas Particulares, aprobada en 2013 (anunciada y elevada para su tratamiento en el Congreso el día de la mujer 8 de Marzo de 2010 por la entonces Presidenta Cristina Fernández de Kirchner), es enorme, esta norma ha sido fundamental y ha sido no suficientemente reivindicada políticamente. Entendemos que se inscribió en la tradición del programa legalista e institucional del primer peronismo que describe JMPalacios (La justicia peronista. La construcción de un nuevo orden legal en la Argentina), donde aunque “tradicionalmente considerada como un epifenómeno que refleja la vida social y expresa la lucha de intereses de diferentes grupos, la ley es también, junto con eso, constitutiva del mundo social y formadora de identidades” y tiene “su papel el trabajo, sordo, cotidiano y menos vistoso de la incorporación y ejercicio de la ley en los estrados, importante teatro de operaciones de esas transformaciones decisivas” que conocemos las y los abogados laboralistas y quienes litigan defendiendo sus derechos. Así es que además de la equiparación de gran cantidad de institutos del derecho del trabajo a favor de las TDCP, dispuso la creación de la Comisión Nacional de Trabajo en Casas Particulares (CNTCP) que constituyó una novedosa y quizás posible instancia de diálogo social y negociación colectiva.
La CNTCP inició su actividad en 2015 y acogió la participación como representantes de las trabajadoras a la UPACP, los otros cuatro sindicatos con personería gremial (ATACP de Santa Fe, SINPECAF de Córdoba, STHCFyPBA del área metropolitana de Buenos Aires, y AEDZN de zona norte del conurbano bonaerense) y otros cuatro que cuentan con simple inscripción (y fueron fundados a partir de 2005). Como representantes de los empleadores participa la Asociación Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina y también se incluye -diferenciándola de las paritarias bilaterales habituales- directamente con voto el poder ejecutivo nacional a través de representantes de los Ministerios de Trabajo, Desarrollo Social y Economía. Desde su institucionalización se alcanzaron actualizaciones y niveles salariales muy semejantes a las del Salario, Mínimo, Vital y Móvil (y aunque no es suficiente, antes muchas veces habían quedado por debajo) y se obtuvo un plus salarial del 25% por zona desfavorable para el área patagónica (impulsado por SIPESEDO de Río Negro).
La organización sindical del sector enfrenta dificultades de orden material, aislamiento y dispersión en los domicilios de trabajo (que crean enormes dificultades al momento de plantearse reuniones, asambleas y medidas de fuerza), heterogeneidad, informalidad, bajas remuneraciones, y de orden simbólico, actividad desvalorizada y desjerarquizada con saberes asimilados a la condición natural femenina y concebida como transitoria que resultan en una débil identificación (en algunos casos favorecida por cercanía y asimetría existe identificación y tutelaje con la empleadora). No obstante, cuenta ya con su historia y desarrollo y en años recientes ha mostrado dinamismo y capacidad de aprovechar cambios en las políticas públicas para ser un actor institucional establecido que posibilita representación e interacción con otras organizaciones como la CGT, el Ministerio de Trabajo o el Ministerio de las Mujeres, la OIT o la Fundación Ebert organizando campañas para visibilización de las problemáticas de estas trabajadoras. La obra social OSPACP brinda prestaciones de salud desde 1975. También ha logrado UPACP dar continuidad a su propia Escuela de Capacitación y a los espacios para terminalidad escolar primaria y secundaria. Y brinda asesoramiento jurídico y previsional. Sin embargo sigue existiendo una gran tarea pendiente en la construcción de la registración masiva de estas trabajadoras.
Retomando palabras del jurista Antonio Baylos (Para qué sirve un sindicato? Instrucciones de uso) el sindicato forma parte de las organizaciones que caracterizan al sistema democrático y recibe un tratamiento en los medios de comunicación en general hostil, ignorante, o en el mejor de los casos insensible a su capacidad de producir una noticia en su desarrollo normal salvo que existan consecuencias negativas, esta antisindicalidad es el complemento directo de la negación de cualquier demanda de derechos para el trabajador considerado un ser social subalterno y subordinado a los procesos de creación de riqueza.
Las TDCP aún continúan relegadas y sus condiciones de trabajo y salariales entre las más desfavorables. Uno de los nudos para esa persistencia es la invisibilización de su relación de trabajo, la pretensión de mantenerla negada, retirada al ámbito privado, vestida de familiaridad y sustraída al orden público laboral y de la autonomía colectiva.
El sindicato, protagonista de la civilización democrática, aún con las fragilidades y especificidades del sector de TDCP tiene mucho por desplegar y actuar para la revalorización de la identidad de las trabajadoras de casas particulares, para su concientización y para la construcción de su fuerza colectiva de representación.
La escritora Almudena Grandes, en una presentación del referido libro de Baylos, se preguntaba "Por qué siempre los sindicatos excitan tan frenéticamente los bajos instintos de la Caverna inmortal?" y se contestaba: "La respuesta es una buena noticia, una luz al final de túnel".
* Abogada Laboralista