14 años del asesinato de Fuentealba: “Carlos sostenía las luchas de los gremios y la inclusión de los pibes y pibas de sectores populares”
Por Diego Moneta
Carlos Fuentealba nació en Junín de los Andes, al sur de la provincia de Neuquén. Fue técnico químico, empleado de comercio, albañil y finalmente docente. Como muchos, se desempeñaba en varias instituciones, sobre todo en el Centro Provincial de Enseñanza Media N°69. No era ajeno a la situación social. Además de su militancia gremial, integró el Movimiento Al Socialismo, antes de que éste lanzara su nueva construcción política. Durante 2007, la mayoría de las provincias tenían conflictos para el inicio de clases, o bien no comenzaban. En el marco de los reclamos que venía llevando adelante, la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN), perteneciente a nivel nacional a la Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), decidió en asamblea cortar la Ruta Nacional 22, a la altura de Arroyito, como medida de protesta.
Al llegar al lugar, fueron recibidos con balas de goma, gases lacrimógenos y carros hidrantes. Tras el diálogo entre dirigentes y agentes de la policía se acordó el cese de la represión y la retirada de los manifestantes. Sin embargo, mientras Carlos Fuentealba desconcentraba, sentado en la parte trasera de un Fiat 147, en su nunca impactó una granada de gas lacrimógeno, que provocaría su fallecimiento al día siguiente. El disparo había sido efectuado por José Darío Poblete, integrante del Grupo Especial de Operaciones Policiales.
El asesinato de Fuentealba generó una sucesión de movilizaciones a lo largo de casi dos meses en todo Neuquén. Se alcanzaron algunas reivindicaciones, como el aumento salarial y la pensión para Sandra Rodríguez, viuda del docente, pero no prosperó el pedido de juicio político al gobernador Jorge Sobisch, quien al día siguiente de los hechos había admitido ser quien dio la orden para realizar el operativo. Durante ese tiempo, el Movimiento Popular Neuquino, oficialismo provincial, bloqueó las sesiones y posteriormente archivaría el proceso legislativo contra Sobisch.
En la justicia se abrieron dos expedientes para investigar las responsabilidades sobre los hechos. En ambos rechazaron a ATEN como parte querellante. El primero, conocido como “Fuentealba I”, se enfocó en la autoría material del asesinato, y juzgó a Poblete, detenido la madrugada del 6 de abril. En 2008 se lo condenó a prisión perpetua por homicidio calificado. El segundo, “Fuentealba II”, para determinar la responsabilidad de varios oficiales y del subsecretario de Seguridad Raul Pascuarelli. La jueza Carina Álvarez sobreseyó a los implicados y, sistemáticamente, el Poder Judicial rechazó el llamado de indagatoria de Sobisch, quien permanece en libertad y quiso ser candidato a gobernador otra vez.
En abril de 2012 Gustavo Palmieri, abogado querellante, solicitó la intervención de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al considerar la falta de garantías de la justicia neuquina. El letrado afirmó en aquel entonces que “no hubo una respuesta a la altura de lo que implica un crimen de Estado”, considerando su imprescriptibilidad. En agosto de 2019, gracias a la presión de organizaciones sindicales, la Cámara Federal de Casación Penal revocó los sobreseimientos en la causa en cuestión.
Luego de su asesinato, sus compañeros de militancia docente rebautizaron su agrupacion como Agrupacion Nacional Carlos Fuentealba. En 2013 se estrenó el documental En obra, que repasa su historia de lucha. Ese mismo año la Corte Suprema de Justicia ratificó un fallo contra Fernando Esteche y Raúl Lescano por un escrache a un local partidario de Sobisch, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, el día de la muerte del maestro. Además, se sigue reclamando por la refacción de la Escuela Fuentealba, recuperada por vecinos y parte de la comunidad educativa de Parque Patricios, considerando la falta de vacantes.
El fusilamiento de Carlos Fuentealba es la muestra de un Estado represivo. Una persona que llevó su enseñanza política y social a cada lugar al que iba. Sus ideas y su ejemplo viven en cada docente de las barriadas populares, en cada olla y en cada lucha a favor y en defensa de la educación pública. AGENCIA PACO URONDO dialogó con Sonia Alesso, secretaria general de CTERA, a catorce años de su asesinato.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué significa un nuevo aniversario del asesinato de Carlos Fuentealba?
Sonia Alesso: Este nuevo aniversario nos encuentra peleando por justicia completa por Carlos. Se abre una nueva etapa en la causa donde la Corte Suprema de Justicia de la Nación acreditó que no se había investigado a todos los que habían participado de la represión. Es un momento de esperanza porque se vuelve a poner en investigación como una causa de derechos humanos, que tiene que ver con las luchas que llevamos las y los maestros de CTERA, de ATEN y del apoyo de muchas organizaciones de distintos sectores.
APU: ¿Cómo analiza el paso del tiempo en cuestiones educativas en Neuquén y en Argentina? ¿Cómo está la situación educativa en el país?
SA: En el caso de Neuquén es un 2001 tardío. El gobernador Sobisch, mano derecha de Mauricio Macri, rearma la policía con fines absolutamente represivos. La causa de Fuentealba, Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y tantas otras requieren de una justicia inmediata de parte de los estados. A nivel más general, se discuten las paritarias en cada provincia y a nivel nacional, con dificultades, pero en el marco de la recuperación de la paritaria y de la discusión de una nueva ley de financiamiento educativo que pueda solucionar muchos de los problemas de las escuelas en la Argentina.
APU: ¿Cómo describiría, en línea con lo que pregonaba el ejemplo de Fuentealba, la actuación de los gremios docentes para con los barrios populares y con las medidas de fuerza impulsadas?
SA: Fuentealba fue un maestro comprometido fuertemente con el destino de su pueblo. En ese sentido, y sin ninguna duda, comprometido con los sectores populares, con una educación al servicio del pueblo y con su sindicato ATEN, en un contexto relacionado con lo que pasa en el país. Carlos sostenía las luchas de los gremios y la inclusión de los pibes y pibas de sectores populares para llevar adelante su reclamo.
Si a 14 años estamos de pie y tuvimos avances en las causas es porque el reclamo es de todos los maestros y maestras y de un colectivo muy amplio y generoso que no ha dejado de pelear un solo día. Eso es un orgullo. Carlos se multiplica en nombres de escuelas, en calles, en marchas, y en murales a lo largo y a lo ancho del país. Es un activo de un pueblo y de un colectivo docente que no se resigna, y que aprendió de las Madres y las Abuelas que la única lucha que se pierde es la que se abandona.