Carlos del Frade: “Vicentin fue el 'lavadoducto' del macrismo”
“La historia de Vicentin tiene que ver con la producción, el trabajo, la tierra, los puertos, pero también con el contrabando, la corrupción, la desigualdad y los oligopolios. Sintetiza la evolución del capitalismo en Argentina y la provincia de Santa Fe en los últimos 92 años. Un viaje que va desde La Forestal, hasta las inimaginables postales de los paraísos fiscales, la banca suiza, las islas Vírgenes de Estados Unidos o las offshore panameñas”, dice Carlos del Frade en su nuevo libro Vicentin, desaparecedores y fugadores del capitalismo argentino, recientemente publicado por Último Recurso.
El diputado provincial santafesino es uno de los integrantes de la Comisión de Seguimiento del Caso Vicentin formada por legisladores de dicha provincia, pero tiene una larga carrera en el periodismo y una copiosa labor investigativa reflejada en no pocos libros que se han convertido en verdaderos betsellers locales, esa industria que se mueve al margen de lo que impone el centralismo porteño. Santa Fue, una provincia robada; La ciudad goleada. Fútbol, lavado de dinero y poder; El litoral, 30 años después. Sangre, dinero y dignidad y Ciudad blanca, crónica negra. Historia política del narcotráfico son algunos de los títulos más destacados y buscados. Ahora regresa con este libro que también lo encuentra como partícipe de quienes evalúan el proceder de la empresa.
Lo cierto es que esta investigación no se detiene en el presente de la cerealera, sino que realiza un verdadero recorrido en su historia (tanto en la oficial como la oculta) para dejar en claro que “el estrés financiero” no resultó una novedad. Del Frade se pregunta por las relaciones de Vicentin con el terrorismo de Estado buscando respuestas que todavía no existen sobre la desaparición de 22 trabajadores de esta empresa en esos años oscuros y abre otro interrogante sobre la forma en cómo creció preguntándose si “el verdadero negocio del mítico almacén de ramos generales de los hermanos Vicentin era, en realidad, la usura y los préstamos, ya que desde el inicio los empresarios tuvieron una excelente cobertura para comercializar en negro”.
“Dieciséis empresas conforman el grupo Vicentin pero solamente se considera una sola, Vicentin SAIC, la que quedó en el concurso de acreedores abierto en febrero de 2020 luego de la declaración de estrés financiero, la cesación de pagos. Con más de noventa años, desde adentro y desde afuera, fue utilizada para fugar capitales, lavar dinero, subfacturar exportaciones, sobrefacturar importaciones y liberar los puertos de acuerdo a los intereses de las empresas que apenas son inquilinos de estos lugares estratégicos y vitales para el corazón de la economía argentina. Vicentin fue el lavadoducto del macrismo”.
Este libro es una múltiple denuncia de la construcción de poder económico, político, cultural y educativo al servicio de un proyecto de minorías durante noventa y dos años. Cómo se armó la estafa que perjudicó a bancos nacionales y extranjeros, la utilización de la Bolsa de Comercio de Rosario, cómo una región pasó de decir “Todos somos Vicentin” a descubrir que los principales funcionarios de la empresa eran capaces de entrar al Banco Nación y en menos de cuarenta minutos, retirarse con millones de dólares, pequeña muestra de la relación de Sergio Nardelli con el expresidente Mauricio Macri y que termina con la famosa frase “mi mejor amigo me puso un tiro en la cabeza”.
Además de la investigación reflejada en los diferentes capítulos, el libro cuenta con anexos escritos por Rubén Giustiniani y Luis Rubeo, también diputados integrantes de la comisión investigadora, y los tres informes que dicha comisión de la Cámara de Diputadas y Diputados de la Provincia de Santa Fe realizó durante el año 2020.
Estructura de propiedad de Vicentin SAIC (gráfico extraído del libro)
Según Carlos del Frade, hay 10 puntos claves que ayudan a entender el territorio por donde se mueve esta estafa a la provincia y a la nación:
1- El concurso de acreedores está montado sobre una mentira. Vicentin no es solamente Vicentin SAIC, es un conglomerado de por lo menos 16 empresas en Argentina y casi una decena más en diferentes países del planeta.
2- El 12 de diciembre de 2020, la empresa saca un comunicado en el que habla de 1.239 trabajadores. Seis días después, en otro comunicado, a raíz de los allanamientos ordenados por el juez Postma, asegura que tiene más de cinco mil empleados en 16 empresas en el país. Esto derriba el llamado velo societario porque son trabajadores del mismo grupo y esa continuidad laboral habla a las claras de un consorcio, no de empresas diferentes.
3- «Nosotros nunca nos fuimos de Avellaneda y Reconquista», es otro de los mitos fundantes de la familia. Sin embargo, desde el año 2000 en adelante, la constitución de sociedades offshore, el depósito en paraísos fiscales como las Islas Vírgenes o bancos suizos y hasta cuentas corrientes en Uruguay, demuestran que las presencias físicas de algunas de esas personas pueden vivir la mayor parte del año en el norte santafesino, pero sus inversiones están muy lejos de allí.
4- El contador Omar Scarel, en el recinto de la Cámara de Diputadas y Diputados de la Provincia de Santa Fe, ante la pregunta sobre dónde está la plata de los 791 millones de dólares que les dio el Banco Nación entre agosto de 2019 y enero de 2020, primero respondió que estaban «en fierros», es decir en máquinas y equipos. No solamente no hay verificaciones de inversiones en esos meses en ninguna de las empresas del grupo si no que las trabajadoras y los trabajadores de Algodonera Avellaneda, entre otras cosas, dejaron anotados en las audiencias en el ministerio de Trabajo, delegación Reconquista, que ellos mismos debían solucionar con alambres los problemas que tenían las máquinas para poder hacerlas funcionar. Ante la insistencia de nuestra pregunta, Scarel ensayó otra respuesta: «Ese dinero se usó para pagar deudas». Tampoco es verdad. Porque si se hubiera usado para pagar deudas, entonces por qué la empresa tiene una deuda de 1.350 millones de dólares. Cuando se le hizo este planteo, Scarel solamente balbuceó.
5- El terrorismo de Estado benefició a Vicentin dos veces: en 1979 cuando le otorgó el puerto en San Lorenzo. Cuando dijimos esto en la Legislatura, Héctor Vicentin sostuvo que mentimos, que no había sido regalado, sino que se trataba de una compra que le habían efectuado a la entonces empresa Duperial. Ese dato es absolutamente nuevo. Sería bueno acceder a la documentación de aquella compra y ver las cifras. Lo cierto es no había información de la compra a Duperial. pero queda claro que fue durante el terrorismo de Estado, hecho que habilitó la instalación de puertos privados. La segunda vez fue cuando en julio de 1982, Domingo Cavallo, al frente del Banco Central de la República Argentina, estatizó la deuda externa que tenía la empresa.
6- Vicentin siempre recibió apoyo de los gobiernos: nacional, provincial y municipales. Sergio Nardelli le dijo a toda la Comisión de Seguimiento del caso, en la propia sede del grupo en la ciudad de Avellaneda, que siempre aportaron dinero a todos los grandes partidos políticos.
7- No se sabe la cantidad de tierras que tienen los integrantes de las familias que componen el grupo Vicentin, no solamente en la provincia de Santa Fe, sino en otros lugares de la Argentina.
8- No se sabe el destino del dinero ingresado por la venta del 16,6% del paquete de Renova a Glencore ni tampoco lo cobrado por la venta de FRIAR a capitales holandeses.
9- Tampoco hay información pública sobre la cantidad de personas que fueron trasladadas desde Reconquista y Avellaneda en los años ochenta cuando se instaló la planta en Ricardone y qué fue de esa gente.
10- Surge de toda esta recopilación informativa que tanto el gobierno provincial, en distintas administraciones, como los municipales, tienen nula participación en lo que sucede en los puertos de la provincia. Más allá de lo jurisdiccional, es imprescindible un mayor involucramiento en relación a lo que entra y sale por esos muelles.
Lo que este libro vuelve a poner sobre el tapete es el rol de la política y la relación de los Estados con los grandes grupos económicos de la Argentina, que en no pocas ocasiones terminan siendo desocupadores, fugadores y lavadores de dinero. Resta agregar que lo recaudado de su venta será destinado a la construcción de una escuela en el barrio Villa Banana, en Rosario.