Claudio Lozano: “Transformar el sistema tributario es esencial para mitigar la desigualdad”
Por Martín Massad
Agencia Paco Urondo: A nivel mundial las grandes fortunas vienen haciendo contribuciones para paliar la situación pandémica y en Argentina se recaudaron 230 mil millones de pesos. El 80% de los grandes aportantes ya acató e hizo su pago, el resto todavía está en veremos ¿Está conforme con la recaudación?
Claudio Lozano: Claramente es un éxito porque el 80% ha pagado sin plantear ningún tipo de problema de carácter judicial. Solamente, es un porcentaje muy reducido el que ha planteado la resistencia en materia judicial a un aporte de esta naturaleza. En ese sentido, más allá de que se ha demorado bastante la sanción de este impuesto, ciertamente la cosa termina bien. Y los recursos que se están obteniendo son los que están, junto con el aporte que están haciendo los impuestos sobre el comercio exterior, inflando la recaudación que está obteniendo el Estado argentino durante estos primeros meses del año 2021. Además, es una cuestión que comienza a mostrar el enfoque que debe tener la política tributaria en Argentina. Sigue pendiente una reforma impositiva profunda que efectivamente haga recaer la carga tributaria sobre aquellos sectores de mayor capacidad económica. Claramente en Argentina, los ricos no pagan o pagan muy poco. Cuando se mira la participación que tiene el aporte de los impuestos a los patrimonios dentro del total de la recaudación total, tanto de impuestos nacionales como provinciales y municipales, los impuestos al patrimonio representan apenas el 4% del total. El 66% procede fundamentalmente de impuestos al consumo. El impuesto a las ganancias y el impuesto al patrimonio, finalmente, apenas aportan el 30% de la recaudación. La verdad que esto es exactamente al revés en los países más desarrollados.
No sólo que esto ha sido un éxito en materia de recaudación sino que hay que tomarlo como un objetivo a seguir. De hecho, objetivamente en el marco de esta segunda ola, con los niveles de recursos que necesitamos para poder afrontarla, lo lógico sería mantener este impuesto durante el año 2021. Por lo menos, hasta que pongamos en marcha una reforma tributaria completa.
APU: Se dice siempre que Argentina tiene alto los impuestos. La cuestión es profundizar un poco sobre los impuestos personales y tributar en base a los activos que tenga la persona o la empresa.
CL: Han sido tantos los años que han transcurrido donde la AFIP no se ha ocupado en general de cobrarle a los ricos, que los registros que se tienen respecto a las fortunas, en general, son bastante deficitarios. Recién ahora se están construyendo. De hecho, los grandes grupos empresarios en Argentina, tanto locales como transnacionales, que son de alguna manera la contraparte de las principales fortunas del país, porque son, a la vez, los dueños de los principales grupos empresarios de la Argentina, en realidad, llevan adelante una estrategia de lo que se suele denominar como planificación fiscal nociva. Una construcción de estrategias que les permitan eludir el pago de impuestos. Hay toda una cofradía de contadores, abogados y de estudios, que construyen sociedades tanto en Argentina como el exterior, que van tratando de disimular los patrimonios y las rentas, de manera tal que, la capacidad de eludir de estos actores sea muy alta. En ese sentido, la AFIP ha avanzado en los últimos meses con una serie de definiciones para tratar de ir poniendo límites a estas cosas.
Hay un montón de estudios a nivel mundial que dicen que en Argentina, aquellos que tienen más de un millón de dólares son 114 mil personas. Esos serían los millonarios en dólares en Argentina. Cuando se mira los registros que tiene la AFIP de más de un millón de dólares, hay solamente 32 mil. Hay una diferencia sustantiva entre la cantidad de millonarios en dólares que la AFIP tiene registrados de aquellos que están registrados por las consultoras internacionales que normalmente establecen los rankings de las principales fortunas del planeta. Esto tiene que ver con esas maniobras de evasión legal que estos señores llevan adelante y al hecho objetivo que gran parte de las rentas las tienen ubicadas en el exterior. Prácticamente el 70% del capital está fuera del país. Consecuentemente, hay una serie de mecanismos para llevar adelante. Hay unas mil personas que efectivamente tienen fortunas superiores a los 30 millones de dólares en Argentina y sería importante que se los incorpore en el aporte de las grandes fortunas.
Y además, tenemos en los estudios que ha hecho el Banco Central durante el último año, sobre quienes fugaron divisas en el período de los 4 años de la gestión Macri, donde se tiene una base importante de empresas y de personas. Se fugaron aproximadamente unos 80 mil millones de dólares. En realidad, el 1% de las personas jurídicas, empresas, bancos, fondos de inversión y demás, concentraron aproximadamente unos 46 mil millones de dólares de fuga. Y 1% de las personas humanas que son unas 60 mil personas, concentraron otros 20 mil. O sea que el grueso de la fuga está concentrada en muy pocas empresas y personas. Esas personas y esas empresas son una buena base para ver, en qué medida lo que fugaron tiene que ver con lo que habían efectivamente declarado en términos de rentas y patrimonio obtenidos a la AFIP durante esos años, y en qué medida no. Esto permitiría establecer mecanismos tributarios en la materia. Hay mucho para hacer realmente en el tema tributario. No hay que temerle a esta discusión, Argentina tiene una presión tributaria absolutamente normal. Lo que sí es cierto es que la composición de la recaudación es fuertemente injusta, porque termina cayendo sobre los sectores medios y populares, mientras que los grandes eluden permanentemente y no pagan. Encima, cuando hacen un aporte, hay que terminar dando discusiones eternas.
APU: La base sobre la cual se impuso el aporte tiene que ver con datos que ya estaban después del blanqueo en el gobierno de Macri, pero nunca se los tuvo en cuenta para poder impositivamente cargar a esas grandes fortunas.
CL: Los datos siempre estuvieron, no es que no están. Hay consultoras especializadas a nivel mundial que permanentemente nos informan, por ejemplo, las fortunas de las 50 familias más importantes del país que tienen fortunas que superan las reservas del Banco Central. No es que carezcamos de datos. En todo caso lo que sí pasa, respecto a la diferencia entre la información que se puede obtener recabando las distintas fuentes existentes a nivel internacional y lo que efectivamente tiene la AFIP, que en tanto el enfoque general del esquema tributario argentino no ha sido nunca, cobrarle a los sectores de mayor capacidad económica, lo cierto es que el registro de las principales fortunas y la percepción de las principales rentas de Argentina, indudablemente no es lo que caracteriza la base informativa que la AFIP tiene.
Hay que avanzar en esa dirección, porque dar vuelta la característica del sistema tributario es un aporte fundamental a condiciones de mayor igualdad en nuestro país. En un país de fuerte concentración de la riqueza como es la Argentina posterior a la dictadura en donde se ha ido afirmando una Argentina profundamente desigual, uno de los instrumentos para mitigar esa desigualdad y para poder fortalecer, aparte, la capacidad de intervención del Estado y la posibilidad de financiar servicios públicos que garanticen salud, educación, justicia y seguridad al conjunto de la población, es el sistema tributario progresivo.
APU: ¿Con qué herramientas cuenta la AFIP para poder aplicar esto, más allá de una reforma?
CL: Argentina tiene una cantidad importante de regímenes de promoción que se llevan adelante sobre las bases de desgravaciones impositivas, exenciones, tanto de carácter sectorial como en determinados productos, que son muy importantes, que hacen que los recursos tributarios que Argentina debiera recaudar y no recauda, sean miles de millones de pesos. Todos esos regímenes promocionales y esos mecanismos de desgravación impositiva, que hoy existen, y en muchos casos, no tienen ningún fundamento, deberían ser revisados. Porque en muchos casos, se trata por ejemplo de regímenes que promueven inversiones que en la práctica no existen, y sin embargo, han quedado como resultado del paso del tiempo. Son mecanismos que al existir, transforman al sistema tributario argentino en un colador, por el cual, los grandes grupos empresarios encuentran mecanismos para poder exponer sus ganancias, en aquellos sectores que están eximidos. Para poder evitar estas cosas, hay que hacer una revisión en profundidad del sistema de desgravaciones fiscales que Argentina tiene.
Y por otro lado, hay que dotar a la AFIP de las herramientas legales para poder intervenir en esa decisión y esa práctica que llevan adelante, los principales grupos empresarios, que es el desarrollo de una planificación fiscal nociva. Digo planificación porque lo planifican. Hay mucha inversión para llevar adelante esa planificación, se le pagan fortuna a estudios de contadores y de abogados para que los principales grupos empresarios puedan encontrar mecanismos para eludir el pago de impuestos y para exponer sus principales ganancias fuera del país. Y además, establecer distintos tipos de sociedades que permiten la posibilidad de decir que tal patrimonio tiene que ver con tal grupo empresario, que de tan mediado por múltiples sociedades fantasmas que se van creando, se transforman en imposibles. Todo ese mecanismo es el que hay que desarmar, y hay que construir las herramientas legales para hacerlo.
En ese sentido, la AFIP tomó una determinación hace algunos meses respecto a que los estudios contables de las principales empresas tenían que exponerle los mecanismos de presentación de los distintos balances. Esto generó una gran discusión. Pero es una decisión muy importante en función de desarmar estas telarañas, que llevan a situaciones como por ejemplo, que de repente en función de las distintas exenciones impositivas que hay en distintos sectores, mientras la alícuota más importante del impuesto a las ganancias, que para cualquier integrante de los sectores medios de Argentina, es del 35%; aprovechando las diferentes exenciones que existen, hay estudios de la AFIP que muestran que los millonarios de la Argentina terminan pagando en promedio no el 35%, que sería lo que les correspondería, sino el 16%.
Este tipo de cosas son las que hay que impedir, porque el caso nuestro es un caso tal, donde hasta los impuestos que supuestamente son progresivos, como el impuesto a las ganancias o el de los bienes personales, tienen diseños que hacen que de repente los terminen pagando los sectores medios en lugar de que los paguen los sectores de mayor capacidad económica. Recién este año se aprobaron en el parlamento, la suba del mínimo no imponible en ganancias, que liberó a 1.200.000 trabajadores de pagarlo, y por otro lado, se modificó el sistema por el cual se grava con ganancias a las empresas, estableciendo una segmentación para que las más grandes paguen más. Todas estas cosas que vamos haciendo con distintos proyectos deberían ser parte de una discusión más integral. Mientras esa discusión no exista, dada la fuerza que tiene esta segunda ola en materia sanitaria, y el hecho objetivo, que el propio gobierno preparó un presupuesto 2021 que no tenía en cuenta que la pandemia iba a tener la virulencia que tiene hoy, más bien se pensó que podía sacarse del gasto presupuestario buena parte de los apoyos sociales porque la pandemia iba a estar controlada y no lo está; ante este nuevo escenario donde los recursos siguen siendo imprescindibles para atender la situación sanitaria, es imprescindible mantener este aporte.
APU: La última pregunta nos llega de un oyente ¿Qué pasó con el préstamo de Vicentín?
CL: Vicentín tiene una deuda de 1500 millones de dólares con el Banco Nación, el Banco Provincia, Banco Ciudad, con bancos extranjeros, con 1700 productores y con 93 cooperativas. Un verdadero desfalco al pueblo argentino. El retroceso que se dio en materia de la expropiación, que era el camino razonable para seguir, ha hecho que esto esté en el marco de un concurso que está fuertemente conducido y condicionado por un juez vinculado con la empresa. Si no hay una definición que permita que el Estado intervenga nuevamente, ya sea el nacional como el provincial, se corre el riesgo que muchas de las advertencias, que el propio presidente planteó cuando tomó la decisión de la expropiación, se consuman. De hecho, hay maniobras concretas por parte de grandes grupos empresarios, como Molinos Agro o como Glencore, para quedarse con la empresa produciendo una nueva y mayor concentración y extranjerización del comercio exterior de granos. Seguramente con impacto negativo en materia laboral, y sobre el recupero de los créditos, por parte de aquellos que le prestaron a Vicentín, porque van a querer pagar en plazos indudablemente muy largos. Sigue siendo imprescindible la intervención por parte del Estado, porque hubo un vaciamiento. Vicentín dejó en Argentina a un grupo empresario con deudas, mientras puso en Uruguay la cabeza de su grupo empresario manejando toda su estructura patrimonial.