Mempo Giardinelli: "El Estado no tiene que ser el que apaga los fuegos que dejan los privados"
Por Martín Massad
Mempo Giardinelli es periodista, docente y escritor. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Poitiers (Francia) y recientemente por la Universidad Nacional del Noroeste Argentino. Es autor de numerosos libros, entre los que se pueden mencionar: Luna caliente (1983), El santo oficio de la memoria (1991), Cartas a Cristina. Apuntes sobre la Argentina que viene (2011) y El Manifiesto Argentino. Historia de un desafío colectivo (2015).
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo recibió la noticia de que a partir del 30 de julio el Estado se hará cargo del dragado, balizamiento y peajes del Río Paraná, mal llamda "Hidrovía", por el lapso de un año?
Mempo Giardinelli: Dentro del colectivo que integro, El Manifiesto Argentino, hemos tomado la noticia con naturalidad pensando que es un reconocimiento de algo que se veía venir, que el gobierno está siendo muy presionado y no tenía un rumbo muy certero en este tema, y esta es una manera de empezar a encarar las cosas como es esperable. Luego. en el conjunto de los lobbies y de las presiones que ellos reciben, falta mucho todavía, y es cuando uno tiene que decir, por un lado, es una decisión correcta y la Administración General de Puertos es el organismo adecuado para esto. Ahora bien, la perspectiva que se abre, luego de este año, que va a pasar rápido y donde posiblemente se prorrogue un poco, es bastante incierta. El decreto 427 no es muy explicito al respecto y no tengo claro aún si es por escondedor o porque todavía no lo tienen definido, pero hay una serie de indefiniciones que son preocupantes. Por ejemplo, la palabra “concesión” se repite siete veces y es claro que esta reiteración está indicando algo. Considero, entonces, que deja abiertas puertas que son muy peligrosas, es decir, si todo lo que va a venir después de este año van a ser nuevas licitaciones y nuevas concesiones, vamos a estar en el horno. El Estado no tiene que ser el que apaga los fuegos que dejan los privados.
Sucede lo mismo con los ferrocarriles que con lo del Río Paraná (personalmente no hablo de hidrovía, ya que es una sociedad anónima con un nombre de fantasía), en el sentido de que lo que queremos recuperar es el Rio Paraná. Aquí la decisión de no renovar concesiones a tres líneas ferroviarias está un poco atenuada, pero al mismo tiempo no es para tirar manteca al techo. A mi entender, sin ninguna duda, los ferrocarriles deben ser del Estado. Sin embargo, la repatriación, en este momento, de ferrocarriles parecería que les conviene a las compañías que los tienen, porque son unidades destruidas con vías que no sirven y con sistema de comunicación ferroviaria arruinados. Entonces, en realidad es una porquería lo que nos están dando. Aquí la idea como Estado es ponerse a recuperar esos ferrocarriles pero no sabemos qué va a pasar dentro de 10 o 15 años. Hay que pensar en decisiones que tengan trascendencia histórica para que el Estado no se convierta en el arreglador de lo que después se aprovechan los privados.
APU: A su entender, ¿el Estado tiene capacidad para encarar este proyecto?
M.G.: Estoy convencido de que el Estado puede y debe hacerse cargo del Río Paraná porque es una cuestión de soberanía nacional, es irrenunciable. Tiene que ver con nuestra historia, con el territorio, con 12 millones de argentinos y argentinas que vivimos a orillas del río; además, allí fue la batalla de San Lorenzo, se creó la bandera, sucedió la Vuelta de Obligado, Punta Quebracho, etc. Es una situación idéntica a las Islas Malvinas, entonces, no vamos a entregar el Rio Paraná así como no hemos entregado las Islas Malvinas. Ahora, el tema de los ferrocarriles y de otros servicios que pudiera haber tiene que ver con la necesidad de fortalecer el Estado y por supuesto celebro que se los recupere. Igualmente, no está de más marcar estas prevenciones porque, aunque es doloroso, hay que reconocerlo, el gobierno está lleno de neoliberales. Los neoliberales no pertenecen a una categoría ni buena ni mala, sino que se trata de que sus actos son egoístas, inhumanos, antisociales, tienen una concepción nefasta del bien público y revalorizan el bien privado. Por eso me parece importante estar atento y vigilante en este tema.
APU: ¿Cuál es su reflexión acerca de que Argentina trasporta en tren solamente entre un 4 y un 6 por ciento de la carga que se mueve en el país, mientras que otros países de la región como Brasil o Chile llega al 23 por ciento?
M.G.: Realmente hoy se transporta muy poco en tren. Pensemos que hace 50 años los ferrocarriles eran el motor de todo en Argentina, todo giraba en torno a los ferrocarriles. Incluso la Red Argentina, que era una de las diez redes ferroviarias más importantes del mundo, llegaba a todas las provincias, desde Jujuy hasta Santa Cruz, aunque tenía problemas porque no se unían transversalmente y todo iba a concentrarse en Buenos Aires. Esto tenía que ver con la atención fundamentalmente a las economías regionales porque todos los productos, no importa donde se hicieran, tenían un destino de mercado y desde ya daba empleo. Todo esto fue cortado.
APU: ¿Considera que podrían influenciar en los precios de los productos el transporte por la vía ferroviaria?
M. G.: Por supuesto. De hecho, el transporte actual es caro y sucio porque es contaminante. Por ejemplo, solamente en el Río Paraná, tenemos casi 30 puertos extranjeros, enclaves coloniales, que debemos soportar en nuestras costas. De todo eso que llega a ser cargado, solo el 5% se hace en trenes, y el resto se trasporta en camiones que son contaminantes, tienen altos índices de accidentes y rompen las rutas.