Victoria Montenegro: "La violencia institucional actual es una de las secuelas de la dictadura militar"
Por Juan Borges
La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y nieta recuperada, Victoria Montenegro, dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre la presentación de su libro "Hasta ser Victoria”. “Allí básicamente relato lo que fue la experiencia desde mi apropiación, mi crianza con mis apropiadores. Después el proceso de reconstrucción de mi identidad, donde fueron vitales el rol de las Abuelas y mis familiares. La importancia de saber la verdad”, reflexionó la legisladora.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo evaluó la presentación de su flamante libro "Hasta ser Victoria”?
Victoria Montenegro: En el marco del aniversario de Abuelas de Plaza de Mayo y por el Día Nacional por la Identidad pudimos presentar por fin de manera presencial el libro que escribí llamado “Hasta ser Victoria”. Allí básicamente relato lo que fue la experiencia desde mi apropiación, mi crianza con mis apropiadores. Después el proceso de reconstrucción de mi identidad, donde fueron vitales el rol de las Abuelas y mis familiares. La importancia de saber la verdad.
APU: Usted hace referencia en el libro a la imagen de la perfección del Mal ¿podría desarrollar esa idea?
VM: El libro de alguna manera es políticamente incorrecto. Allí queda plasmado lo complejo que es recuperar la identidad y las contradicciones que uno tiene con quienes nos criaron. Sabiendo el horror que los apropiadores ejercieron. En mi caso mi apropiador que fue jefe de inteligencia de un centro clandestino de detención. El mismo participo en el operativo que secuestraron a mis padres y a mí. Esa misma persona participo en muchos operativos donde secuestro y robo otros bebes. Está confirmado su rol en la dictadura cívico militar. El libro permite identificar a un responsable de delitos de lesa humanidad. Por otro lado, esta lo que a mí me pasa con esa persona, el rol que ocupó en mi vida, en mi crianza. Es tremendo todo, el terror, la apropiación de bebes. Sin embargo, es un proceso con muchas contradicciones. A mí me pasaba no poder dormir sabiendo que mi apropiador necesitaba medicarse, era diabético. Yo era la que lo curaba siempre. La contradicción tiene que ver con eso. Saber quién es, identificar su rol, pero no poder registrarlo. Esa sensación es la perfección del mal. No solamente el daño de la apropiación, sino después de saber la verdad, tú verdad, uno sigue cargando con esa cruz de las contradicciones.
APU: ¿Cómo fue atravesar ese proceso?
V.M: En mi caso no di el paso, sino que las Abuelas me empujaron a dar ese cambio en mi realidad. En mi parte nunca hubo voluntad de saber que había sucedido realmente. Yo sentía un amor incondicional y una lealtad a quienes me habían criado. Ellos eran mis padres para mí. Además de un vínculo afectivo con ellos, tenía una formación ideológica muy fuerte. Depurar todo eso que te enseñaron cada día de tu vida, reubicar ese vínculo complejo. Entender que aquello que para vos era natural no estaba bien.
Debí reconstruir mi vida siendo madre, esposa. Además, reconstruir un vínculo con quienes realmente fueron mis padres, aunque ya no estén. Que fueron desaparecidos siendo más joven que yo cuando recupere mi identidad. Es muy complejo todo eso. Fue muy importante en esa reconstrucción el rol de mi compañero, de mis hijos. De las Abuelas de plaza de mayo, de mi familia biológica. Siempre me tuvieron una paciencia enorme. Respetaron siempre mis contradicciones. Su ayuda colaboro para que yo pudiera transitar un proceso sano. Fueron los grandes participes para mi reconstrucción como Victoria.
APU: ¿En ese marco la edición del libro que significó?
V.M: Como nieta restituida di mi testimonio un montón de veces. Lo que me motivo para editar el libro fue el nacimiento de mi nieto. Cuando nace Noah yo ya era Victoria. Diferente a mis hijos que vivieron conmigo el proceso de reconstrucción de mi identidad. Por eso quiero contarle a Noah como fue mi historia. Tuve que ordenar los testimonios, las vivencias. Fue reconstruir la memoria de mis años de infancia, de crecimiento. Fue todo muy movilizante. Es difícil compartir y comunicar respetando al otro. Fue complejo sintetizar las sensaciones, los dolores en un libro. Como desenredas toda la experiencia sin romper. Es necesario saber la verdad y dar ese paso que tiene que ver con conocer la identidad. Este trabajo plasmado en el libro también está dirigido a muchos que aún no dan ese paso de conocer su verdadera identidad. Que sea un testimonio para las generaciones que vienen. Para que Nunca Más le pase lo mismo que me paso a mí y a tantos otros.
APU: ¿Qué balance puede hacer desde la instalación de la llamada “Doctrina Chocobar" durante el gobierno de Mauricio Macri y sus efectos en la sociedad?
V.M: Claramente la violencia institucional actual es una de las secuelas dejadas por la dictadura militar. Lamentablemente esas prácticas no han sido erradicadas del todo. Se llevan la vida de muchísimos jóvenes. Durante los gobiernos de Néstor y Cristina se trabajó para controlarlas brindando formación a las fuerzas. Los cuatro años del gobierno de Macri han hecho estragos en ese aspecto. La decisión de ese gobierno de reivindicar esas prácticas de violencia institucional hizo mucho daño. Los cuatro años del macrismo fueron de mucha destrucción en materia de defensa de derechos humanos. Nosotros planteamos que la mejor manera de erradicar esas prácticas violentas es con una profunda formación de los miembros de la fuerza. Con más herramientas, con mejores conocimientos. Hace unos meses atrás la policía de la ciudad de buenos aires le disparo a un joven con discapacidad que con una pistola de juguete que estaba simulando ser un ladrón en un banco. No supieron que era un chico discapacitado por falta de formación profesional, no supieron cómo manejar la situación y lo asesinaron. Es necesaria la formación de las fuerzas de seguridad. Es necesaria la seguridad de los ciudadanos pero que ese objetivo no se lleve la vida de nadie. Pero para impulsar una formación profesional es necesaria la voluntad política de erradicar la violencia.