“Las nuevas formas de intervención imperialista distan mucho de parecerse a los viejos manuales golpistas”
Por Julián Bokser
AGENCIA PACO URONDO dialogó con Lautaro Rivara y Fernando Vicente Prieto, a raíz de la reciente publicación de El Nuevo Plan Condor – Geopolítica e imperialismo en America Latina y el Caribe, coeditado por Batalla de Ideas y el Instituto Tricontinental. Las continuidades de aquella articulación de dispositivos políticos, militares y comunicacionales puestos al servicio de la intervención y la actualidad de los actores, doctrinas, teorías, métodos y estrategias del imperialismo en la región.
Agencia Paco Urondo: ¿A qué se refieren con un “nuevo Plan Cóndor”?
Lautaro Rivara: En los últimos años se ha discutido e investigado mucho sobre procesos como el lawfare, la guerra económica o los más recientes golpes de Estado. Pero mientras que algunas de estas estrategias de intervención han sido reconocidas como tales y tratadas de forma aislada, otras son relativamente desconocidas, más aún considerando un público no académico, militante o especializado: es el caso por ejemplo del intervencionismo humanitario o el paramilitarismo, fenómenos que pueden parecer menos urgentes o relevantes desde la Argentina, pero que tienen una importancia fundamental para entender lo que sucede en buena parte de América Latina y el Caribe.
Pero hay otros fenómenos, que son hoy motivo de estudio y preocupación —como el crecimiento del neopentecostalismo conservador o el poder creciente de ciertas ONG ligadas al Departamento de Estado de los Estados Unidos— que no han sido trabajados lo suficiente desde una mirada geopolítica. Porque en suma es eso lo que nuestro libro propone: una mirada geopolítica, integrada y regional de estas nuevas formas de intervención imperialista, que distan mucho de parecerse a los viejos manuales golpistas que incluían una confrontación militar directa o apenas velada, el desembarco de marines o paracaidistas, etcétera. Como estas nuevas doctrinas y estrategias tienen un carácter sistemático, planificado y regional como lo tuvo el Plan Cóndor que coordinó las dictaduras cívico-militares del Cono Sur en las últimas décadas del Siglo XX es que decidimos valernos de esta metáfora, que no es originalmente nuestra sino que ya ha sido planteada antes por dirigentes y personalidades políticas del continente.
APU: ¿Qué motivó la coordinación y escritura del libro?
Fernando Vicente Prieto: Quienes están detrás de este libro son personas que nos excede por mucho a nosotros como coordinadores, e incluso a la veintena de autores y autoras de América Latina y el Caribe que convocamos. Pero podríamos decir a título más personal que un disparador importante fue ver el tratamiento político y mediático que tuvieron algunos hechos de enorme significación regional, como el golpe de Estado en Bolivia o el intento de invadir Venezuela desde la frontera colombiana, ambos en el año 2019.
En ese entonces pudimos ver que más allá de la buena o mala voluntad de ciertos políticos, académicos, analistas y periodistas, había una real incomprensión, una verdadera laguna, una cierta falta de instrumentos conceptuales adecuados, para poder comprender que las modalidades contemporáneas del intervencionismo contemplan en sus manuales el estímulo a las protestas callejeras con fines destituyentes, o la apropiación de una narrativa “humanitarista” como excusa para violar la soberanía de un país.
Para ser más claros: propios y extraños, en el fragor de los acontecimientos, creyeron ver en el “calentamiento de calle” previo al derrocamiento de Evo Morales algo así como protestas ciudadanas pacíficas y espontáneas, o una verdadera rebelión “antiautoritaria”. Entonces, en el momento crucial, apoyaron con ingenuidad el mecanismo de una compleja estrategia golpista, viendo la parte sin ver el todo, o, igual de grave, vacilaron a la hora apoyar y movilizarse en favor de un proceso popular y democrático que era gravemente amenazado.
Tiempo después todas las evidencias demostrarían lo obvio: la participación de la OEA en la narrativa de fraude, el protagonismo de gobiernos aliados como el de Mauricio Macri en los preparativos del golpe, los vínculos entre las fuerzas armadas locales y el Departamento de Estado, y hasta la contratación de paramilitares por parte del gobierno de facto, una vez instalado.
Lo mismo podríamos decir sobre Venezuela, cuando muchísimas personas, engañadas quizás en su buena fe, pudieron llegar a creer que el inmenso operativo montado en 2019 tenía realmente el objetivo de asistir humanitariamente a las poblaciones locales, golpeadas duramente por las sanciones, el ataque a la moneda y otras políticas de guerra económica. En estos mismos días salió a la luz que el gobierno de Macri incluso ordenó ejercicios militares de entrenamiento de una invasión a Venezuela como parte de una fuerza “multinacional”, que fue lo que se buscó en ese momento legitimar a través de grupos mediáticos, las ONG y la OEA. En aquel momento, mientras en la superficie se organizaban conciertos y se desplegaba una política cultural preocupada por “la situación humanitaria”, de forma oculta se preparaba la articulación de estos eventos con una preparación militar, de inteligencia, etcétera. En el libro comentamos que cabe la posibilidad de considerar al hoy extinto Grupo de Lima como una verdadera asociación ilícita, en la medida en que su objetivo y su acción estaba dirigida a la realización de actividades contra otros Estados que violan el más elemental derecho internacional.
Insistimos, como lo trabajamos a lo largo de todo el libro, que no se trata de teorías conspirativas: más allá de muchas de estas formas de intervención son veladas y no declaradas, podemos rastrear comunicados, planes estratégicos, textos doctrinarios y documentos desclasificados que dan cuenta de este interés de los Estados Unidos (y sus aliados de la OTAN) por reasegurar su control sobre nuestra región, más aún en un momento de incremento de la competencia geopolítica global con China y Rusia.
APU: El Plan Cóndor fue un plan orquestado, como decían, ante todo en el Cono Sur. Pero ustedes enfocaron su trabajo en toda la extensión de América Latina y el Caribe. ¿Por qué?
LR: En relación a tu pregunta nos enfrentamos de alguna manera con dos problemas. Por un lado con un viejo sesgo que reduce el análisis de la región a apenas un puñado de países, por lo general y notoriamente los de Sudamérica. Un “latinoamericanismo” limitado que, paradójicamente, la geopolítica de Estados Unidos y de todas las potencias europeas y no europeas con intereses aquí jamás se permitirían. Desde los tiempos de la Conquista el Gran Caribe es una región de enorme importancia geoestratégica, y un laboratorio de todas las formas de intervención. Basta ver para eso un mapa que elaboramos, en donde georreferenciamos de forma sencilla y didáctica la presencia de todos estos instrumentos: la guerra económica, el paramilitarismo, el intervencionismo “humanitario”, la presencia de los principales conglomerados mediáticos, el lawfare, el oenegeismo colonial, el estímulo al fundamentalismo, etc. Es fácil demostrar desde este mapa que el Caribe es la subregión más controlada, intervenida y tutelada de todo el hemisferio, entendida como llave de acceso a toda la región.
Por otro lado asistimos a un problema de época: al retroceso de la idea latinocaribeña, a la pérdida de interés por los problemas de geopolítica e integración regional, a la moderación de los gobiernos y los programas en relación a los tiempos rutilantes marcados por la derrota del ALBA y por la construcción del ALBA-TCP, la Unasur y la CELAC y las articulaciones de organizaciones populares como ALBA Movimientos.
En momentos en los que afirmar la necesidad de una integración (y aún más, de una unión) estrecha entre los pueblos y gobiernos de América Latina y el Caribe parece una idea trasnochada o ultraradicalizada, nuestro libro busca ser una toma de posición política pero también epistemológica: es imposible comprender el golpe de Estado en Bolivia sin las doctrinas de guerra híbrida, el lawfare en Brasil sin el nuevo momento geopolítico global, o la deuda externa en Argentina sin conocer los mecanismos de sujeción económica aplicados por el FMI, el BID y el Banco Mundial en la región y el mundo. La región se volverá inteligible como un todo, o estaremos condenados a intentar resolver de forma aislada, parcial e ineficaz problemas que nos son comunes.
Dicho esto, también hay que decir que el libro no tiene pretensiones de exhaustividad, porque la intervención es múltiple y sería imposible incluir todos los eventos: por eso decidimos incluir algunos casos que entendemos más emblemáticos, que muestran de forma clara la utilización de determinados dispositivos de intervención y que son representativos a la hora de analizar las tendencias y brindar una mirada del conjunto, apostando a construir un mapa de lo que está pasando en la actualidad, un fenómeno que, en sus aspectos esenciales, creemos que es propio de esta etapa y que, como tal, llegó para quedarse. Por eso creemos que es importante informarse, reflexionar, y debatir apasionadamente sobre este tema.