A 28 años del asesinato de Omar Carrasco: “El hecho provocó un gran cambio en nuestra sociedad”
Por Juan Borges
El 6 de marzo pasado se cumplieron 28 años del asesinato del conscripto Omar Carrasco perpetrado en un cuartel militar de Zapala, Neuquén, mientras cumplía el entonces Servicio militar obligatorio. Miriam Medina, madre de Sebastián Bordón (joven asesinado en un caso de gatillo fácil) conoció y acompaño a Sebastiana de Carrasco, la madre de Omar en su búsqueda de justicia efectiva por el crimen de su hijo. Conversó con AGENCIA PACO URONDO y realizo un homenaje y recuerdo sobre el joven asesinado.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué recuerdos tiene del caso Omar Carrasco?
Miriam Medina:El caso generó impacto a todo el país e incluso tuvo repercusión internacional debido a lo llamativo de que un joven haya desaparecido dentro de un cuartel del ejército argentino. Los hechos sucedieron en 1994, aún estaba vigente el servicio militar obligatorio. El caso demostró el accionar perverso que tenían el personal del ejército argentino. Veníamos de una dictadura, pero determinadas prácticas seguían utilizándose. Recuerdo que fue en ese año el crimen de Carrasco porque tres años después asesinan a mi hijo Sebastián Bordon, la policía de Mendoza. A Omar lo mataron a golpes y escondieron su cadáver. Sebastiana era su madre supo desde el principio que la versión oficial de la deserción de su hijo no era cierta y que había algo siniestro que estaban ocultando. Empezaron las falsas versiones de que el soldado estaba prófugo e incluso se decía que lo habían visto en diferentes pueblos. Después se supo que era todo mentira, al joven lo habían matado en el cuartel y allí mismo estaba su cadáver.
APU: ¿Cómo conoció a Sebastiana, la madre del conscripto asesinado?
M.M.: Nos conocemos en 1997 cuando asesinan a mi hijo y vamos armando una red de familiares de acompañamiento en los aniversarios. En 1997 asesinan a mi hijo y también se sucede el triple crimen de Cipolleti. Los familiares de las chicas convocan a una mega marcha de familiares en esa ciudad de los hechos y allí nos conocimos con Sebastiana. Ella era una señora de campo, muy pausada para hablar, muy buena, con mucho amor y respeto hacia su hijo. Entablamos una relación telefónica donde nos dábamos fuerza para seguir adelante. Esto que hacemos las madres cuando las fuerzas nos arrebatan a nuestros hijos. Ella y su compañero expresaban una gran templanza desde el inicio de la búsqueda hasta que lograron justicia por el crimen de su hijo.
APU: ¿Considera que obtuvieron justicia en su reclamo?
M.M.: SI, Ellos obtuvieron justicia porque lograron detener al culpable, el subteniente Ignacio Canevaro y a los soldados que lo acompañaron en la golpiza que termino en el homicidio. Sin embargo, no se pudo desbaratar la red de complicidad y encubrimiento alrededor del caso. Los responsables del cuartel que tejieron esa red nunca fueron condenados. Lamentablemente este homicidio término con la vida de un joven trabajador y humilde de Cutral Co, la verdadera justicia para todos los culpables nunca llego. Omar Carrasco perdió su vida a manos de una fuerza del Estado. El hecho provocó un gran cambio en nuestra sociedad porque se disolvió el servicio militar obligatorio. Recién en el gobierno de Mauricio Macri y por impulso de Patricia Bullrich se pretendió implementar un sistema de reclutamiento similar que por suerte no prospero.
APU: ¿Qué cambios considera que hay que realizar en las fuerzas de seguridad y en las fuerzas armadas?
M.M.: Lamentablemente aún perdura esa concepción de manejarse con violencia y utilizando esa metodología de apremios y torturas hacia los jóvenes humildes que son los que mayormente caen víctimas. Todavía nos falta democratizar mucho y aplicar reformas reales y verdaderas en las fuerzas de seguridad del Estado. Debe existir una Ley integral contra la violencia institucional que permita que estas fuerzas sean educadas con una perspectiva democrática y basada en la defensa de los derechos humanos. Aún estamos lejos de eso lamentablemente. Permanentemente vemos casos de violencia de género y casos de gatillo fácil con armas del Estado. Es decir, con los recursos del mismo pueblo. Debería ejercerse con mayor responsabilidad el control de las fuerzas.
Debería haber una ley integral para las victimas donde sean atendidos los familiares con atención psicológica y psiquiátrica que acompañe a quienes padecen las perdidas por culpa de esa violencia estatal. Asimismo, debe existir una profunda reforma de la justicia que también beneficie a los sectores humildes y no siempre a los más poderosos como sucede actualmente.