"El amor después del amor": ese tema del tiempo
Por Mikki Lusardi (*)
Por decisión de la autora, el artículo contiene lenguaje inclusivo.
Porque 30 años es un montón, y sin embargo ahí está, todavía nuevo, todavía con rincones sin descubrir, todavía tan único, todavía tan nuestro. Un 1° de junio de 1992, Fito editaba su séptimo disco de estudio, y daba vuelta todo.
Quizá descansando en que por estos días se van a decir todas las cosas que hay que decir, emprendo la escucha, el goce y las letras despojada de obligaciones, entregada a mi propia subjetividad.
Escuchándolo fue que la curiosidad infantil y yo preguntamos y entonces supimos qué era el AZT. También ayudó repetir como mantra que de alguna forma siempre se puede salir. Que el juego quita el miedo y cura.
Hacer agujeros en paredes; darle forma en el imaginario de un jardín de infantes a una Sasha y una Sissí; pensar qué es lo que nos falta si lo que nos falta no es la falta de fe.. que el dolor tiene perfume y que nos podemos hacer fuertes en el imprevisto. A nuestras Thelma y Louise que fueron -en mí- canción antes que película. Y es tan suave verlas… creer. Creer en algo.
Veo perfecto el grabador donde teníamos listo el TDK en el que íbamos acumulando los cortes de difusión con esa bella simultaneidad del PLAY REC que sólo un par de generaciones entenderemos: plano secuencia real. O cambiar en horas de la siesta. Las margaritas, los vestidos, las luces, la ciudad.
De ese "Tumbas de la gloria" -y de Gustavo- casi que no puedo hablar. Por la altura de la obra, pero sobre todo por la mirada ineludible: es mi primer recuerdo visual de un recital. No había sido el primero, pero en aquella presentación, las cruces encendidas en tribunas vacías fueron ese eclipse en el que algo nació. Y fue fuerte el vendaval: algo de él siempre llegó a nosotrxs.
Algo tienen estos años, que me hacen poner así… Y voy a vernos felices. Gracias Fito. Te queremos.
Es que que nadie puede,
y nadie debe
vivir sin amor.
(*) Directora de FM Nacional Rock.