Monica Benicio: “El feminismo me salvó”
Por Santiago Gómez
Desde Salvador, Bahía.
Monica Benicio nació en Río de Janeiro, en el barrio Maré, de la zona norte de la ciudad, donde gran parte del barrio es favela. Es arquitecta urbanista, con maestría en urbanismo, y tras el asesinato de su compañera, Marielle Franco, comenzó su participación política institucional dentro del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), del cual Marielle era parte y concejal de la ciudad. Militante de los derechos humanos, feminista y lesbiana, Monica conversó con la Agencia Paco Urondo sobre el futuro de Brasil, la realidad de las favelas cariocas, la presencia de las milicias, con las cuales Jair Messías Bolsonaro y su familia tienen vínculos, y lo que espera del próximo gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. “Después de que Lula asuma volveré a la oposición”, afirma.
El PSOL es un partido creado en 2005 a partir de una división del Partido de los Trabajadores, que tuvo un fuerte crecimiento en Río de Janeiro, donde surgió uno de sus principales dirigentes, Marcelo Freixo. Por los casos de corrupción en los que estuvo involucrado el PT, hasta la elección pasada el PSOL se resistía a hacer un frente con el PT, por lo que en 2018 el candidato presidencial fue Guiherme Boulos y el bolsonarismo ganó también las elecciones en Río de Janeiro. El año pasado Freixo pasó al Partido Socialista Brasilero (PSB) y será candidato a gobernador de Río con el apoyo del PSOL y el PT.
AGENCIA PACO URONDO: Monica en Argentina se habla del crimen organizado pero poco se sabe de las milicias. ¿Cómo explicarías para quien no conoce lo que son?
Monica Benicio: Las milicias están compuestas por militares en actividad o retirados, como la Policía Militar o el cuerpo de bomberos y ese tipo de instituciones, que operan en la lógica de la seguridad pública. Actúan principalmente en la periferia y favelas, territorios con mayor vulnerabilidad, operando sobre el control territorial, cobrando tasas, ofreciendo servicios que debería prestar el Estado, y se sirven de la violencia, el miedo, crean un clima de terror sobre la población para ejercer el control económico del territorio. La milicia actúa ofreciendo paquetes de internet y televisión, gas en garrafa, la luz. La milicia tiene una relación directa con el Estado, es la fuerza más peligrosa que existe en Brasil, porque tiene un proyecto de poder. Se tornó un brazo armado del Estado.
Cuando hacemos una relación directa con los Bolsonaro, todo el clan familiar, vemos que cada uno de ellos en cada lugar que ocuparon en el parlamento (N.E: el actual presidente Jair Messías Bolsonaro fue diputado, su hijo Flávio es senador por Rio de Janeiro, Eduardo es diputado nacional por San Pablo y su hijo Carlos es concejal de Rio de Janeiro), homenajearon o condecoraron personas que se probó estar vinculadas con las milicias. El propio Ronnie Lessa, acusado de ser el ejecutor de la muerte de Marielle Franco y Anderson Gomes, es conocido en Río de Janeiro por su peligrosidad y fue homenajeado por Flávio Bolsonaro cuando era diputado provincial de Rio de Janeiro. Esa relación existe.
El peligro de las milicias es que elige legisladores, tiene bancas en el senado, en el congreso federal, en las cámaras municipales, por eso es para mí la fuerza más peligrosa. Los fusiles no llegan en las favelas cayendo del cielo, no se fabrican ahí. Cuando llegan las operaciones haciendo matanzas es para rescatar armas, para tener control sobre aquel territorio sobre la alta demanda de drogas, pero esas drogas tampoco se producen en las favelas, llegan ahí por algún lugar.
APU: ¿Cuál es la presencia del Estado en esos territorios?
MB: El Estado dentro de la favela no está ausente, está presente, pero de un modo ineficaz. Porque no ofrece políticas públicas de calidad, entra en las favelas con violencia. Eso es lo que el pueblo pobre tiene del Estado brasilero, del Estado de Río de Janeiro. Para entender ese problema, es fundamental hacer un recorte de raza, de clase, porque la mayoría es negra. Lo que Brasil hace es una necropolítica, estableciendo quién puede vivir en esta provincia y quién debe morir.
En el 2021 tuvimos la masacre de Jacarezinho, 29 personas fueron asesinadas, por una operación de la policía. Un año después las familias construyeron un memorial con los nombres, a la semana llegó la policía y lo derribó. Diez días después fue la masacre en el Complejo de la Penha, mataron 24 personas y el Estado habló de la eficiencia de la operación. No hay nada de eficiente en esas operaciones, porque eso requiere recursos para trasladar a los policías para esos territorios y deja descubiertos otros territorios de la ciudad que quedan más vulnerables a otros tipos de violencia como violación, robo, asaltos.
Para pensar en el impacto de esas operaciones, debemos considerar que en el Complejo de la Penha viven unas 70.000 personas, pero si consideramos los territorios aledaños son 400.000 personas que tuvieron su día interrumpido, porque quedaron impactadas, no fueron a trabajar, las escuelas cerradas, sin acceso a la salud.
Pero para el comandante de la Policía Militar fue una operación que salió bien porque fue hecha con inteligencia. Con una operación que dejó 24 muertos y no detuvo a nadie, no necesitás ser muy inteligente para saber que no tuvo nada de eficiente ni de inteligencia. Al asesinar lo que el Estado hace es una quema de archivo. Además, si no detenés a nadie generás una acción de resistencia, porque si saben que van a morir por qué se van a rendir. Así incentivan el conflicto, eso no es una operación de inteligencia.
Según el Grupo de Estudios de las Nuevas Ilegalidades de la Universidad Federal Fluminenes, desde agosto de 2020, cuando asumió Claudio Castro, fueron cometidas 24 masacres sólo en la región metropolitana de Río de Janeiro, con más de 330 muertes. Como defensora de los derechos humanos defiendo el valor de la vida, que sea asegurada, lo que quiere decir generar políticas públicas que garanticen saneamiento básico, educación, acceso a la cultura, a la salud, pero en Brasil buscan decir que quienes defendemos los derechos humanos defendemos delincuentes. Brasil no tiene pena de muerte, pero el Estado ejecuta la pena de muerte dentro de las favelas.
APU: ¿Cuál fue el impacto en Río de Janeiro cuando esa milicia que estaba allá llegó al gobierno federal?
MB: Río de Janeiro es un laboratorio y la cuna del bolsonarismo. La familia Bolsonaro salió de las cloacas de Río, de lo peor que tenemos de la representatividad política. Si mirás la mayor parte de quienes fueron gobernadores de Río y están vivos, están presos por corrupción. No existe ni el intento de enmascarar, son descaradas la violencia, la corrupción, la relación con el fascismo, todo salió de las cloacas de Río.
Debemos pensar que veníamos con un aumento de violencia, desde 2013 con las manifestaciones, en 2016 el golpe contra Dilma Rousseff y en 2018 Brasil tuvo una clase de lo que es la política brasilera: una concejal, democráticamente elegida, fue ejecutada a las nueve de la noche en una de las principales capitales del mundo, el Estado estaba bajo intervención militar federal, durante el gobierno de Michel Temer. El general Braga Neto (N.E: candidato a vicepresidente para la reelección de Bolsonaro) controlaba la intervención y una legisladora fue asesinada, en un claro femicidio político. Aunque no sepamos quiénes dieron la orden ni los motivos, el crimen fue un mensaje político.
Después, en abril de 2018, Lula viró un preso político y hoy nadie lo cuestiona, entendiendo el papel delictivo que tuvo el juez Sérgio Moro, que operó para sacar a Lula de la elección porque era el único que le podía ganar a Bolsonaro, un hombre con 30 años de legislador sin presentar un proyecto, conocido solamente por ser asqueroso, racista, misógino, homofóbico. Hizo una campaña que la izquierda creyó que no pasaría de un chiste de mal gusto y se transformó en presidente de la república.
¿Qué población es esa, qué Brasil es ese que está siendo construido, que fue capaz de elegir a una persona tan asquerosa creyendo que era una alternativa saludable para nuestra democracia? En nuestra frágil y joven democracia estamos en un nivel de vulnerabilidad muy grande. A diferencia de otros países de América Latina, principalmente de Argentina, que fue muy eficiente en la producción de Memoria, Verdad y Justicia, Brasil no hizo eso. Tenemos un presidente que dice que la dictadura no fue golpe, fue revolución; un presidente que niega la esclavitud y dice que vinieron por voluntad propia. Si no hablamos de memoria repetimos el error. Brasil no consigue producir una generación que tenga 30 años de edad sin que haya pasado por algún golpe o ruptura de la política.
La ejecución de Marielle y la falta de respuesta fue una ruptura en la democracia, porque al no responder quién mandó a matar a una concejal, queda claro que existe un grupo político capaz de asesinar como forma de hacer política y el Estado no se posiciona. No es posible que una de las policías más letales y más eficientes del mundo no consiga elucidar un crimen que fue tan bien ejecutado. ¿No hay respuestas porque no pueden o porque no quieren?
APU: ¿Crees que con Lula en el gobierno se pueda saber quiénes mandaron a matar a Marielle?
MB: Si no tuviera esperanzas de que eso puede pasar, se hace difícil levantarse a la mañana. Es problemático, confío que Lula será presidente. ¿Va a hacer magia y resolver todos los problemas? No, hasta porque nadie gobierna solo y él hizo alianzas con las que no estoy de acuerdo, como por ejemplo poner de vice a una persona como Alckimin. Estoy ansiosa para que Lula asuma, porque después que se me pase la resaca de conmemoración volveré a ser oposición.
Es necesario que pongamos a este país en el rumbo democrático de nuevo, pero la situación es muy complicada. En Río de Janeiro si tenemos el mejor de los escenarios posibles, Lula presidente y Marcelo Freixo (PSB) gobernador, creo que podemos volver a soñar que una nueva sociedad puede encaminarse a un proceso de construcción. En el peor de los mundos, Bolsonaro es reelecto, y eso nos pondría en pésimas direcciones. Un intermedio de eso, que también sería preocupante, es Lula presidente pero con resistencia de los bolsonaristas a que Lula ocupe el Palacio de Planalto. Honestamente, ni con toda la imaginación que tengo veo a Bolsonaro pasarle la banda presidencial a Lula. Creo que va a hacer como siempre hace, presentará un certificado médico y no va a aparecer, o nos vamos a tener que preparar para qué tipo de resistencia tendremos que hacer. En cualquier escenario no resolvemos el inmenso daño que la política bolsonarista dejó en el país.
Sobre la producción de Memoria, Verdad y Justicia, creo que Lula conseguiría conducir con más eficiencia y con más responsabilidad, pero es necesario estar atentos a otras pautas progresistas de diálogo. Como mujer feminista, vamos a dialogar sobre la legalización del aborto. Lula hizo un comentario a favor y no fue bien visto, de hecho el PT le puso un freno en los discursos. ¿La población LGBT será representada en el gobierno de Lula? Alckimin es del Opus Dei. Hay varios temas que vamos a tener que acompañar de cerca para reclamar cuando Lula vuelva a ser presidente.
APU: ¿Cómo imaginás el próximo proceso electoral?
MB: En 2018 tuvimos elecciones muy violentas, en 2020 también, que fue cuando me fui electa concejal, y la sensación que tengo es que la violencia no retrocedió. Ahora en 2022 lo que podemos esperar es que el nivel de violencia de 2018 va a aumentar, va a dar un salto. Tenemos un presidente que incentiva el uso armas, que no tiene compromiso con la vida de la población, lo vimos durante la pandemia, orquestó un genocidio.
Así que podemos esperar que la violencia aumente, lo que genera que tengamos que proteger y blindar a Lula de determinadas violencias que le puedan suceder, y no ser ingenuos de que cuando Lula sea electo vamos a resolver todos los problemas sociales y el bolsonarismo se va a terminar. Una cosa es derrotar a Bolsonaro en las urnas, otra desmontar el bolsonarismo en la sociedad, porque esa escalada de violencia, ese coqueteo con el fascismo que el bolsonarismo tiene es algo que vamos a demorar generaciones para eliminar. Si no producimos políticas de Memoria no vamos conseguir hacer una reparación sobre eso. Bolsonaro metió a Brasil en un pozo de violencia, económico y de retroceso, que vamos a demorar muchos años para poder deshacerlo y no lo vamos a hacer con discursos bonitos, tendrá que ser con políticas públicas, movimientos sociales, con la población organizándose contra eso.
Infelizmente Brasil es un país muy desmovilizado políticamente, porque crecemos escuchando “Brasil es un país corrupto”, “la política es el lugar de lo malo, de lo sucio”, “Brasil no tiene solución”, “todo político es deshonesto”. Esas narrativas son producidas como proyecto de poder para mantener a la mayor parte de la población sin interesarse en la política.
APU: Publicaste una carta anunciando que no serás candidata a diputada federal. ¿El foco será el trabajo de base?
MB: Volver a las bases es fundamental, no alcanza con tener una concejal lesbiana si no consigo tener quórum para aprobar la inserción del Día de la Visibilidad Lésbica en el calendario oficial de la ciudad, no alcanza tener una mujer lésbica en el congreso nacional si no conseguimos producir política pública para la población LGBT.
Entiendo que hoy soy una figura representativa dentro del partido, principalmente en la pauta feminista y LGBT, pero mi idea es fortalecer otras candidaturas de Brasil, queriendo hacer formación política para que otras personas ocupen los espacios de la política institucional, con determinadas pautas que aún están en minoría. Cuando decimos que somos minoría, es en término de representatividad, porque las mujeres somos la mayoría de la población, la mayoría de la población es negra, la población LGBT es expresiva dentro del territorio nacional, pero ni siquiera la podemos cuantificar porque no hay datos sobre ello. Hubo una decisión reciente de incluir la orientación de género en el próximo Censo. Si conseguimos cuantificar pasamos a dar visibilidad y producir políticas públicas. Visibilidad promueve ciudadanía, por eso los conservadores nos quieren invisibles.
APU: En el Encuentro de Mujeres con Lula, él dijo que las mujeres no deben esperar que los hombres hagan por ellas, que tienen que patear la puerta. De hecho, debemos recordar, que hubo en la izquierda quienes consideraron que la marcha feminista “Él no”, ayudó a elegir a Bolsonaro. ¿Cuáles crees que tendrán que ser eses asuntos sobre los que las mujeres tendrán que imponerse en el próximo gobierno? ¿Primero el aborto, cuál otras?
MB: Primero es la igualdad. El feminismo no es el opuesto del machismo, si lo fuese yo no sería feminista, porque nosotros no hablamos de opresión, hablamos de igualdad de derechos. Queremos igualdad salarial, de trabajo, de cuidados, porque quienes cuidan de casas, chicos, ancianos, son mujeres. Queremos que el trabajo doméstico sea remunerado, el cuidado de la maternidad también, estamos formando individuos para la sociedad y las tareas deberían ser dividas. La legalización del aborto debería ser la principal.
Es machista creer que el “Ele não” colocó a Bolsonaro en el gobierno, cuando uno vio una inercia general de la izquierda viendo el avance de Bolsonaro golpeando en nuestra puerta y en vez de tomar una decisión radical, cosa que el PT debió hacer, esperaron hasta los 45 minutos del segundo tiempo para hacer campaña con un libro en la mano. Me disculpen, pero no da para hacer política así… Hacer política con amor, con resistencia, no es poner una flor en la punta del fusil, porque de donde yo vengo sé que apretan el gatillo y le meten cuatro balas en la cabeza a una concejal.
La política de las mujeres es hecha con responsabilidad, con capacidad técnica, muchas veces muy superior a la de la mayoría de los hombres. Nosotras siempre tenemos que ser veinte veces mejor, estudiar veinte veces más, mostrar veinte veces más osadía, carácter, postura, es un nivel de misoginia dentro de Brasil que no es poco. Entender el machismo como una cuestión estructural es fundamental para deconstruir esta sociedad y hablar de Estado de Derecho que le sirva a todos los cuerpos. Una ciudad que sea más segura para las mujeres, será más segura para la totalidad que la habita.
Ahora no alcanza con elegir cualquier mujer, no alcanza con ser mujer para defender los intereses de las mujeres, ahí tenemos a la ministra Damares (Alves, ministra de la mujer, la familia y los derechos humanos) que es una desgracia en la vida de las mujeres brasileras, una mujer que organizó el impedimento del aborto legal de una nena de 10 años violada.
APU: ¿Considerás que el movimiento feminista también podría fortalecer la legalización de la marihuana? Porque son las mujeres quienes también sufren tener que enterrar a sus hijos, visitarlos en la prisión. ¿Creés que habrá posibilidades de discutir la legalización en el próximo gobierno?
MB: Con un vice como Alckmin creo que es soñar muy alto. Voy a ser muy honesta, Lula ya habló de los errores que cometió en otros mandatos, creo que debemos asumir los errores que como izquierda tuvimos en el poder, necesitamos hablar de eso. Necesitamos hablar de cómo superarlos. Tengo la esperanza de que Lula haga un movimiento muy audaz, que diga “la lapicera la tengo yo y voy a resolver lo que no resolví en los últimos mandatos del PT”. ¿Es un sueño? Es. ¿Es utópico? Sí, pero creo que para nosotros de izquierda, socialistas, si no andamos con utopía nuestro trabajo no anda, nosotros no servimos al proyecto de transformación.
La pauta de la legalización de las drogas es fundamental para poder hablar de políticas públicas en serio, porque si entendemos por seguridad pública sólo violencia, es un problema. Las drogas no se producen en las favelas y la mayor parte ni se producen en Brasil, llegan hasta las fronteras. Si tenemos una policía tan eficiente ¿Cómo entran? ¿Cómo llegan a los territorios? Hablamos de la letalidad de la policía en las favelas pero no hablamos de helicópteros con toneladas de cocaína, yates con cocaína, siendo detenidos. Son dos pesos dos medidas. Pobre y favelado lo matan cuando usa drogas, ahora a la clase media y alta que tiene acceso a drogas mucho más caras, como cocaína, ¿cómo se está produciendo política pública para ellos? Es lucro para unos y muerte para otros.
Hablar de la legalización de la marihuana en Brasil es urgente, pero tenés que tener mucho coraje, porque te vas a meter con un grupo que será afectado económicamente, que mantiene el control de la política en Brasil. ¿Lula tendrá coraje? Espero que si.
APU: En la estación Río de Janeiro del subte de Buenos Aires se colocó una placa en homenaje a Marielle. ¿Cuál es tu relación con las mujeres argentinas?
MB: Tengo un gran respeto, admiración y cariño por las mujeres y el movimiento feminista de Argentina. Tuve una inserción en Argentina gracias al colectivo Passarinho, que me puso en contacto con las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, con Ni una menos, y fue una de las inserciones más bonitas que hice de política desde el asesinato de Marielle. La solidaridad, la competencia e inspiración que esas mujeres traen quiero mucho que llegue a Brasil. Quiero que ese tsunami verde llegue hasta aquí.
Acostumbro decir que el feminismo me salvó de todas las formas que una mujer puede ser salvada. Cuando creí que había perdido todo fue el movimiento feminista que me devolvió un sentido, que me hizo entender que ningún proceso de evolución es un proceso individual, solitario. El feminismo es lo opuesto de soledad. Cuando decimos compañera ayudame, que no puedo andar sola. Sola ando bien, pero con vos ando mejor, eso no es solo un dicho. Por eso le quiero mandar un mensaje a las mujeres argentinas de gratitud. Si hay algo que esas mujeres me inspiran, es a acentuar siempre la frase de Audre Lorde que dice “no seré libre mientras una mujer sea prisionera, aunque las cadenas de ella sean diferentes de las mías”.