Mauricio Macri y Bartolomé Mitre: la política exterior para subordinar la política interior
Los libertarios de hoy que revindican a Juan Bautista Alberdi, no suelen recordar que el padre de la Constitución Argentina, fustigó desde el exilio la política oligárquica de Bartolomé Mitre y la guerra de la triple alianza al Paraguay. En su libro: “Los intereses argentinos en la guerra del Paraguay con el Brasil” en 1865, Alberdi cuestionaba y explicaba la política exterior de Mitre a través del sentido que le otorgaba a la guerra civil que afrontaba el país.
“La política actual del general Mitre no tiene sentido común si se le busca únicamente por su lado exterior. Otro es el aspecto en que debe ser considerada. Su fin es completamente interior. No es el Paraguay, es la República Argentina. Y este es el punto por donde esta lucha preocupa absolutamente nuestra atención”, señalaba Alberdi.
Además, agregaba: “No es una nueva guerra exterior, es la vieja guerra civil ya conocida entre Buenos Aires y las provincias argentinas, si no era las apariencias, al menos en los intereses y miras positivas que la sustentan.” Así lo explica el compañero y profesor de filosofía Matías Farias señalando que “la guerra era acorde con el propósito mitrista de consolidar el dominio porteño sobre las provincias del interior, es decir, con el interés porteño de reafirmar su poderío militar sobre las provincias, desintegrarlas a partir del desgaste en el combate militar y preservar, de ese modo, la exclusividad de las rentas aduaneras”.
Entre muchas otras continuidades, Bartolomé Mitre y Mauricio Macri, ambos lideres históricos del bloque oligárquico compartieron esa estrategia de utilizar la política exterior para subordinar los elementos de la política interna. Ante la construcción de un proyecto de país que no termina nunca de consolidarse para todos los habitantes del suelo argentino (una economía que excluye históricamente a la mitad de su población y que tiene como principal rama económica las agroexportaciones), el bloque oligárquico ha construido una política que busque la imposibilidad de la construcción de una gran argentina industrial.
En el siglo XIX, Mitre lo hizo apelando a la guerra -destrozando la economía protoindustrial de Paraguay -pero con el fin de vencer también las resistencias de los lideres federales en las provincias, en el siglo XXI Macri lo hizo con una toma de deuda externa de US$ 54 mil millones que le sirvió para condicionar a la Argentina bajo los designios de sus aliados en el panorama internacional y subordinar a la política económica Argentina bajo las reglas del juego del endeudamiento externo. La Argentina no logro salir aun de ese ciclo que inició Macri de deuda externa.
Macri que no actuó como Macri sino como Blanco Villegas (como señaló el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno) realizó de esta manera su aporte a una Nación desindustrializada. El descenso en las retenciones al campo y su efecto en el ascenso del precio de la comida para nuestra clase trabajadora fueron parte de la política económica macrista que llevo al empobrecimiento de pueblo. En este marco, la política de endeudamiento de Macri, cuyo punto máximo es el acuerdo con el FMI, fuerza a la sociedad Argentina a un brutal ajuste generado por un condicionamiento externo. Es decir, cumple los objetivos estructurales de una política de ajuste sobre el Estado y sobre su Pueblo sin tener que pagar los costos políticos de hacerlo directamente. Compromete así a cualquier gobierno, sea propio o no, a negociar con el propio organismo internacional y sus habituales recetas ortodoxas, de recortes en el gasto público y caída de la economía.
Es llamativa la constancia de la política oligárquica de condicionar a la Argentina en la política internacional durante toda su historia.