Jorge Macri se sube a la motosierra: la economía porteña en una segunda pandemia
La economía porteña se desplomó en el primer trimestre de 2024, reflejando una crisis comparable a la de la pandemia. Jorge Macri, en su afán por emular la motosierra de Milei, lleva adelante fuertes recortes del gasto público en una Ciudad que, lejos de encontrarse en una situación crítica en cuanto a recursos, cuenta con superávit financiero. Mientras tanto, al igual que a nivel nacional la pobreza, la indigencia y el abandono a los sectores económicos llegan a niveles récord.
La Ciudad de Buenos Aires revivió los efectos de la pandemia en materia económica a lo largo de este primer trimestre. Si bien es cierto que, hasta el momento, no hubo barbijos ni decretos que restringen la circulación, según las propias estadísticas de la Ciudad, la economía porteña cayó un 6,5% anual el primer trimestre de 2024. En el primer trimestre de 2020 el desplome fue de las mismas proporciones: -7,1%. Una recesión similar pero sin medidas de aislamiento social.
Fuente: Elaboración propia en base a DGEyC
Si nos guiamos por la recaudación de Ingresos Brutos -un impuesto que puede tomarse como estimador de la actividad- vemos que la caída real de recaudación en junio 2024 duplica a la del mismo mes de 2020. Esto podría ser un indicio de que la situación del segundo trimestre de 2024 fue aún peor que la del primero.
Fuente: Elaboración propia en base a DGEyC
La situación social da cuenta de esta crisis. En el primer trimestre de 2024 la pobreza comparada con el peor momento de la pandemia es aún mayor (35,1% vs 33,6% en el 2° trimestre 2020). La indigencia en la Ciudad de Buenos Aires llegó a niveles récord en por lo menos 20 años, con el 15,3% de las personas que no llegan a cubrir la canasta alimentaria.
Fuente: DGEyC
Frente a esta crisis en todos los planos, la reacción del Gobierno de Jorge Macri replica a la que su antecesor, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo durante la pandemia. Un Estado que desampara a las familias, las personas trabajadoras y las empresas. Si en 2020 la ayuda estatal del territorio porteño se vio favorecida por las políticas del Gobierno Nacional como el ATP, el IFE, refuerzos de Ingresos o líneas de crédito a tasa subsidiada, hoy todas esas medidas de acompañamiento quedaron absolutamente inoperativas. Es más, en esta oportunidad, el Gobierno nacional fue el primero en dejar a la producción y al trabajo librados a una supuesta libertad de mercado. En su búsqueda de “equilibrio” ya destruyó más de 100.000 empleos registrados en el sector privado y erosionó los ingresos de las familias con un dinamismo pocas veces visto en la historia argentina.
La comparación de las gestiones porteñas de Larreta y Jorge Macri merecen ciertas salvedades. Mientras el ex-precandidato a presidente contaba en la pandemia con un estado que acumulaba un déficit financiero crónico y la relación deuda versus producto bruto más grande de toda la gestión Pro, el primo del ex-presidente recibió una situación de deuda saneada (por el propio Rodríguez Larreta que explícitamente se diferenció en esta cuestión de Mauricio Macri) y dos años seguidos de superávit financiero.
En ese sentido, se ve en Jorge Macri una excesiva sobreactuación del ajuste del gasto público. En su afán por mimetizarse con Milei y su feroz ajuste, el Jefe de Gobierno porteño acumula un nuevo superávit financiero en medio de una de las crisis más grandes de los últimos años en la Ciudad.
Este superávit se obtiene a partir de un ajuste real del gasto público del -17% en el primer trimestre del año que incluye un ajuste del gasto en salarios públicos del -12%. La situación del gasto en obra pública es aún peor, cayendo un 33%. La única obra relevante anunciada en el Plan de Obras 2024 fue el viaducto del Tren Sarmiento, de la que no hay noticias ni avances y contrariamente se están empezando a programar 3 bajo-nivel (obras de menor magnitud y que van en sentido opuesto al de la elevación de la vía).
La motosierra de Jorge Macri no termina ahí, también se pueden ver recortes en educación (-13%) particularmente en infraestructura escolar (-27%), en salud (-12%) en la principal política de asistencia alimentaria a las familias más vulnerables como es el Programa Ciudadanía porteña (-32%). En la política de vivienda el recorte alcanza al 41% en el Instituto de la Vivienda de la Ciudad, encargado de la urbanización de los principales barrios populares. Las políticas destinadas a las personas en situación de calle -a quienes el Jefe de Gobierno ve como un problema de orden y limpieza del espacio público y no como una tragedia social- también sufrieron un recorte del -17%. No se salvó siquiera uno de los caballitos de batalla de Jorge Macri: la seguridad. La Policía de la Ciudad acumula un recorte del -19% en el primer trimestre del año.
Sin embargo, así como a nivel nacional hay sectores privilegiados por los que la motosierra no pasó (desde los subsidios a Mercado Libre hasta las exenciones impositivas a las empresas de Nicolás Caputo y Rubén Cherñajovsky en Tierra del Fuego), en la Ciudad también los hay. Dos gastos clave, históricamente denunciados por desvíos de fondos y sobrecostos, presentan aumentos por encima de la inflación este año: el Contrato de recolección de basura (+25%) y la Dirección General de obras en vías peatonales destinada a la reinstalación de veredas (+35%). Si de privilegiados hablamos el contrato de recolección de basura en la historia de la Ciudad fue el que le permitió un vertiginoso crecimiento al Grupo Macri (no exento de denuncias por corrupción) y hoy beneficia a empresas como el Grupo Roggio, también concesionario del subte desde hace décadas y que a su vez se repite entre los principales contratistas de obra pública, un círculo virtuoso para algunos. Pero los ganadores no quedan solo ahí, también continúan en el negocio de la reparación permanente de veredas sanas que llegó a identificarse con el nombre de “larretismos” y que tiene entre sus beneficiarios a aportantes de campaña del Pro. La verdadera casta del presupuesto porteño.
Fuente: Elaboración propia en base a Ministerio de Hacienda y Finanzas CABA
El ajuste también puede sentirse por ejemplo en el aumento del boleto de subte que llegó a $650. Medido en poder adquisitivo (IPC) está en su mayor valor desde la salida de la convertibilidad y medido en USD es el valor más alto de toda la serie. A esto se le suma el tarifazo en servicio de luz y gas que se siente en las empresas porteñas, donde según un relevamiento de la federación de comercio e industria dos tercios de los encuestados declara que el aumento tendrá un impacto significativo en los precios y que más del 40% tuvo dificultades para pagar la boleta de marzo lo que “lo lleva a considerar ajustes que contemplan reducción de personal”. Sin dudas otro agravante para la situación del empleo y la actividad.
La Ciudad de Buenos Aires es una de las principales generadoras de riqueza privada del país, pero también es uno de los principales destinos de los gastos en obra pública del Estado Nacional por la cantidad de edificios públicos que la habitan, mientras que la administración pública (tanto nacional como local) es uno de los principales sectores de empleo (segundo después de los servicios) y por ende, el impacto del Estado en la motorización de la economía porteña es muy relevante. Ante el sostenido ajuste del Estado Nacional resulta imprescindible preguntarse: ¿por qué Jorge Macri decide replicar una nueva pandemia económica a pesar de tener una capacidad presupuestaria mucho más holgada que la de muchas provincias del país? En medio de una crisis económica que aún no encontró su piso, la explicación para entender por qué el Jefe de Gobierno no aprovecha la acumulación de superávit de los últimos años interviniendo de manera activa para amortiguar el efecto de la crisis es que aún se encuentra obnubilado por las fuerzas del cielo.