Pastrana y Moldovan: “Bajar la inflación tiene costos pero la política tiene que trabajar para minimizarlos”
APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11:30 a 14 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Federico Pastrana y Pablo Moldovan, directores de CP consultora, quienes analizaron la situación económica actual.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo analizan el actual escenario económico?
Federico Pastrana: Nosotros estamos preocupados. Siempre seguimos la coyuntura, hace muchos años. Vemos en estos momentos un esquema económico que empieza a mostrar signos de fragilidad y debilidad grandes. Tiene que ver, entendemos, con que inicialmente se planteó una transición a un esquema dolarizador, o símil convertibilidad, y que se fue estirando en el tiempo en el marco de un gobierno que empezó a ver que la inflación bajaba. Lo que vemos son los frutos de esa decisión, de tratar de estirar, y en donde se combinan anclas inflacionarias, una fiscal y una monetaria, es decir un esquema muy recesivo.
Hay malos resultados en términos de actividad, ingreso, distribución, pobreza e indigencia. Es un esquema donde se le pide a la sociedad elevados costos de sacrificio para poder estabilizar y se combinó con un ancla salarial, paritarias que no suban respecto a la inflación para potenciar ese efecto desinflacionario, y un ancla cambiaria, que empezó a mostrar signos grandes de fatiga a partir de junio, donde no se acumularon más reservas. Cuando eso no ocurre ya conocemos los mecanismos, en general, un aumento de la brecha que llega a complicar todo. No es lo mismo con una inflación de un 1% mensual que cuando viene de 25% hace 7 meses y ahora está en 4%.
APU: ¿Eso qué muestra?
FP: Eso, que festejan porque es baja cuando en términos internacionales es altísima, está mostrando que hay una fragilidad grande. Además, el gobierno te dice que ya vamos a salir y hay que discutir cómo es la recuperación. Vemos que el esquema actual es dependiente de la recesión cada vez más y los anuncios constantemente llevan a recesionar y pedir más, y no salís de ahí. Empieza a haber fragilidades crecientes en términos de lo que se le pide a la sociedad y a la política que convaliden, que es una recesión grande, una inflación que baja pero no termina de llegar a niveles verdaderamente bajos, que deberían estar relacionados con ese nivel de sacrificio, y un esquema cambiario que está temblando. Somos bastante pesimistas respecto a lo que viene.
APU: En ese escenario, ¿cuál es el rol de la oposición? ¿Puede describir el panorama y construir propuestas de cara a cómo abordarlo?
Pablo Moldovan: Tenemos una mirada bastante crítica de lo que fue la gestión pasada y de lo que viene siendo la propuesta de una alternativa. Creo que un mérito de Javier Milei, que de alguna manera nadie puede negar, es haber sintonizado con el problema de la época, que para nosotros es la inflación. Por más que no nos gusta la estrategia que él pone sobre la mesa, dolorosa y costosa socialmente, por momentos hasta cruel, sintoniza con que efectivamente es el problema que la mayoría de los argentinos siente que hay que resolver.
Uno ve que enfrente de eso hay un vacío, no se dice mucho o se repiten cosas que ya nos parecen medio inefectivas o no las terminamos de creer. Nosotros venimos trabajando sobre la necesidad de que se construya una mirada alternativa respecto de cómo se va a bajar la inflación. De lo contrario, se empiezan a armar cosas medio extrañas donde la oposición no tiene una alternativa al programa de desinflación actual y, de alguna manera, implica, implícitamente, que cree que va a funcionar. Hay una creencia de que este es un programa muy costoso pero que va a funcionar y que, de alguna manera, va a fracasar por sus costos, es decir, políticamente, pero nos va a dejar una economía más ordenada.
APU: Ustedes no comparten ese diagnóstico.
PM: Los programas como estos que van hacia un esquema muy tradicional y ortodoxo de ajuste fiscal y monetario, habiendo encima perdido la pata de poder acumular reservas, suelen fracasar no en términos de intolerancia social sino de su resultado desinflacionario. Cuando se vuelve inaguantable, tiene que aflojar la recesión, y cuando afloja la inflación vuelve porque los mecanismos que efectivamente estaban detrás no fueron atacados. Lo otro que puede pasar es que se abusa del ancla cambiaria, se aprecia mucho el tipo de cambio y cuando eso se vuelve intolerable hay que soltar la variable cambiaria y se despierta de vuelta la inflación.
Nuestro punto es que hay que trabajar una agenda alternativa vinculada al problema de la inflación, que de alguna manera empiece a poner en el centro de la discusión que bajarla tiene costos. Hay que asumir eso, uno no puede hacer política económica hoy en Argentina sin asumir algún tipo de costo pero que la política tiene que trabajar en minimizarlos y distribuirlos equitativamente. Eso es lo que le tenemos que pedir a un programa anti inflacionario, y en buen medida eso es lo que venimos trabajando.
APU: Entre los distintos hitos del relato del gobierno, como la inflación y la acumulación de reservas, ¿cuáles son los que ya no le están dando resultado?
PM: Me gustaría enfatizar en la acumulación de reservas. Cuando uno veía inicialmente el programa de Milei, sin decirlo, el horizonte siempre estuvo muy difuso. Por las primeras medidas quería achicar la cantidad de pesos y aumentar la de dólares. En los últimos meses esa posibilidad se agotó por una serie de cuestiones del diseño del esquema cambiario que están trayendo problemas. El gobierno insiste en tratar de estirarlo, de buscarle alguna vuelta, para resolverlo, pero ve que no hay resultados. Ahí hay un punto importante en lo que parecía ser es norte difuso de la política económica.
Después aparecen, si se quiere, dos síntomas de agotamiento adicional. El gobierno venía con una estrategia de licuación de los pesos, decía que no iba a reconocer tasa de interés que compense los pesos para ir achicando la cantidad. Bajó tanto la tasa de interés que, de repente, se despertó la brecha cambiaria, entonces también hay un límite en ese proceso de licuación. Otro de los pilares era la consolidación y el ajuste fiscal que, por lo menos, le plantea hacia adelante algunos problemas respecto del inicio de una fase más inflacionaria del ajuste. Lo vemos todos los meses, viene administrando cómo le entra a la caja fiscal y en función de eso decide si da vía libre a los aumentos de tarifas o no, que el propio gobierno había anunciado.
APU: Los viene postergando.
PM: Sí, sistemáticamente, con la idea de tratar de desinflar en el marco de este programa que también plantea discusiones. Sumaría, por último, que todo el esquema monetario nuevo que se está armando empieza a meter más presión al resultado primario y al equilibrio fiscal. En la medida que vas a hacer política monetaria ya no con instrumentos del Banco Central, sino del Ministerio de Economía, es quien va a ser el dueño de la deuda que está detrás de los depósitos. Cualquier problema que haya en términos de renovación puede ser un problema para el sistema grande, entonces eso hace que la señal y el compromiso con el resultado primario sea cada vez más fuerte. Eso se suma, no sólo a las tarifas, sino que la dinámica de algunos impuestos vinculados a la actividad viene, como era esperable, empeorando.
APU: ¿Qué diagnóstico hacen del abordaje que tuvo Unión por la Patria de la inflación?
FP: Es un tema largo, pero básicamente nosotros creemos que el gobierno anterior, y si se quiere la forma de pensar del Frente de Todos o la coalición en su conjunto, tiene grandes problemas para poder digerir el quilombo inflacionario que se fue generando. Entendemos que lo subestimó y por eso tuvo grandes dificultades para administrarlo. Siempre se creía que no era tal, que se podía surfear, y después se fue complejizando. Las consecuencias sociales y laborales son muy grandes. El problema de la distribución del ingreso lo relacionamos mucho con el inflacionario, es decir, no es sólo el hecho de que no se crea empleo registrado, o se crea poco, sino que cuando va en aumento por mes los efectos en la distribución son mucho más grandes que cuando es baja.
La capacidad que tienen las paritarias de defenderse, o en su momento las jubilaciones mínimas con bonos compensatorios, cuando el problema es muy grande se reduce. Todos los que están afuera mercado de trabajo son los que más sufren, y mucho más cuando la inflación es muy alta. El gobierno lo subestimó y es una de las razones por las cuales, en un marco de fragmentación laboral, el quilombo político es mucho más grande. No es que no se resolvió el registro de los trabajadores sino que la inflación era 10% o 12% y no tenía mecanismo de defenderse. Las aplicaciones te dicen cuánto vas a cobrar y no tenés ámbito de actualización de salario, entonces estás muy vulnerable.
APU: Hubo una subestimación muy grande.
FP: Sí, creo que también había un problema de diagnóstico. Para nosotros la inflación dejó de ser multicausal hace bastantes años y lo que domina es la inercia inflacionaria. Es un quilombo mucho más grande para solucionar que uno de exceso de demanda típicamente, que se soluciona con la administración de la política fiscal y monetaria, sino que implica contratos y meterse en costumbres y comportamientos sociales y económicos que se han consolidado. En ese marco, esto se soluciona con un plan de estabilización y la discusión es qué tipo vas a llevar adelante.
En la discusión del gobierno anterior el plan de estabilización era mala palabra, creo que en parte del espacio también lo es, y hay un vacío muy grande. Se le tiene temor y se lo relaciona con las experiencias más traumáticas, aunque en realidad son las hiperinflaciones, no los planes en sí. El diseño de un plan puede ser mucho menos traumático que el hecho de continuar en un sendero inflacionario haciéndote el boludo y que la inflación explote. Es más costoso que tomar las riendas del proceso y conducirlo. En ese marco, la discusión de qué tipo de plan de estabilización, qué herramientas usas, cuáles es el rol de los actores, del déficit fiscal y la emisión monetaria, qué haces con el mercado de cambio, el cepo, el gasto público, las jubilaciones y los salarios, es fundamental. Es la articulación de todo eso junto. Creemos que esa es la discusión, no otra.
APU: ¿Y qué hizo Milei con eso?
FP: Creemos que Milei puso un lugar ahí. Quieras o no, la dolarización es un esquema que permite a Argentina salir de la espiral inflacionaria. Es un hecho, tarde o temprano, baja la inflación. La discusión son los costos. ¿Qué economía te deja luego una estabilización ortodoxa y cuáles son las herramientas que tenés que discutir sobre efectividad y costos sociales? No es sólo el hecho de sí o no, sino qué. Qué te deja, cómo se hace, cuáles son los costos, quién los paga, etc. Toda esa discusión está muy lejos de la de cualquiera de esos espacios y ahí hay un problema muy grande en términos del diagnóstico de la situación, posibles salidas, autocrítica, etc.
APU: ¿Considera que no hubo aprendizaje desde entonces?
FP: Te lo planteo de dos formas. Por un lado, vemos que hay un vacío en lo público, esta discusión está muy lejos. Después, en declaraciones puntuales de técnicos y ex funcionarios, vemos que hay quienes dicen que se hubiese hecho algo parecido a Milei. No sé si es que no hay discusión o el diagnóstico es medio raro, sí falta masajear un poco el debate. Hay vacío o algo parecido a Milei, ¿de qué estamos hablando?
Por otro lado, en cualquier debate de cualquier plan económico la oposición siempre tiene un rol. De hecho, está bastante claro el rol que empezó a establecer el Congreso en el marco de las reformas económicas que se impulsaron desde el gobierno. Hay un vacío en términos de discusión inflacionaria, que es el principal problema que tiene Argentina y que define lo que va a pasar. No es el tipo de cambio, la base monetaria o lo fiscal, la inflación siempre es el eje de la discusión que hace que tengas que discutir las herramientas para combatirla. En un marco de inflación inercial, creemos que hay riesgo de reversión, es decir, puede volver. Es difícil bajarla pero además, si pasan un par de cosas, vuelve y es complicado.
PM: En esta lógica de balance hacia atrás, Fede hacía mucho énfasis respecto de lo que fue el impacto distributivo de la alta inflación en la gestión anterior. Eso pega en un núcleo de lo que era probablemente un mandato electoral. El gobierno venía a mejorar la situación distributiva que había dejado el macrismo y hubo un fracaso. Buena parte de la discusión en el espacio sigue enredada en torno de si fue fruto de problemas de voluntad política más que vinculado a no haber atendido un problema como la inflación. Avanza no sólo sobre el plano distributivo sino sobre otras dimensiones de la política.
APU: ¿En qué sentido?
PM: Cuando uno analiza lo que pasó en términos de gestión de la política económica en el gobierno anterior había intentos espasmódicos de tratar de bajar la inflación con algunas variables. De repente, tenías un intento de apreciar el tipo de cambio. La apreciación cambiaria se volvía insostenible antes de tener impacto sobre la baja de los precios y eso se transformaba enseguida en un problema. Lo mismo con un acuerdo de precios y con las tarifas, las pisaban y estaba la sensación de que ibas a tener un quilombo fiscal.
En realidad, tenías todo el tiempo un abordaje sesgado y puntual que transformaba a un gobierno, que no sólo venía a tratar de resolver el problema distributivo sino que venía a poner al Estado y a la política pública en el centro de la agenda económica, en impotente. Tenías un Estado que con sus instrumentos no podía. Creo que en la discusión del espacio todavía se sigue abordando como un problema de voluntad política más que de diagnóstico. Algo parecido podríamos decir también en términos de resultado y crecimiento. Hay todavía un vacío muy fuerte en términos de construir un diagnóstico de los problemas que genera y generó la alta inflación, que son distributivos, de crecimiento, de gestión del Estado y de la política pública, y empezar a revisar eso.
APU: ¿Considera que el gobierno de Milei sigue trabajando en dolarizar?
PM: es dificilísimo saberlo o no. El gobierno maneja eso con un nivel de ambigüedad tremendo. Aparece de repente en los informes del Fondo Monetario. Uno lo que ve es que en la medida a que al programa le va mal la posibilidad de la dolarización vuelve. Como en sí, para nosotros, no resuelve, la dolarización va a estar ahí todo el tiempo. Buena parte del mayor riesgo que tiene la economía argentina de acá hacia adelante es que algún intento precipitado de eso aparezca frente a un fracaso del esquema en marcha. Es decir, que haya un intento de avanzar de manera más rápida de lo que las variables lo permiten en un esquema de dolarización para resolver un problema prioritario, que es el de la inflación, que para el gobierno sólo se ataca de una forma y que la transición y la implementación de ese programa pueden tener muchos riesgos y problemas.
APU: Otro posible escenario es que el problema de la inflación, al menos en la opinión pública, sea reemplazado por otro, como el del empleo, o al menos tapado por el mismo.
FP: Un teórico de política monetaria dice que no podés abarcar muchos objetivos si tenés pocas herramientas. En la discusión sobre bajar la inflación, atacar el desempleo y administrar el tipo de cambio, tenés que buscar cuáles son las herramientas disponibles para llevar adelante eso. Ojo, si vos tenés alta inflación las herramientas van desapareciendo y perdiendo potencia. Sobre todo, a un gobierno que pone al Estado en el centro no le puede pasar eso.
APU: En cambio, uno que dice que va a destruir el Banco Central sí.
FP: Sí, puede tener pocas herramientas. Puede tener una caja de conversión, es decir, una regla totalmente fija en donde no se puede mover, o muy poquito, o que tenga reglas fiscales en donde no quieren que el gasto público crezca ni que sea discrecional. No quieren que pueda haber una asignación universal por hijo de un día para el otro. Si tu diagnóstico es que el problema de la economía argentina es que hay mucho déficit fiscal, necesitas reglas fiscales duras.
Podés usar herramientas para los objetivos que tenés, típicamente en la ortodoxia económica el desempleo no es un problema de la administración macro sino de la oferta agregada, que se maneja con capacitaciones y educación. Siempre aparece el tema de la educación y la mejora en inversión para mejorar la oferta de empleo y tener personas más capacitadas, no importa el nivel de desempleo. Eso va a terminar ajustando porque hay mecanismos de ajuste automático que llevan a eso. Ahora, no es un problema para el ortodoxo, no hay preocupación por la producción, sino por lo nominal, por el descalabro de los precios si querés.
APU: ¿Qué pasa con la heterodoxia?
FP: Si no lo arreglas, tenés que hacerte cargo. Muchas veces en la política se piensa cómo y se sale con herramientas de la ortodoxia, no queda otra entonces que ajustar. Nadie tiene pensado ni escrito mucho nada. La coyuntura de 2022 y 2023 era muy difícil, de toda la pospandemia, en donde todas las herramientas que ponía el gobierno sobre la mesa eran totalmente impotentes. El fenómeno inflacionario se lo comió crudo, fíjense que se fue duplicando anualmente. Con la falta de agenda y de una cosa más armada, eso se torna evidente y así fue en la campaña.
Creemos que se torna evidente hoy en donde pareciera que la inflación se combate produciendo. Es un delirio, si la inflación te destruye la producción y nadie quiere producir con la inflación alta. Los capitalistas de repente se volvieron buenos y van a empezar a producir para perder plata. Por eso timbean, agarran la plata y compran dólares. ¿La economía bimonetaria es una cuestión voluntaria o es un problema estructural? ¿Está basado en qué quilombos? La inflación es uno. ¿Por qué la gente compra más dólares cuando hay más inflación? Porque la moneda se está destruyendo. Si querés defender tu país con alta inflación, y tu economía y moneda se están destruyendo, vas a perder las elecciones. Viene otro y dice que no sirve para nada.
Son problemas de diagnóstico pesaditos y de incongruencias, si se quiere, entre un diagnóstico más general, que uno puede estar de acuerdo, de la economía monetaria y los quilombos distributivos pero que después, cuando vas a lo concreto y a discutir las herramientas macro y las políticas que tenés que llevar adelante, hay un vacío. Eso genera que alguien lo llene. El oficialismo o el sentido común, que básicamente piensa que la inflación hay que bajarla con ajuste, entonces hay que bancárselo porque bueno nadie dice nada. Aparecen los mecanismos tradicionales de defensa de los representantes de los sectores populares que es que igual esto se va a ir a la mierda y después nos van a llamar a nosotros. Eso no pasa, estamos en una coyuntura bastante difícil.
APU: ¿Qué podemos esperar del tiempo que viene? ¿Es suficiente para que el gobierno pueda aplicar su plan y que le sea redituable electoralmente?
PM: Es una pregunta difícil, es hacer futurología con un gobierno que no dice mucho hacia dónde quiere ir y cuando lo hace son cosas contradictorias. Creo que el norte de la política es alguna forma de dolarización y eso tiene dos riesgos, de que salga bien y de que salga mal, y son bien diferentes. Ese el escenario con el que con el que lidiamos. Mientras tanto, la política económica va migrando hacia un esquema más tradicional y ortodoxo en el corto plazo, donde el gobierno sólo se queda con el ajuste fiscal y la contracción monetaria.
Eso hacia adelante es un escenario complejo también en términos políticos porque si después de seis meses de ajuste y caída lo único que tenés para ofrecer hacia adelante es más ajuste, uno puede empezar a pensar que la tolerancia social al proceso se puede agotar. Si a eso encima le sumas cierta fragilidad cambiaria, que en Argentina es medio determinante de todo, las perspectivas de corto son complejas y complicadas.
APU: ¿Y eso se traduciría electoralmente?
PM: No me queda muy claro si detrás de este proceso hay una mirada donde los años electorales se abordan como siempre, es decir, donde a partir del año que viene la economía tiene que empezar a crecer y poner expansiva. Esa misma lógica implicaría traer hacia finales de este año una serie de reformas devuelta muy costosas, y de reversión del proceso de desinflación, que plantean muchos problemas. Yo creo que todo eso es lo que se está jugando hoy en la política económica y por eso hay tantas dudas, incertidumbre y tensión sobre los dólares.
FP: El gobierno tenía su agenda de derrotar la inflación. Si no la derrota, tiene un quilombo grande. Lo otro en agenda era un cambio de moneda. Ganó la campaña con eso, aparece y desaparece, y ¿no la haces por tener riesgo hiperinflacionario después de dos años? Nosotros creemos que puede pasar, que tiene razón el hecho de que esto puede revertir, no sé si en una hiper pero sí devuelta saltar. Alta inflación con 50% pobreza, ¿vas a devaluar con eso? ¿Y vas a ir a las elecciones de medio término con eso? ¿Con 18% de indigencia? La última vez que pasó eso fue 2002. ¿Cuánto duró? Un semestre, después la economía se recuperó. ¿Hay tolerancia social con esa pobreza? ¿Cuánto tiempo? ¿Qué ofrece después? ¿Más recesión?
Quienes analizan los planes de estabilización, de equipos que hicieron cosas importantes para gobiernos democráticos y no democráticos, te dicen que salgas y que explote de una vez. Creo que ahí hay un debate en el gobierno. Que explote y después dolarizar o hacer la convertibilidad, pero salir rápido porque esto no tiene horizonte. Si no lo tenés, en algún momento vas a perder las elecciones o tener un conflicto político grande. Es un círculo complicado, entonces en términos de la discusión de la inflación, dolarización y salida del cepo es donde está encerrado el gobierno que no permite ni se anima dar perspectivas.
Hablan de segunda etapa y de repente aparece otra cosa todo el tiempo. En nuestro informe la llamamos una economía en transición permanente que no puede dar perspectiva. Esto se va complicando, eso tiene costos de credibilidad y el que te asegura qué le pasa a la economía en seis meses ye está mintiendo porque hay mucha incertidumbre. No se sabe ni qué va a ser el gobierno y probablemente tampoco lo tenga claro. En cualquier caso, hoy hay una apuesta a una recesión y sostenerla es una necesidad, y ni siquiera eso puede asegurar que las cosas se ordenen. Lo más probable es que no lo aseguren y que va a haber otra modificación del programa económico.