Libros: “Un puñado de flechas”, de María Gainza

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    MARIA GAINZA
    FOTO: Rosana Schoijett
INFORME DE UN DÍA

Libros: “Un puñado de flechas”, de María Gainza

22 Septiembre 2024

Un puñado de flechas es el flamante libro de María Gainza, editado por Anagrama. 

María Gainza una vez más combina arte y vida para construir un edificio de palabras. 

Cada relato es un compartimento, un espacio para habitar. Un puñado de flechas es un bloque único, sin embargo cada uno de los ensayos es una puerta que abre un universo a develar. 

Hace poco la escuché decir que trabaja la escritura como si estuviera pintando o esculpiendo. Modela los paisajes, las formas, los personajes. Nos involucra en el texto cual espectadores, asistimos a la experiencia desde la razón pero sobre todo desde la mirada, con los ojos de la mente.

Igual que en la retórica romana de Quintiliano: “Solamente el fuego puede prender fuego, solo lo húmedo puede humedecer, y ninguna cosa puede dar color a otra cosa si ella misma no tiene ese color”.

De esta manera, la escritora nos representa las imágenes detrás de los ojos, sentimos y vivimos por la locuacidad de su narrativa. 

Un puñado de flechas reúne 15 relatos basados en su propia experiencia que adquieren un vuelo mucho más allá de lo real. Lo autobiográfico se vuelve híbrido; el mundo real, complejo. 

Lamborghini decía: “Tomar la distorsión y devolverla multiplicada”, María toma la materia prima y la transforma, de la misma manera que se maneja con la idea de los géneros, las historias también juegan en los bordes de la ficción y la realidad. Lleva las situaciones al extremo, enrarece las atmósferas y genera tensión.

En algunas ocasiones prima el suspenso o los espacios lúgubres donde esa narradora en primera persona se convierte en un personaje de Polanski recorriendo la casa de un coleccionista o engañada buscando una obra en un lugar que no está. 

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un puñado de flechas

El título del libro hace referencia al primer relato “El carcaj y las flechas doradas” donde la autora cuenta un encuentro con Francis Ford Coppola en el que le dice: “El artista viene al mundo con un carcaj que contiene un número limitado de flechas doradas. Puede lanzar todas sus flechas de joven, o lanzarlas de adulto, o incluso ya de viejo. También puede ir lanzándolas de a poco, espaciadas a lo largo de los años. Eso sería lo ideal, pero ya sabés que lo ideal es enemigo de lo bueno”.

Sin embargo, quienes leemos a María Gainza sabemos que esas flechas son las palabras que nos impactan y nos atraviesan.

Este conjunto de relatos parece ser ese puñado de flechas que escritos en distintos momentos están sujetados por la misma voz. El arte como tópico de excelencia es el gran paraguas para abordar la memoria, el tiempo, lo extraño, pero sobre todo la pasión por conocer la historia detrás de las obras de arte y sus artistas. El arco de la escritora pareciera estar conformado por intuición y curiosidad. 

Un puñado de flechas es sus múltiples acepciones también es un libro de historia del arte, las obras y sus condiciones de producción, las vidas de los artistas, las citas literarias que intervienen en diálogos y reflexiones. 

Un puñado de flechas reúne 15 relatos basados en su propia experiencia que adquieren un vuelo mucho más allá de lo real. Lo autobiográfico se vuelve híbrido; el mundo real, complejo.

La referencia a artistas nacionales e internacionales es una particularidad que invita a investigar, entonces el libro adquiere un carácter de intertextualidad. Por esta característica los libros de María Gainza son infinitos, nunca terminan en el objeto que leemos. 

Dentro de las historias y los personajes que nos permiten conocer la vida de una crítica de arte, hay algunos que constituyen lo más autobiográfico o lo más personal. “La gracia extrañada”, hace un análisis poético sobre las migrañas que sufre la voz narradora y “¿Qué hace esta pintura acá?” alude a la paradoja de ser crítica de arte y no tener cuadros en la casa, pero además del vínculo de la crítica con los objetos.

En “Bodhi Wind” utiliza con maestría los recursos literarios al fin de no saber qué es real y qué es ficción, un desdoblamiento maravilloso donde no sabemos cuál María Gainza es la que habla, si es aquella historiadora homónima del sur o la misma autora y su propio diario de cortocircuitos. Además de la referencia al artista que da nombre al título. 

El arte de tapa es la ilustración “Diana cazadora”, Escuela de Fontainebleau, atribuido a Luca Penni, remite al cuento “Por qué me arrancas de mí?” y la historia de un cuadro que no se puede mirar y el mito de Diana y su flecha aniquiladora.

María escribe y en muchas entrevistas señala que no se siente escritora, como si de alguna manera las obras fueran actos de arrojo o de fe. En uno de los relatos, dice: “Pasa eso con la audacia, produce encandilamiento”, eso mismo que produce leerla, una mezcla de deslumbramiento y fascinación.