¿Qué piensa AGENCIA PACO URONDO de la interna peronista?
Hay una anécdota muy linda que siempre la cuentan los militantes peronistas en las Unidades Básicas. Se trata de esas historias que pueden variar en personajes, pero que la esencia es la misma. La cosa es así: termina un partido de fútbol del ascenso en tiempos de la dictadura militar, ya en retirada, y dos hinchadas se agarran a las piñas en las afueras del estadio. Se arma una batahola terrible, piñas y palos por doquier. Un compañero fue con sus hijos, se resguarda en un zaguán. Desde ahí observa cómo se organizan las hinchadas y como pasan frente a sus narices para agarrarse. Una de las hinchadas avanza, y se pierde de la visión del compañero, asume que la pelea se producirá en la próxima esquina. De repente, la policía. Carros, y perros, palos, pasan frente al zaguán. A los pocos minutos, las dos hinchadas juntas corren a la policía del lugar. Eso es Unidad, en la diversidad, en la acción.
El peronismo está discutiendo. Es el momento, es el ahora. Son discusiones pesadas, profundas y que, sin dudas, deben marcar un antes y un después para el funcionamiento y la vida democrática del peronismo.
Esto que está sucediendo es muy bueno, pero humildemente entendemos que no debe circunscribirse a los actos y a las cartas, ni mucho menos a los off. Debatir de cara a los compañeros y compañeras, enfrentarse, competir, eso le otorgará una salud espléndida a nuestro movimiento. Y esas discusiones tienen que ser incómodas, porque debe incluir las miradas de los que piensan (muy) diferente.
Ese debate, no podía ser de otra manera, incluye a la propia figura de Cristina, su conducción y el rol de la organización La Cámpora. Es casi lógico que eso ocurra porque el peronismo está en una profunda crisis de la cual somos responsable las y los peronistas. Por supuesto, algunos con mayor responsabilidad que otros. Para muchos militantes, Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo la dirigente que mantiene mayor caudal electoral y también político para ejercer un rol que permita la reconstrucción y el reordenamiento del justicialismo. Sin embargo, como parte de ese debate incómodo a aceptar, hay que comprender que hay muchos y muchas militantes peronistas que ya no se sienten interpelados por su figura. Y no por eso son "menemistas", "traidores" o "Judas".
Por eso es importante no señalar a nadie. Hay que convencer y persuadir. Construir una unidad superadora a la del Frente de Todos que involucre una reflexión profunda sobre qué es el peronismo y cómo se puede seguir transformando a la Argentina desde los intereses populares.
No nos debe interesar la interna en cuanto a Senadores, Diputados o listas. Y menos mientras el Pueblo sufre. Queremos que los lugares los ocupen las personas más preparadas, las más representativas y, sobre todo, que busquen convocar a otras personas, que tengan una mirada amplia, que construyan, que escuchen y -más que nada- que no repitan. Elaborar en conjunto, sostener planteos y trazar un camino.
Hay algo que ya tenemos: nuestras banderas de base. Eso está clarísimo. Independencia económica, soberanía política y justicia social. Es decir, nadie que legisle por el peronismo puede votar en contra de las y los jubilados, las Universidades o no rechazar que un gobierno le diga Falklands a nuestra Malvinas.
Otro punto interesante es el de la política real, la de la rosca, nombre más común y corriente. Muchos compañeros y compañeras reniegan de eso: que me dijo, que no me dijo, que dijo, que no sé qué dijo. Pero bien, el poder se construye también de ese modo y no hay que tenerle miedo a esas dinámicas. Quizás se podría construir un sistema mejor, más representativo, más horizontal, que permita la participación real de todos los diversos espacios peronistas. Pero ahora está ese. Entonces: a no renegar, a aprender a bailar el tango como lo baila un Pichetto, pero no para estar 30 o 40 años en una cámara sino para que nuestro Pueblo viva mejor.
Pegadito a esto de la política real están los deseos, el "me gusta" y "no me gusta" como ahora aparece en las redes sociales y que tanto influyen en nuestra política diaria. Más reuniones y diálogos y menos fotos e interacciones. Más compañeros y compañeras, y menos personajes. Más persona, sobre todo. Por eso hay que meterse en el barro de la política porque por el costado no se llega a ningún lado.
A AGENCIA PACO URONDO también la atraviesa la interna. Como pasa en otras familias militantes peronistas convivimos cristinistas, morenistas, kicillofistas y varios ismos más. Pero elegimos hablarnos, discutir, pensar y proponer. Elegimos componer, en relación a crear pero también a acordar, a que algo que está descompuesto se arregle. ¿Es difícil? Por supuesto que sí, pero sabemos que caminamos, y que nos enriquecemos colectivamente.
"El peronismo está discutiendo. Es el momento, es el ahora. Son discusiones pesadas, profundas y que, sin dudas, deben marcar un antes y un después para el funcionamiento y la vida democrática del peronismo"