Libros: “El director”, de Gustavo Ferreyra

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    Gustavo ferreyra
    FOTO: Alejandra López
INFORME DE UN DÍA

Libros: “El director”, de Gustavo Ferreyra

22 Junio 2025

La editorial Godot reeditó la obra de Gustavo Ferreyra, a veinte años de su primera edición,  El director (2005), con prólogo de Martín Kohan, junto con La familia, con prólogo de Mariana Enríquez.

El director, es una novela larga donde conviven dos historias que se encuentran en la voz del personaje. El director (personaje) es el narrador y autor a su vez.

Lo personal es político. Las vicisitudes de un director de escuela trasciende la vida personal para contextualizar la historia del país.
Con saltos temporales, Gustavo Ferreyra escribe una obra coral donde cuatro voces confluyen en una sola trama: el director, el narrador de la novela que está escribiendo y dos voces que podrían hacer las veces  de los personajes de la novela en cuestión.
Como en un juego de enunciaciones, a veces nos dejamos llevar por la voz del narrador principal en primera persona, que es el director; otras por el personaje del personaje y en otro nivel de lectura seguimos el hilo de la novela en proceso. 

En la novela conviven dos narradores, una voz femenina descarnada y una voz melancólica.

Si la literatura es la capacidad de explorar mundos posibles, Gustavo Ferreyra pareciera ir por todos. Con personajes fuertes y políticamente incorrectos, El director se corre de todos los márgenes existentes.

Con maestría los personajes se expresan con libertad, son desprejuiciados, sus pensamientos en voz alta recorren los meandros de la mente y sacan a relucir las zonas más oscuras. Como señala Martín Kohan en el prólogo, respecto al mundo de la novela, habitan  el “extremo” y el “absurdo”.

¿Qué se espera de una vida? ¿Cómo se transita una enfermedad? ¿Por dónde pasan las fantasías? ¿Qué es la felicidad? ¿Qué es la alegría? Son algunos de los interrogantes que atraviesa el universo del director de escuela.

 

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el director tapa

En la retórica latina, Quintiliano decía que no importa la verdad si aquello que vemos detrás de los ojos es cierto, me pregunto qué carácter de verdad hay en nuestra imaginación. ¿Será que vivimos dos vidas? Algo de eso ocurre en esta novela. Gustavo Ferreyra da rienda suelta no solamente a lo que viven los personajes sino también a lo que piensan, imaginan o fantasean.

¿Tenemos una vida real y una paralela en nuestro pensamiento? ¿Cómo juega en la vida misma la imaginación?

“En mi imaginación, todo es complementario y no supletorio, todo es sumatoria”.

En ese nivel también están los planes, la idea de la vida que se quiere llevar a cabo y la que finalmente se realiza.

¿Se realizan los sueños o son simples ideas tranquilizadoras? ¿Llevamos a cabo las ideas o en general quedan flotando en alguna parte de nuestra memoria? ¿Es posible planificar? ¿Se cumple lo que uno planifica? ¿De qué está hecha la esperanza?

El director es una novela sobre el tiempo. Gustavo Ferreyra, desarma la idea de tiempo, la desnaturaliza, pero no nos lleva a un pasado determinado o a un futuro incierto sino que en cada entrada, como si fuera de diario con un mes y un año, inaugura un presente.

Desde los conceptos de Umberto Eco podría decir que la novela de Gustavo Ferreyra es un texto abierto que ofrece múltiples interpretaciones, cuyo lector es empírico y cooperador.

El director convoca al lector a interactuar, a ser parte, a dialogar, a discutir. Este libro ofrece una lectura activa y nos obliga a salir de la zona de confort.

En esta cadena de artificios que es la obra el lector le amplia los sentidos hasta lograr desentrañar cada capa de significados.

 

El director es una novela sobre el tiempo. Gustavo Ferreyra, desarma la idea de tiempo, la desnaturaliza, pero no nos lleva a un pasado determinado o a un futuro incierto sino que en cada entrada inaugura un presente.

La novela de Gustavo Ferreyra puede analizarse en distintos niveles, en cuanto a lo temático y a la composición pareciera dividirse en dos sistemas. Por un lado, el aspecto social e histórico y por el otro el humano y existencial.

Desde el punto de vista histórico, goza de la capacidad que tiene la literatura, la de poder vivir una ficción y a su vez contextualizar en un tiempo y en un lugar determinado. Ubicar aquello que sucede, la trama en sí misma en un momento histórico. El director despliega un conjunto de elementos sociales, los interrelaciona e interpela los movimientos y procesos, en los cuales el personaje a veces se siente parte otras veces no, pero su postura no deja ser nunca profundamente política y critica.

Es una ficción pero como decía Conti, el autor no se hace el distraído, a su vez que representa distintas opiniones de una sociedad en momentos de crisis social y sus distintas características de ciudadanos, el comprometido y el indiferente.

“No hay quienes puedan con la realidad. La realidad es inexorable. Más de veinte personas han muerto en las calles. La mayor parte saqueando y vaciando supermercaditos. (…) desde los escritorios, conducen la realidad. Y están dispuestos a irse. ¡Qué se vayan todos!, uno quisiera desear eso con todas las fibras del ser y no puede”.

Por el otro, reflexiona mucho sobre lo humano. El cuerpo y el espíritu como un sistema indisoluble y a su vez como el juego de emociones o a veces los pensamientos funcionan en contra de las decisiones. Cuerpo, razón y espíritu no siempre coinciden en la búsqueda de la armonía, entonces priman el caos y el desequilibrio.

“El cuerpo es sensato, de esto no hay duda. El cuerpo siempre tiende a colocarse en el centro de las fuerzas en disputa. Y ese centro está lleno de cuerpos pensantes y silenciosos”.  

Otras de los tópicos más relevantes de la novela es la risa. Si bien hay un personaje cuya risa es motivo de preocupación, en alguna u otra medida todos tienen atsibos de risa absurda.

El libro termina con un pequeño ensayito sobre la risa como objeto de estudio. ¿Qué es la risa? “Un acto que mejora la oxigenación de la sangre, calma los nervios y controla la ansiedad”.

Los personajes pasan por distintos estados y esto permite detenerse en la importancia de los vínculos, el trabajo de la memoria, los roles y la vida social.

El director en la novela representa la voz y la autoridad. Sin embargo, ¿Hasta dónde sirve si el cuerpo es vulnerable y se enferma? ¿Hasta dónde llega si no se logra sostener un vínculo? ¿Hasta dónde completa si al fin y al cabo solo piensa en publicar su libro?

“Mi autoridad casi rebota contra la pared del fondo y vuelve a mí. Soy capaz de bromas. La autoridad y la broma están más ligadas de lo que habitualmente se piensa”.

El director nos muestra lo efímero de la vida, la necesidad de avanzar, de despojarse de la duda, antes de darse vuelta y darse cuenta que no hicimos todo lo que hubiéramos querido. Y en definitiva en palabras de Spinoza nunca sabemos lo que puede un cuerpo.

Martín Kohan en el prólogo alude a la realidad como un tópico característico de la  novela. “La realidad no es apenas una dimensión objetiva en la que le toca habitar al director, como podría tocarle a cualquiera, como de hecho nos toca a todos. La realidad es en El director una especie de obstinación demoníaca (“qué tan grande es el demonio de la realidad”), con la que el director no sabe muy bien qué hacer”.

“La realidad es inexorable” dice el director mientras la transita, reflexiona sobre ella y a su vez elige tomar distancia escribiendo una novela.

La “Revista Literal” en los años 70 escribió “La literatura es posible porque la realidad es imposible”, quizá Ferreyra haya querido decirnos algo de esto.