El chisme, una oportunidad de vinculación comunitaria

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    Sobre el chisme
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El chisme, una oportunidad de vinculación comunitaria

29 Enero 2025

Chisme, chismecito, storytime, son términos que forman parte de las búsquedas más “habituales” de Tik Tok. Los videos que retoman información jugosa de la farándula o, por ejemplo, dan cuenta de citas fallidas, superan con facilidad el centenar de interacciones y logran convertirse, ocasionalmente, en contenido viral.

En las últimas semanas, el wandagate se impuso en los distintos medios y las redes sociales ofrecieron las últimas actualizaciones del caso y durante varios días, los videos que hacían mención a él, recolectaron miles de visualizaciones. En Tik Tok, este formato que reúne todo tipo de información personal y es contado por un usuario (que decide ubicarse frente a la cámara), se afianzó con el surgimiento del storytime. “La hora del cuento”, a partir de su traducción literal, es un producto audiovisual que contiene todo tipo de detalles que mantienen al espectador intrigado en el desenlace de la historia. Podemos pensar que la conexión que establece el usuario con quien cuenta la anécdota, reposa en el nivel de intimidad que se exponga en la misma. El que escucha es parte. Escucha y opina, comenta. Este tipo de formatos es habitual y hasta podría pensarse que propio de plataformas como Tik Tok, aunque en la actualidad, muchos de sus usuarios eligen clasificar este tipo de contenidos como chisme o chismecito. Basta con escribir las primeras dos letras en el buscador de Tik Tok para que aparezcan las historias tendencias del día. La plataforma sabe que nos gusta el chisme y que lo buscamos. Ahora, resulta interesante pensar a partir de este tipo de productos de la digitalidad, la posibilidad que ofrece la comunicación oral a la hora de una vinculación comunitaria, en este caso, en redes sociales. A su vez, pensar en el chisme digital como una reivindicación o persistencia de la cultura oral en plataformas digitales.

En nuestro país, los tiktokers eligieron la categoría chisme por encima de storytime, y en otro tipo de plataformas podemos encontrar memes que hacen referencia a “el amor por el chisme”, “vivo por el chisme”, etc. Esta clasificación en Argentina, hace mención a un solo tipo de contenidos, el que transmite información que puede pensarse como “banal”. Propongo abandonar esa consideración para en su lugar, reflexionar sobre los modos de vinculación social que se dan a partir de las plataformas digitales, en contextos socio políticos que premian el individualismo a partir de las ideas de la “meritocracia” que invisibiliza las condiciones sociales, políticas, económicas, de los sujetos. Así, esta manera de comunicarse en redes, asociada a la tradición oral, parece crear relaciones sociales propias de un momento anterior a la digitalidad. Querer saber del otro, verse reflejado en el otro, establecer una conexión con alguien más, ver un otro. Si bien puede pensarse que las plataformas favorecen el aislamiento de las personas, podemos encontrar rasgos que, por el contrario, intentan reconstruir un lazo social con un par.

El chisme nos une

Tik Tok asegura que cuando “compartimos chismes, estamos creando lazos con otros”. Al escribir la palabra chisme en el buscador de la aplicación desde una computadora, podemos leer esa descripción. Al clickear sobre la misma, accedemos a una variada selección de videos de esta temática. En los últimos años, la plataforma experimentó una serie de cambios, entre los que se destaca la transición de la primacía de los videos que consistian en demostrar alguna habilidad culinaria o artística con un tema musical de fondo, a los contenidos que centran la atención en una persona que cuenta anécdotas íntimas propias (o de otros), empleando una serie de adjetivaciones y detalles que logran mantener el interés de los usuarios que interactúan con su like o comentario, en el cual expresan su opinión de lo escuchado. En un primer momento, podemos confirmar la teoría de Tik Tok, que asegura que creamos lazos con otros al compartir chismes, los usuarios se sienten interpelados, manifiestan su aprobación con un like y, además, dejan su opinión. En otros casos, piden parte 2 o una actualización de esa anécdota, por lo que, efectivamente, se genera un lazo entre quienes hablan y quienes escuchan. Los comentarios que dejan los usuarios en este tipo de videos, remiten a opiniones y juicios de valor ante situaciones de la vida cotidiana. Existen, además, los comentarios “virales” que reúnen la mayor cantidad de likes y se sitúan como una especie de comentario “fijado” ocupando el “primer lugar” en la disposición que ofrece la aplicación. Estos comentarios funcionan como un dispositivo de interpelación entre usuarios espectadores (oyentes) y además, pueden entenderse como la opinión de un “grupo social”, que es “reforzada” como valor del grupo al ser aprobada mediante una gran cantidad de likes. Lo que nos interesa advertir, en este tipo de contenidos es como se da la transformación del acto solitario de “navegar” la plataforma para convertirse en un acto colectivo donde intervienen distintos usuarios.

La oralidad que predomina en estos dispositivos comunicacionales propios de la digitalidad, remite a mecanismos de sociabilidad que pueden ser asociados a una era previa a la aparición de las redes sociales. Los usuarios pueden buscar en la “voz” de otros, sobre todo pares, una visión más “auténtica” o “genuina” de sucesos de la vida cotidiana. En contraposición a lo que parece ofrecer los medios tradicionales de comunicación, las redes sociales presentan apreciaciones más “reales”. Los usuarios buscan sentirse identificados en esos storytime, en los comentarios y en las valorizaciones que se hacen de esas historias. Los sujetos pueden visualizar en estos contenidos una representación individual y colectiva de los momentos de la vida cotidiana.

Los chismes siempre estuvieron ahí, nuestros abuelos podían empatizar con un vecino que atravesaba una desavenencia o podían elaborar teorías descabelladas sobre la paternidad de los niños del barrio. Eran motivo de reunión, análisis y posterior debate. El chisme nunca se guarda, nunca permanece aislado. Por caso, para el historiador israelí Yuval Harari el chisme se remonta a miles de años, cuando el homo sapiens adquirió sus primeras capacidades linguísticas y el chisme le habría permitido formar y consolidar pequeños grupos.  

¿De qué sirve saber un chisme si no puedo compartirlo? Esa es la cuestión, compartir. Aún en una digitalidad que no atiende las habilidades comunitarias, sino por el contrario, enuncia una serie de comportamientos que favorecen la individualidad. En la actualidad, el chisme parece una oportunidad única.

Chisme y comunidad

No importa que se traten temas de menor importancia, sino que los contenidos parezcan sinceros. Que el que comparte su pena se muestre apenado o el que manifiesta su enojo lo deje en claro. Los usuarios buscan gente que se muestre como ellos, gente con la cual empatizar o condenar. Los chismes de antaño contenían las más diversas temáticas, desde infidelidades hasta dramas policiales y novedades políticas. Los chismecitos de Tik Tok, al parecer, siguen un curso similar. Si bien un análisis de las tendencias de esta red nos indica que los temas relacionados a la farándula son los más vistos y comentados, existe una temática que corresponde a relatar vivencias de un ciudadano “común”. Los abusos de poder por parte de fuerzas de seguridad ocupan un lugar determinante, son los videos que enumeran las irregularidades en procedimientos como controles vehiculares o alcoholemia o algunos más graves, en lo que se da cuenta de represión policial o casos que podrían incluir la corrupción.

Por otro lado, muchos contenidos incluyen el relato en primera persona de un abuso sexual, acoso o situaciones de violencia de género. El chisme no es solo chisme. Son testimonios. Son retazos de una realidad que no encuentra lugar en las representaciones mediáticas hegemónicas.

Los sotrytimes de Tik Tok son piezas comunicacionales que tienden lazos sociales. El chisme es político. Y podemos pensarlo en el marco de las últimas manifestaciones sociales de nuestro país, que han sido convocadas en redes sociales y extrajeron distintas consignas de las plataformas digitales. Comentar y opinar es compartir con otro, en efecto, ver un otro. Y ver a un “otro” es importante. Porque la digitalidad a través de las plataformas nos ubica detrás de una pantalla y nos invita a permanecer en soledad. Sin embargo, hoy nos presenta una nueva oportunidad para fortalecer los lazos sociales a partir de estos enunciados informales. El chisme nos gusta, nos une y nos acerca. El chisme establece lazos entre los que hablan y los que escuchan, que a su vez, también hablan.

* Para comunicarse con la autora: astudillomariab@gmail.comInstagram: @belastudillo

"Para el historiador israelí Yuval Harari el chisme se remonta a miles de años, cuando el homo sapiens adquirió sus primeras capacidades linguísticas y el chisme le habría permitido formar y consolidar pequeños grupos"