Milei y la banda punk que canta a favor de Videla
Este domingo son las elecciones y dos opciones se disputan el sillón de Rivadavia. Uno ha sostenido un discurso claro a lo largo de la campaña. Me refiero a Sergio Massa, que habitando la contradicción de ser ministro y candidato, desde las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) no ha modificado sus ideas y propuestas: unidad nacional, foco en la generación y diversificación de las exportaciones, la seguridad como un tema que lo toca en lo “personal” (y lo remonta a sus acciones en Tigre), educación pública con cada vez más universidades, movilidad social ascendente, entre otros.
En el otro extremo, Javier Milei ha tenido un performance electoral de tipo pendular. Primero, ganó las elecciones primarias con un discurso anti-casta. Sucedió el 36,78% de los votos para Unión por la Patria en octubre y entonces agilizó una alianza con Bullrich, es decir, con Juntos por el Cambio. Acusada anteriormente de “montonera pone bombas” y a aquel espacio político como parte de esa casta, o esos “mismos de siempre”, Milei contradijo con los actos su narrativa principal. Sin embargo, sus militantes seguían vociferando “la casta tiene miedo” en el cierre de campaña ocurrido en Córdoba.
Esto nos conduce a pensar que lo dicho no se evapora con la puesta en contradicción de los actos. El símbolo “casta” sigue operando a pesar de su alianza con Bullrich (que fue funcionaria durante el gobierno de la Alianza y el de Cambiemos) o el apoyo abierto de y a Cavallo (ministro durante el menemismo y autor de la “convertibilidad” entre otras alquimias económicas que precipitaron la debacle del 2001).
Sus palabras de hoy también entran en contradicción con sus palabras del ayer. Es lo que quiso desvelar Sergio Massa en el último debate, preguntando por “sí o no”. El último spot de campaña de La Libertad Avanza ofrece una serie de “no vamos a…” respondiendo a la presunta “campaña del miedo” donde aparece, por ejemplo, “no vamos a privatizar la educación”.
Pero ese mismo día que se dio a conocer el spot, la Universidad de Cuyo amaneció con graffitis en sus paredes que decían “Milei 2023. Zurdos de mierda”, “se les termina la joda, roñosos!” y “chau parásitos, progres y feminazis”. Aunque su propio dirigente salía a anunciar públicamente que no privatizaría la universidad, la chispita de sus palabras ya había incendiado la cabeza de las personas.
Lo mismo con otro punto, mucho más frágil que el anterior. Aunque Victoria Villaruel, candidata a vicepresidenta, haya salido a decir por LaNación+ que “no reivindica la dictadura”, apoya abiertamente, junto a Milei, a un grupo musical de pibes que se llama “Una Banda Indie de La Plata” la cual sí reivindica directamente a figuras de la talla de Videla en una canción que se titula “Jorgito Rafael”. En una de las líneas de la canción aseveran que “Jorge Rafael, fue un prócer más”.
Villaruel aparece saludando antes de que comience la canción “Darío No Sé Qué” (sobre el escritor y filósofo Darío Sztajnszrajber): “quiero felicitarlos por representar el mensaje políticamente incorrecto a través del rock y el punk”. Milei por su parte aparece abriendo el tema “Lxs Inclusivxs” donde felicita a la banda por “difundir las ideas de la libertad”.
No se trata de consumo irónico como se suele decir ante materiales disparatados que se colocan en YouTube. Se trata de un consumo político y politizado que se apoya en la efervescencia electoral que provocó la emergencia de Javier Milei.
Es muy fácil la tarea de desdecirse. Pero las palabras, son el vehículo de las ideas y estas tienen consecuencias. Los candidatos de La Libertad Avanza pueden perder las elecciones, por supuesto. Pero no debemos olvidarnos que la contienda electoral es tan solo una de las arenas donde la política se exhibe. En la magmática área de la opinión pública, la palabra política se asienta como una semilla a veces sobre un suelo que se encontraba en barbecho, descansando, y por eso fértil. Es así que emergen bandas y graffitis, como brotes verdes, independientemente de que sus cultivadores ya no arrojen las palabras-semillas.