Putin y el mundo multipolar, por Pablo Vázquez
Por Pablo A. Vázquez*
Las acciones bélicas del 24 de febrero entre Rusia y Ucrania, y que se desarrollarán con mayor o menor intensidad en estos días, tienen al mundo en vilo y tomó por sorpresa a no pocos analistas internacionales. La tensión de hace unos años entre ambas naciones se incrementó por la independencia de Donbass y Lugansk, reconocida por la Federación de Rusia, y bajo la protesta del gobierno ucraniano, aliado de facto a la OTAN.
Estados Unidos y sus aliados europeos intensificaron su condena a Rusia, proclamando sanciones económicas y que cese la escalada de la violencia, mientras se garantizaron el rearme del ejército ucraniano, depositando en él el peso de las acciones contra su vecino.
Putin fijó como objetivo de Estado desarrollar una “operación militar especial” en Donbass, para “proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años”, atacando puntos defensivos de Ucrania, destruyendo instalaciones de defensa antimisil y bases aéreas. Marcó la necesidad de resguardar las fronteras de estas dos nuevas naciones aliadas a la Federación de Rusia pero sin ocupar militarmente el territorio ucraniano. Estos sucesos se desencadenaron, según la visión rusa, por la negativa del gobierno ucraniano de aplicar el “paquete de medidas” de Minsk aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, a instancias de Norteamérica y sus aliados.
Los objetivos políticos fijarían los límites del accionar militar, y esos objetivos, cuando hay una conducción política efectiva como la de Putin, son claros y explícitos.
La visión del estadista ruso no es novedad para los politólogos y estudiosos de su obra política, y fueron expresados a todo el mundo varios años atrás.
Putin dio un discurso clave, en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Alemania, el 10 de febrero del 2007, donde criticó la visión de un mundo “unipolar” impulsada por los Estados Unidos, denunció el acercamiento de las fuerzas de la OTAN a las fronteras de la Federación de Rusia, y planteó la necesidad de una mayor ejecutividad de la ONU, respetando la Carta de las Naciones Unidas.
Sus palabras iniciales marcaron el tenor del discurso: “El carácter universal e indivisible de la seguridad está recogido en su principio básico: 'la seguridad de cada uno es la seguridad de todos'. Según dijo Franklin Roosevelt pasados unos días desde que fue desencadenada la Segunda Guerra Mundial, 'La paz quebrantada, no importa dónde, pone en peligro y bajo amenaza al mundo entero'. Estas palabras no han perdido su actualidad".
Pronunció explícitamente: “El mundo unipolar que se proponía establecer después de terminada la "guerra fría" tampoco se hizo realidad”. La idea de un centro de poder, un mando, un amo, no tiene sentido, según Putin, en el mundo de hoy.
Seguidamente puntualizó con ironía: “El único mecanismo de la toma de decisiones sobre el empleo de la fuerza militar puede actuar solamente la Carta de la ONU. En relación con ello quiero señalar: o entendí mal lo que dijo hace poco nuestro colega, el ministro de Defensa de Italia… que el empleo de la fuerza puede considerase legítimo en caso si la respectiva decisión fue tomada por OTAN, la Unión Europa o la ONU. Si él de veras así lo cree, tenemos distintos pareceres. O lo oí mal. El empleo de la fuerza puede considerase legítimo si la decisión de hacerlo se tomó en el marco de la ONU y en pie de su Carta. No se puede suplantar Naciones Unidas ni por la OTAN ni por la Unión Europea”.
Putin señaló directamente: “A nosotros no nos pueden menos que preocupar los planes de desplegar elementos del sistema de defensa antimisiles en Europa. ¿A quién le conviene una nueva vuelta de la carrera armamentista, inevitable en tal caso? Dudo mucho de que sean los propios europeos… Creo que es obvio que la ampliación de la Alianza Atlántica no tiene nada que ver con su modernización ni con las garantías de la seguridad en Europa. Al contrario, se trata de un factor provocador que merma la confianza mutua. Con pleno derecho podemos preguntar: ¿Contra quién está apuntada tal ampliación? ¿Y qué ha sido de las aseveraciones que nos daba Occidente tras la disolución del Pacto de Varsovia? ¿Dónde están ahora esas aseveraciones, de las que ni se acuerda nadie?”
Señaló a la “pobreza” en un “mundo injusto” como tema clave para la “seguridad global”. Así “los programas de ayuda a los países más pobres se asignan cuantiosos recursos financieros. Pero… ese dinero se dirige sólo a compañías de los países donantes. Por otra parte, los países industrializados subsidian su agricultura, limitan acceso hacia altas tecnologías para otros Estados… Resulta que con una mano se distribuye "ayuda de beneficencia", pero con la otra tanto se conserva el atraso económico como también se recolecta la ganancia. La tensión social que surge en las regiones depresivas desemboca inevitablemente en el aumento del radicalismo y el extremismo”.
Finalmente, ratificó: “Rusia es un país con una Historia de más de mil años, y de hecho siempre ha gozado del privilegio de aplicar una política exterior independiente. Tampoco hoy día tenemos planes de abandonar esta tradición. Al propio tiempo, vemos cómo ha cambiado el mundo, valoramos de modo realista nuestras posibilidades y nuestro potencial. Y, por supuesto, quisiéramos tener que ver con unos consocios también independientes y con sentido de responsabilidad, para poder edificar juntos un orden mundial justo y democrático, capaz de garantizar la seguridad y prosperidad no sólo para unos elegidos sino para todo el mundo”.
Para los analistas y políticos occidentales, ese discurso fue demonizado, ya que retomó conceptos de la época de la guerra fría, pero pasados los años se demostró que varias de esas presunciones, lamentablemente, se cumplieron. Putin, más allá de simpatías y rechazos que despierte, no es un loco sino un actor fundamental del escenario mundial y un estadista consiente de la defensa de su nación, sin temer las presiones y sanciones de Occidente “atlantista”, sosteniendo una concepción tradicional a las cultura milenaria euroasiática que defiende con orgullo.
Esperemos que se arribe prontamente a la paz y que se puedan solucionar los problemas en la región, sin injerencia de las potencias ajenas a la realidad de la región.
*Licenciado en Ciencia Política