¿Qué pasó en la agrupación Peronismo Militante de La Plata?
Por Paloma Baldi
Ramiro Solveyra era el responsable político de Peronismo Militante La Plata y Secretario de Juventud del Partido Justicialista La Plata, hasta que 79 militantes de la organización lo denunciaron por encubrir a un violador a través de la cuenta de facebook Frente de Mujeres – Peronismo Militante La Plata. Veinticuatro horas después Solveyra fue desplazado de su cargo en el Partido y desvinculado de su rol como referente en la organización Peronismo Militante, que decidió intervenir la seccional platense.
¿Por qué el énfasis en el encubrimiento y no en la violación? Esta denuncia sienta un precedente para el proceso que, tarde o temprano, iba a desencadenarse y que ya era hora que se desencadenara: la perspectiva de género ya hizo saltar por los aires el status quo del mundillo del periodismo, de la música y de la televisión, sólo por nombrar algunos ejemplos. Parece que ahora le toca el turno a la militancia política. Resulta que el proceso se inició desde abajo y hacia arriba.
Lo que pasó en el PM La Plata podrá resultarles familiar: las compañeras se encontraron en un espacio de mujeres, muchas manifestaron haber sido víctimas de una misma persona y se organizaron. Llevaron la denuncia a instancias orgánicas y sin embargo las respuestas fueron del estilo: “Federico vale más que cinco compañeras”.
¿Qué hace una mujer peronista y feminista en una situación como ésta? ¿Qué pasa cuando se agotan las instancias orgánicas, cuando cada respuesta es peor, cuando se pide silencio, “discreción”, cuando se hace la vista gorda? ¿Qué pasa cuando se nos pide en nombre de Eva, de Perón, de Néstor y de Cristina, que nos callemos la boca cuando un militante acosa o maltrata a una o a varias compañeras? Así aparece el escrache público. El medio de las oprimidas para visibilizar una situación de opresión: gritarlo a los cuatro vientos, para que alguien escuche.
Hasta ahora, estas situaciones decantaban un “que no aparezca más por acá” en el mejor de los casos, o en una, y otra, y otra compañera que dejaba de militar. Los violentos no pueden salir ilesos, la violencia machista tiene consecuencias. Tiene que tenerlas. Y mucho más en las organizaciones libres del pueblo, en las organizaciones del campo nacional y popular. Esta no es una denuncia judicial, esta es una denuncia política y es un hecho político. Las denuncias y los escraches de este tipo no son destructivos, son constructivos. Sientan las bases para construir las organizaciones que queremos.
En este caso, la lucha de las compañeras generó que rápidamente la organización Peronismo Militante a nivel nacional emitiera un duro comunicado en el que decidió expulsar a Solveyra. "(PM) Acompaña a las víctimas y repudia enérgicamente los hechos violentos ocurridos", escribió la organización. Del mismo modo se expidió el PJ de La Plata. Como rezó el primer texto de las denunciantes: "Las banderas peronistas no les pertenecen a los machos, a los violentos y a lxs encubridores".