La izquierda son las juventudes kirchneristas
Por Pablo Ferreyra I El kirchnerismo es la principal fuerza que ocupa el espectro de la izquierda y la centroizquierda del sistema político argentino. De esta manera nos impone un perentorio desafío de corto plazo: las representaciones políticas que se construyan en torno a la sucesión del liderazgo del movimiento. En este sentido fueron los intentos de John William Cooke de sintetizar las tradiciones de izquierdas con el liderazgo ejercido por el peronismo sobre las clases trabajadoras.
Existen similitudes con el “Bebe” camino a 2015. La tarea es construir puentes entre la representación / participación política y la herencia socio-económico-cultural de la crisis de 2001. Crisis que galvanizó a una nueva generación militante junto a otros nuevos sujetos en escena.
Las juventudes que se visibilizaron en la despedida a Néstor Kirchner se sumaron a una voluntad de cambio que les ofrecía el kirchnerismo. Una generación que expresa a un Pueblo en busca de conquistas y que se inscribe políticamente en un kirchnerismo que es restauración y a la vez ruptura. Que es “PJ” y a la vez estos nuevos colectivos generacionales.
La disputa 2015 debe encontrar a la juventud del kirchnerismo expresando la radicalidad de las reformas estructurales iniciadas con la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final, continuada por la Ley de medios y la estatización de YPF (por nombrar algunas) y alcanzar una herramienta por excelencia igualadora: la modificación de la estructura impositiva, entre otros horizontes de transformación.
¿Y las izquierdas electorales no kirchneristas?
No tiene sentido polemizar sobre las variantes de centroizquierda unificadas hacia la centroderecha en el frente UNEN. Busco debatir con quienes discursivamente se colocan a la izquierda del kirchnerismo: los partidos trotskistas y la autodenominada “nueva izquierda”.
Obrera y socialista. La izquierda trotskista mantiene el mismo debate desde la génesis del kirchnerismo y lejos de develar porqué diez años de gestión kirchnerista, se muestra estancada:
• denunciando el carácter capitalista del gobierno,
• esbozando su repetida caracterización de “gobierno demagógico” que evita la participación de las masas,
• y asumiendo neutralidad en momentos claves, como en la Ley de medios o YPF. Para ellos se trata de luchas interburguesas o falsas estatizaciones.
Como consecuencia vegeta en una estrategia testimonial y maximalista (salvo vergonzosas decisiones como cuando el MST hizo frente común con la Sociedad Rural durante la resolución 125). Toca reconocer que en los últimos años han alcanzado la unidad a través de un programa consecuente. El FIT tiene grandes chances de mejorar la elección anterior y no se discute su supremacía a la izquierda del espectro electoral no kirchnerista.
¿La nueva izquierda? La autodenominada nueva izquierda tampoco alcanza más definiciones que las fuerzas troskistas en el terreno de la táctica política. Frente al paro convocado por Hugo Moyano el pasado 20 de noviembre, “la nueva izquierda” se dividió. Un sector representado por el Movimiento Cultural y Social Gleyzer (de fuerte presencia territorial en el sur de la CABA) decidió no sumarse a la estrategia electoral del camionero.
El otro sector, que luego se llamaría Marea Popular (de procedencia estudiantil universitaria) participó de la marcha y el paro. El siguiente paro del sindicalista (el 19D), Marea decidió no participar destacando el maniqueísmo de la convocatoria. Esta y otras confusiones hicieron fracasar una novedosa experiencia, ALBA (Alternativa Buenos Aires) que venía a saldar los numerosos años de abstencionismo de esta nueva izquierda.
La errónea caracterización de Marea Popular los llevará a desviarse hacia aguas más seguras, las del antikirchnerismo, al cerrar una alianza con el diputado Claudio Lozano (“Camino Popular”) y transformarse en una variante del FAP. Tanto Lozano como el dirigente gremial Víctor De Gennaro promueven el liderazgo de Hermes Binner a nivel nacional, los vínculos con el integrante de la Mesa de Enlace Eduardo Buzzi y su repudio a las retenciones agropecuarias. Más allá de la performance electoral de Camino Popular, a priori muy modesta, abonará la construcción de la candidatura presidencial de Binner.
A diferencia de estas experiencias, el kirchnerismo resulta síntesis entre izquierdas y tradiciones populares. Le toca a la juventud politizada expresar estas transformaciones y continuarlas. Nuestro aporte como juventud resulta excepcional en este momento nuevamente bisagra.