Perón: “Nunca pensé que Brasil fuese un problema para nosotros, es una cosa que no me entra en la cabeza”
Desde Salvador, Bahia*.
En tiempos en que hay quienes piden volver a la doctrina peronista, al mismo tiempo que alimentan hipótesis de guerra con Brasil, promoviendo la división con el país hermano, nada mejor que leer la entrevista que Juan Domingo Perón le dio en enero de 1974 al periodista estadounidense Henry Raymont, en exclusiva para Jornal do Brasil. Raymont fue preso en Cuba por ser agente de la CIA. Raymont para preguntarle por Brasil hace mención a declaraciones del General en una reunión secreta. "Como en todas las reuniones secretas, se publican las notas taquigráficas", dijo Perón. De la entrevista también participó José Gelbard, de vínculos con la Unión Soviética, a través del Partido Comunista argentino. Gelbard se ocupará de marcar que el PC estaba con Perón y Perón de mencionar que “los marxistas ortodoxos están con nosotros”.
Mientras quienes se dicen doctrinarios piden una mesa con tres sillas para resolver los problemas del mundo, en la que se sienten Trump, Putin y el Papa, Perón en 1974 señaló que habíamos entrado en el fin de los nacionalismo, para pasar al universalismo. Mencionó como primera muestra del universalismo la huelga internacional de aviadores que se desarrolló después de las primeras conferencias ecológicas. “Tenemos que meter un poco de miedo en el mundo con la cuestión ecológica y llegar a un acuerdo”, dijo el General.
Perón señaló que después de la etapa de los nacionalismos, que había durado los siglos XIX y XX, le sigue la etapa del continentalismo, que duraría unos veinte o treinta años, pero que ya estábamos con los pies en la etapa del universalismo. En tiempos de Guerra Fría y crecimiento chino, Perón señaló que tuvo el apoyo del Partido Comunista “porque es un Partido que piensa que, con el tiempo, el socialismo irá a imponerse en el mundo, lo que no está muy errado, a mi entender”.
El presidente argentino Juan Domingo Perón cree que la integración de Brasil en la comunidad latinoamericana es el factor principal para el desarrollo de los países del continente y que la economía brasilera no puede aislarse.
En entrevista a Henry Raymont, exclusiva para JB, el Presidente argentino dijo que nunca ni siquiera pensó que Brasil fuese realmente un problema para los argentinos – una eventualidad “que nunca me pasó por la cabeza”, conforme acentúo. Cree, inclusive, que los latinoamericanos son “los ricos del futuro”, y que “los ricos del pasado están acabando”.
Para Perón, lo más importante en este momento de la situación internacional es preservar la Tierra de la destrucción ecológica y del acabamiento de las reservas naturales. Y la primera víctima de la escases de materias primas, en su entendimiento, son justamente los países desarrollados que hoy pagan más por el petróleo y mañana pagarán más por el cobre.
Sin interés en hacer política, porque ya tiene “votos de más”, el General Perón reveló que no usará la fuerza para reprimir a los descontentos, ya que su Gobierno cuenta con amplio consenso público y no se siente amenazado. Y cree que el mundo va a integrarse para no sucumbir en el próximo siglo.
La humedad está incansablemente ahogándose por el abuso del medio ambiente, y la redención de los recursos naturales debe ser la causa común inmediata de las grandes y pequeñas naciones, sin distinciones, de acuerdo con el Presidente Juan Domingo Perón, de Argentina.
Entrevistado en la residencia presidencial de Olivos, en un suburbio próximo con mansiones pintadas de blanco, jardines y fuentes, él habló con la amplia visión de un viejo estadista, que tiene poca paciencia con los detalles de Gobierno. Los temas que le evocaban sentimiento real eran la integración de América Latina y el problema universal de conservar el medio ambiente.
Con todo, no perdió el toque de líder populista, que mantuvo a Argentina bajo su dominio absoluto de 1944 a 1955, cuando fue depuesto por un golpe militar, sólo regresando al poder 18 años después, electo por inmensa mayoría en una elección democrática.
Un día antes de la entrevista, el Presidente dio un discurso, proyectando la imagen de un gobernante paternal, lleno de sabiduría práctica y buena voluntad – un notable contraste con los períodos de autoritarismo que marcaron su primer Gobierno.
Hablándole al país por televisión, él apeló para que los argentinos ahorrasen electricidad (Deseo que mis amigos los pibes, apaguen las luces cada noche para evitar desperdicios), a las amas de casa para que diversificasen las comidas familiares, a fin de que la carne pueda ser exportada, los conductores anden despacio para economizar gasolina y todos los sectores de la población cuidasen la cordialidad dentro del contrato social, elaborado por el Ministro de Economía, Sr. José B. Gelbard.
E, inmediatamente después de la entrevista, el Presidente Perón recibió al General Omar Torrijos Herrera, Comandante de la Guardia Nacional de Panamá, para un encuentro privado sobre problemas concretos, tales como el apoyo de Argentina a Panamá en la disputa con Washington sobre el canal, la creciente relación de América Latina con los países no alineados del Tercer Mundo y las reformas sociales.
Para este reportero que había entrevistado al General Perón dos veces antes – en 1946 y durante su exilio en República Dominicana en 1956- el Presidente dejó claro que, tres meses después de asumir el Poder formalmente como gobernante constitucional, por segunda vez en la inquieta historia de Argentina, su deseo era ejercer influencia en los problemas trascendentales que confronta el mundo. Varias veces mencionó al General De Gaulle, con quien se encontró durante su exilio en Europa, y obviamente admira.
Aunque sus temores por el mundo sean melancólicos, el Presidente Perón, a los 78 años, está lejos de ser un hombre melancólico. Su firme apretón de manos y su andar erecto, la sonrisa fácil que frecuentemente ostenta en su rostro colorido y la franqueza de su conversación le dan la vivacidad y vitalidad de un hombre más joven.
De traje gris perla, corbata roja y una elegante camisa rallada, el Presidente Perón habló animadamente, aunque de un modo áspero, sobre el estado del mundo. Acompañado por el Ministro Gelbard, un industrial bajo y cordial que emergió como el principal planificador económico y asesor clave del Gobierno del General Perón, él, sólo ocasionalmente, se alejó de los temas de la integración económica y la ecología, para hablar sobre las relaciones con Brasil, el nuevo diálogo latinoamericano con el Secretario de Estado Kissinger y el peligro persistente aún del terrorismo por los extremistas de izquierda.
Ministro Gelbard: le traje un periodista que ya conoce.
H. Raymont: Lo entrevisté Señor Presidente, en su exilio en la República Dominicana.
Perón: Eso fue hace muchos años.
HR: Hace algunos años, me llegó a las manos un comentario escrito sobre nuestra entrevista por su antiguo Secretario de Prensa, Américo Barrios, el cual recordó que, respondiendo a una pregunta sobre cuáno pensaba regresar a Argentina, usted me respondió “la historia va al encuentro de nuestros objetivos”, y se mostró optimista de que algún día regresaría para volver a encabezar su movimiento. Parece que su vaticinio fue acertado.
Perón: Bueno, mal negocio para mí.
HR: En verdad, usted está con una óptima apariencia.
Perón: Sí, gracias a Dios estoy bien. Pero, para mio, esto es muy espinoso. Yo que pensaba estar afuera del Gobierno, estoy perdido.
HR: Deseo ahora preguntarle sobre las relaciones entre su gobierno y el de Brasil. El General Gesel fue elegido por el Parlamento. ¿Cree que los malos entendidos del pasado podrán aplacarse y dar lugar a nuevas pautas en una reunión entre usted y el nuevo mandatario, que asume el 15 de marzo?
Perón: Encantado. Creo que… nunca pensé que Brasil fuese un problema para nosotros, es una cosa que no me entra en la cabeza.
HR: Si no me equivoco, usted dio una conferencia en la Escuela Superior de Guerra, en 1954, esbozando su creencia de que la unidad argentino-brasilera era esencial para cualquier movimiento de integración latino-americana.
Perón: Fue delante el Estado Mayor. Era una reunión secreta y, como en todas las reuniones secretas, se publican las notas taquigráficas.
HR: ¿Continúa con ese pensamiento?
Perón: Naturalmente. Si Brasil no aceptase la integración, sucedería con él lo que sucede con Inglaterra en Europa. Delante de la integración europea, Inglaterra no puede quedar aislada. Su mercado de manufacturas era Europa. La prueba es que, cuando se creó el Mercado Común, ellos quedaron presionados, la industria se hundió y, con la industria, la libra esterlina. Así, tuvo que ir a pedir la incorporación, conozco bien esto a través de la versión de De Gaulle. Con Brasil ocurriría lo mismo. Creo más, creo que el mundo irá a integrarse, una Tierra desintegrada, en el siglo XXI, sucumbe, en mi modesta manera de pensar.
HR: Usted siempre tendió a pensar en grandes esquemas históricos.
Perón: Es lógico.
HR: Una de las grande críticas que se le hace al esquema del Secretario Kissinger – su división pentagonal del mundo entre las grandes potencias o grupo de potencias, siendo ellas China, la Unión Soviética, Estados Unidos, Europa Occidental y Japón – es que deja afuera a los países en desarrollo y específicamente a América Latina.
Perón: Esa es otra tesis de la integración. Pero, en contrapartida, hay un Tercer Mundo, que también cuenta. Claro, no podemos tener la pretensión de imponer cosas como estas, porque somos pequeñas naciones, y eso es resolución de los grandes. Y creo que el universalismo, que es la futura etapa de evolución, llegará, pero no por imposición de los Cinco Grandes. Porque tendrán al mundo contra ellos, y nadie se pone contra el mundo impunemente.
HR: En breve se reunirán los cancilleres latinoamericanos en México para el nuevo diálogo con Estados Unidos, con el Secretario Kissinger. ¿Qué resultados concretos espera Argentina?
Perón: Para mí de esa reunión, no creo que salga mucho o algo muy interesante de ella. Para mí son procesos de acercamiento con objetivos de integración, pero eso no se consigue con discurso, ni conversando.
Decía Disraeli que “los pueblos no tienen amigos ni enemigos permanentes, tienen intereses permanentes”. Esto se consigue con una comunidad económica que una intereses. Unidos los intereses, después vendrán los discursos, que no unen nada, en mi manera de pensar. Porque claro, ya tengo en la vida la experiencia suficiente para darme cuenta de que se hacen todas estas maniobras de aproximación, pero todo no tiene ninguna consistencia.
Nosotros hicimos un tratado en 1949 o 1959 con Chile de complementación económica. Él se destinaba a crear la comunidad económica latinoamericana. Es natural que busquemos una integración latinoamericana con fondo económico. Porque los problemas, que se van presentando de ahora en adelante, para nosotros, serán estríctamente económicos, a mi entender. Pienso que se inició recientemente en el mundo una crisis, crisis que discurre, nada más y nada menos, que de los graves errores cometidos en el mundo tecnológico del siglo XX.
Destruyeron la Tierra: están convirtiendo la tierra en un tacho de basura, en cloacas los ríos. No hay agua potable, el oxígeno también se va enrrareciendo porque cubrieron el mar, que es liberador de oxígeno, en una capa de aceite, destruyeron los bosques. No se puede hacer eso impunemente.
Ahora tenemos 3.500 millones de habitantes, la mitad está hambrienta, las zonas de producción de alimentos se redujeron enormemente en los últimos tiempos, las tierras están cansadas, la producción ya no puede ser la misma de antes. Y creemos que dentro de 26 años, en el año 2000, seremos 7 u 8 mil millones para comer. Porque parece que no se le quiere poner un límite a la procreación, lo que será indispensable. Y el tiempo va pasando y continuamos conversando sobre todas estas cosas. Y el tiempo pasa. Si llegamos al año 2000 en estas condiciones, la catástrofe será irremediable. ¿Cuál sería la solución?
HR: Es preciso planificación
Perón: Claro, es natural. Es preciso que nos pongamos de acuerdo ya y dejémosnos de discursos. Hay que crear ya institutos de estudios económicos y comenzar a resolver los problemas y no sólo estudiarlos. El fenómeno ya es conocido de más. Y esto es lo que yo resalto, la lentitud con la que se hacen las cosas.
HR: En nuestro continente existe este fenómeno. Tenemos un área extenso que es Estados Unidos, altamente industrializado, y el Sur del continente, aún con un gran potencial de desarrollo.
Perón: Nosotros acá somos los ricos del futuro. Los ricos del pasado ya están acabando.
HR: Pero a su modo de ver, siendo Estados Unidos un país súper desarrollado con grandes capitales para inversión ¿En su opinión cómo podrá ejercer una fuerza más positiva para acelerar el desarrollo de América Latina?
Perón: Lo primero a hacer es llegar a un acuerdo universal para impedir la destrucción ecológica, que es mayor a cada día. Lo importante ahora es impedir esta destrucción… estamos quedándonos sin materias primas. Usted sabe que en el mundo ya no hay cobre. El cobre que existe es insignificante ante las necesidades, y del petróleo, ni se habla.
Gelbard: Nosotros aún tenemos cobre.
Perón: Sí, claro. Pero primero tenemos que hacer un acuerdo universal para la preservación ecológica dela tierra, caso contrario, seguiremos destruyendo. Quiero decir, ya no se puede lanzar un proceso tecnológico. Si ahora se sigue destruyendo, la solución del año 2000, bueno, serán 10 o 12 bombas de 100 megatons. Es otra solución. Va a dejar a la mitad que podrá continuar viviendo. Mire, yo veo eso como un problema trágico. Estuvimos en un Instituto en París, a convite del General De Gaulle. Allí nos reunimos, los ecologistas alemanes son diabólicos, porque ya estudiaron hasta el año 3.000, sabe cómo son los alemanes racionalistas y previsores. Bueno, nos reunimos ahí y no me olvido nunca de un alemán que, después de una conferencia, gritaba: “¡Dios mío! ¡Qué estamos haciendo!” y se agarraba de los pelos. Era un verdadero conocedor del problema, porque lo había estudiado profundamente. Esto significa que tenemos que meter un poco de miedo en el mundo con la cuestión ecológica y llegar a un acuerdo.
HR: La responsabilidad en ese sentido está principalmente en los países desarrollados, ya que allí existe conciencia del problema.
Perón: Son los grandes, es natural. Porque ellos se van a quedar sin materias primas. Ahora están pagando tres veces el valor del petroleo. Dentro de poco, van a pagar tres o cinco veces el valor del cobre, que ya no existe. Por eso le digo, hasta ahora nos pagaban un precio vil por la materia prima y nos daban la manufactura supervalorizada. Ahora el proceso comienza a invertirse. Ahora la materia vale más que la manufactura.
Pero no continuemos destruyendo, porque entonces nada valerá nada. Ahora, el peligro es que los fuertes, como muestra la historia, cuando precisan materias primas, comida, las toman por las buenas o por las malas, como ya anunciaron los Estados Unidos que quiere tomar el petroleo.
HR: Creo que ese anuncio, que fue bastante especulativo, tendría que ser visto más como un apoyo a las negociaciones para terminar con el boicot.
Perón: No importa. La historia prueba que eso también sucede. Si eso sucede, pues bien, será una hecatombe, porque todo el mundo lucha por lo que es suyo cuando se trata de comida. Mire, por cualquier cosa se deja de luchar, por la comida no. Por la comida se lucha hasta en la mesa. Hasta los animales. Nadie entrega la comida sin luchar. Claro, porque después muere.
Gelbard: El Sr. Raymont, que ya nos visitó muchas veces, comentó sobre la alegría que se ve en este país, en comparación con las tensiones de los pueblos industrializados.
Perón: Yo veo la acción del Gobierno en el rostro de los hombres en la calle, más que en las estadísticas que el Ministro me presenta.
Gelbard: No cree en las estadísticas, cree en el rostro.
Perón: Sí, sí, porque cuando el pueblo está contento y feliz es porque el Gobierno camina. Cuando la gente anda seria, es preciso pensar dos veces.
HR: En un discurso reciente, usted se refirió elogiósamente a la oposición, a los partidos que calificó de buena oposición.
Perón: Sí, porque ellos colaboran.
HR: Usted también se refirió a actividades ilegales y creo que se refería al terrorismo, a cuyas actividades se le dio mucha publicidad en el exterior. ¿Cómo ve el desenlace de esa situación?
Perón: Sobre eso, lo conozco desde que nació en París como la Cuarta Internacional. Sé quién maneja eso. Sé que se hace llamar Posada, pero es un italiano con nombre largo, diferente. Son todas mentiras. Ahora, esta es una campaña terrorista organizada por un marxismo no ortodoxo. El marxismo ortodoxo está con nosotros.
Gelbard: ¿El Partido Comunista votó con nosotros en las últimas elecciones?
Perón: Sí, porque es un Partido que piensa que, con el tiempo, el socialismo irá a imponerse en el mundo, lo que no está muy errado, a mi entender. Esto se debe al hecho de que después de dos siglos de carácter nítidamente político, vendrá otro siglo de carácter social. Entonces, ellos quieren indudablemente colocarse dentro de una posición que al final, digamos, les sea ejecutable.
Los otros no creen que puedan hacer carrera de esta manera y quieren hacer cosas violentas. Es la Cuarta Internacional, las barricadas de París en 1968, yo estaba allá, así que vi, palpé con las manos, conozco a muchos de ellos… Bien, acá tendríamos dos actitudes a tomar. Organizar una fuerza represiva. Tendríamos que matar mucha gente. No soy partidario de eso. Dejo que ellos se quemen con el propio aceite. Mueren solos porque no tienen una causa real.
Gelbard: El General Torrijos está por llegar.
HR: En Panamá, el General Torrijos me habló en términos muy parecidos a los suyos, cuando se refirió a la pacificación del país. Dijo que no había sido obligado a usar gas lacrimógeno en cinco años de Gobierno.
Gelbard: Una observación interesante que Raymont hizo esta mañana es que le habían dicho que, antes de las elecciones, Argentina daba la sensación de estar al borde de una guerra civil, lo que no ocurrió. Pero, ahora parece estar en la posguerra, lo que es cierto.
Perón: Sí, es cierto.
HR: Ese fue el comentario que hizo Timmerman, director de La Opinión.
Perón: Siempre afirmé que estamos en la posguerra.
Gelbard: Estamos en tierra arrasada.
Perón: Exactamente.
HR: Pero, fueron ahorradas vidas.
Perón: Nosotros no somos personas de represión. Por eso, prefiero que ellos continúen haciendo todas esas cosas, esos tumultos. Los únicos que se perjudican con ellos. ¿No? No le pueden hacer nada al gobierno porque contamos con un consenso público muy grande. Por otra parte, no deseo hacer política ahora. ¿Para qué? Votos ya tengo de más.
HR: Pero, en política internacional, en las Naciones Unidas había una gran expectativa al finalizar la última Asamblea General, cuando se anunció que usted pensaba viajar a Nueva York para dar un discurso, expectativa que fue frustrada cuando fue cancelado su viaje.
Perón: No pude porque me enfermé. Estoy mucho mejor, pero en aquella oportunidad no estaba en condiciones.
HR: ¿Cuál hubiese sido el tema principal de su discurso?
Perón: Comenzando por el tema ecológico porque veo que allí nadie le da importancia. Mandé un comunicado a las Naciones Unidas, al final, una oportunidad… me respondieron que sí… Estudiamos este problema profundamente. Estoy terriblemente impresionado porque vi desfilar a los hombres más ilustres de Europa, en exposiciones ecológicas y me doy cuenta que esto es cierto, que no se puede jugar con esto.
Quiero decir, si la humanidad en su conjunto quier salvarse tenemos que comenzar a pensar que los hombre somos todos hermanos y nos defendemos entre nosotros mismos porque sino todo saldrá mal. Ya no hay divisiones o enfrentamientos de cualquier naturaleza. Agora se trata de luchar contra un mal común que se abate contra nosotros y contra el cual tenemos que defendernos.
HR: Precisamente en México uno de los temas del debate es la transferencia de tecnología. Según su punto de vista, es exactamente el mal uso de la tecnología que contribuyó para nuestros problemas.
Gelbard: El monopolio de la tecnología también, las dos cosas. Y que nos llegan a través de las nuevas invasiones tecnológicas.
Perón: Claro que el mal es terrible, porque se agotan las reservas. Creo que el mundo del futuro pertenece a los que tienen las reservas y no a los que agotaron las suyas.
HR: ¿Cómo encara este comienzo de diálogo con Estados Unidos? ¿De modo positivo?
Perón: Claro, pero los Gobiernos de los grandes deberían promover una reunión universalista para tratar de este problema que es fundamental: vivir. Porque el problema del año 2000 será vivir. No será más ser rico o pobre, sino vivir. Y cuando llegue ese momento, viviremos días difíciles.
Entonces prueba que, para quien no tiene buena cabeza para prever, después tendrá que tener buena espalda para soporta eso. El otro día conversaba con un sueco que había asistido a la conferencia de medio ambiente y le pregunté qué había resultado de todo eso. Él me dijo dos cosas: Primero, no se habló de los países, sino de la Tierra. Segundo, me di cuenta de cómo han sido idiotas los hombres que, durante siglos, murieron de a millones para defender una frontera que existe apenas en la imaginación de cada uno. Vea lo que eso representa para el pensamiento futuro.
HR: ¿Entonces usted está convencido de que el nacionalismo tradicional está llegando a su fin?
Perón: Está cerrada la etapa de la nacionalidad y ya comenzó la del continentalismo. Y va a durar poco el continentalismo porque la evolución es tan rápida que va a tragarse todo eso. La Edad Media duró cinco siglos, se andaba a carroza. Las nacionalidades duraron dos siglos, XIX y XX: se andaba en automóvil. El continentalismo, damos de hecho, durará 20, 30 años. Es como yo lo veo, como presiento el asunto. De modo que es necesario comenzar ya. Estamos con la punta de los pies en el universalismo. Vea: las conferencias ecológicas. Después de las conferencias ecológicas se produce el primer hecho social universalista, la huelga mundial de aviadores. Quiere decir, comenzaron a producirse cosas que ya están en el campo universalista. Con un pequeño impulso de los grandes, imagínese si lo mismo sucediese en las Naciones Unidas. Casi todo el mundo está en las Naciones Unidas.
HR: ¿Y el espíritu que muchas veces está en la retaguardia de las realidades?
Perón: Bueno, es necesario crearlo. Por eso pensaba hacer una invitación en ese sentido. Probablemente haré eso con algunos amigos ecologistas de Europa.
HR: ¿Y van a continuar ese trabajo aquí?
Perón: Bueno, acá estoy ocupado con cosas nuestras, eso es lo que quería que hubiese otro en el gobierno y que yo pudiese estar libre para pensar y trabajar en ese sentido. Es que llegó un momento en que todos los hombres tienen que llegar a un acuerdo. Sino sucumben. Sucumbiremos todos, lo que es peor. En América Latina conversé con todas las personalidades importantes, inclusive muchos líderes populares, y todos están de acuerdo, el acuerdo es unánime. Y se trata de personas de tendencias bien definidas.
*Traducción Santiago Gómez