Brasil: el PT está contra las cuerdas
Por Santiago Gómez –Desde Florianópolis
La frágil situación del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) muestra los límites de una construcción política netamente electoral. Tras las movilizaciones de junio de 2013, la táctica del PT fue aumentar la participación de sus militantes en las redes sociales, en un país en el que sólo el 24% de la población tiene acceso diario a internet y un 80% se informa por el noticiero de O Globo. Las manifestaciones de ayer pidiendo juicio político en las principales capitales del país, demostraron que la oposición le ganó las calles a la Presidenta Dilma Rousseff, quien depende del Partido del Movimiento Democrático Brasilero (PMDB) para gobernar. Terminado su mandato, Luiz Inácio Lula da Silva siguió los pasos del ex presidente estadounidense Bill Clinton, dedicándose al dictado de conferencias por el mundo. Hoy como nunca se ven las consecuencias del abandono de la conducción política brasilera.
PMDB dependientes
El sistema político brasilero, en el que no se votan partidos sino candidatos y en el que hacer política se trata de conseguir votos y no de tener trabajo territorial, obliga a quien quiera gobernar este país a hacer alianzas con diversos partidos políticos. El PT no hubiera conseguido colocar a Lula en el gobierno sin hacer alianza con el PMDB, el partido con mayor presencia nacional, al cual pertenece el vicepresidente Michel Temer. A pesar de su extensión y participación en cientos de gobiernos municipales y participación en gobiernos estaduales, el partido del que depende Dilma jamás consiguió ganar una elección, por lo que muchos de sus integrantes ven en el juicio político a la Presidenta la posibilidad de llegar por primera vez a la presidencia.
Dentro del PMDB existen los que están a favor y en contra del juicio político a la Presidenta, método a través del cual se destituyó al entonces presidente Fernando Collor de Mello. Mientras el Presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha impulsa el “impeachment”, el titular de la Cámara de Senadores, Renán Calheiros, también del PMDB, mantiene el apoyo al gobierno del que forma parte.
El flaco apoyo de los movimientos sociales
En un intento tardío por fortalecer las relaciones con la histórica base del PT, el gobierno inauguró un espacio de “Diálogo con los Movimientos Sociales”, a través del cual la Presidenta se reunirá con dirigentes de espacio como la Central Única de los Trabajadores (CUT), el Movimiento Sin Tierra (MST) y demás representantes de los distintos colectivos brasileros, todos ellos con una muy pequeña capacidad de movilización social. Pudo verse en las manifestaciones de marzo pasado, en respuesta a las marchas opositoras organizadas a través de los medios de comunicación, que hasta el momento el PT no consigue sacar a la calle a más de 40 mil personas. La CUT y el MST convocaron para el martes próximo una manifestación para oponerse a la reglamentación de la terciarización laboral votada por el Congreso, acto para el que Lula dio su apoyo. El teólogo de la liberación Frei Betto, asesor de Lula durante su mandato y quien se reconoce amigo de la Presidenta, aconsejó que la izquierda debería aprender de sus contrincantes y convocar a manifestarse un día domigo, que es cuando la población tiene el día libre.
La escasa capacidad de convocatoria del PT mantiene una directa relación con las políticas llevadas adelante por sus gobiernos. Lejos de tratarse tan sólo de los escándalos mediáticos por corrupción, ya sea el Mensalão o el actual Lava Jato, las políticas de ajuste llevadas adelante por Dilma Rousseff, con el correspondiente aumento del desempleo, que en lo que va del año aumentó casi un 20%, pasando de un 6,5% a finales del 2014 al 8,1% actual, hace muy difícil para la Central Única de los Trabajadores la movilización de sus afiliados. El nombramiento de la senadora Kátia Abreu (PMDB) al Ministerio de Agricultura, generó el rechazo del MST, debido a que la actual ministra es representante de los sectores ruralistas y se ha manifestado en diferentes oportunidades contra el reconocimiento de los derechos laborales de los trabajadores rurales. Por esta razón el MST no saca a la calle el potencial militante que posee.
CUT: “Gobierne con el programa que el pueblo votó”.
El primer “Diálogo con los Movimientos Sociales” se realizó el jueves pasado (13), evento para el que se inscribieron 1.500 personas. Sobre el escenario había diferentes representantes de movimientos sociales, antes que la presidenta habló el presidente de la Central Única de los Trabajadores, Vagner Freitas, quien le exigió a la Presidenta que “gobierne con el programa que el pueblo votó”. “No es el mercado quien sustenta su gobierno, somos nosotros y por eso le pedimos que gobierne para el pueblo”. El MST le reclamó a Dilma que vete la reciente ley antiterrorista aprobada por el Congreso, ya que temen una criminalización de las protestas sociales. Dilma no dio señal alguna en ese sentido. Lo que une a los movimientos sociales es la defensa de la democracia y su rechazo a las políticas de ajustes del gobierno.
Qué solo dejaron a Dirceu
La reciente detención de José Dirceu, uno de los máximos referentes del PT, dejó en evidencia una vez más que a la hora de los problemas los políticos brasileros responden como en las series yankees: en cuanto hay un problema te soltamos la mano. Tras la primera detención por el escándalo del Mensalão, bautizado así por la mensualidad que supuestamente entregaban a los partidos aliados para gobernar, el ex presidente Lula dijo en entrevista con periodistas de blogs que “es como cuando un hijo se droga, no se puede hacer responsable al padre por lo que su hijo hace”.
El hijo en cuestión fue dirigente estudiantil en los sesenta, luego optó por la lucha armada, en un país en el que la participación política siempre ha sido cosa de unos pocos. Fue Lula el primer dirigente brasilero en conseguir las mayores demostraciones de movilización social.
Detenido en 1968, Dirceu fue liberado al año siguiente a cambio de la liberación del entonces embajador de los Estados Unidos Charles Elbrick. Se exilió en Cuba en 1969, volvió a Brasil en 1971, permaneció hasta 1972 e hizo su regreso en 1975 con una cara nueva, tras una cirugía plástica realizada en la isla caribeña. Con la ley de amnistía aprobada en 1979, Dirceu le contó a su entonces esposa, Clara Becker, con quien ella estaba casada hacía cuatro años y tenía un hijo, Zeca Dirceu, hoy diputado del PT. José Direceu fue el segundo al mando durante el gobierno de Lula y a quien se hace responsable de la llegada del PT al gobierno, cuando cambió el discurso radical de Lula por uno que consiga seducir a la clase media.
Corrupto es el sistema brasilero
Las acusaciones para llevar nuevamente a Dirceu a la cárcel se basan en las donaciones recibidas por su fundación. Sospechas de corrupción también recayeron sobre el Instituto Lula, por las donaciones recibidas de la constructora Odebretch. Lo cierto es que la legislación brasilera establece la financiación privada de la política, por lo que no hay otro mecanismo para ello que el de las donaciones de empresas que son prestatarias del Estado. Tras las manifestaciones de junio de 2013 la Presidenta Dilma Rousseff respondió a los reclamos de más salud, más financiamiento a la educación y propuso la reforma política, a través de la cual se terminaría con la financiación privada de la política y se votarían partidos y no candidatos. No encontró ni dentro de los partidos aliados a su gobierno el apoyo a dicha medida. Hoy las denuncias de corrupción contra el gobierno sólo muestra cómo se financian todos los partidos políticos de Brasil.
¿La gran Ali?
La situación del PT recuerda la pelea de Mohamed Ali contra George Foreman en 1974, cuando Ali se pasó ocho asaltos contra las cuerdas, recibiendo golpes hasta que su contrincante se quedó sin fuerzas y Ali dio un ataque certero con el que ganó el combate. Las cuerdas en las que se apoya el PT han mostrado elasticidad pero también le exigieron al gobierno que respete el programa de gobierno que sus bases apoyaron y votaron. El acto de repudio a la reciente agresión contra la sede del Instituto Lula, por la bomba de estruendo con clavos que tiraron de noche desde un auto y que hizo un agujero en el portón del garaje, sólo consiguió juntar mil personas en la ciudad de San Pablo, siendo que el mismísimo Lula participó del mismo, arrojando claveles rojos y blancos desde una vantana de la sede.
Se escuchan voces que proponen que Lula asuma como ministro, Dilma comenzó a dar discursos sin leer lo que dice, la juventud del PT sigue considerando que la batalla contra los medios es en las redes sociales y no en el puerta por puerta y históricos dirigentes como Tarso Genro, ministro de justicia y también de educación de Lula, propone la creación de un Frente Amplio, con otras fuerzas de izquierda que garanticen la gobernabilidad. Mientras tanto, el gobierno parece no estar dispuesto a terminar con sus políticas de ajustes ni tiene cómo hacerlo. Con poca fuerza movilización social y con las calles ganadas por la derecha. ¿Cómo saldrá el PT de las cuerdas? Es cuestión de esperar, pero mientras tanto los brasileros continúan perdiendo el empleo y la política queda cada vez más lejos de un pueblo que lo que necesita es unirse y organizarse.
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