Brasil: los medios también matan
Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis
El pasado 2 de octubre se suicidó el rector de la Universidad Federal de Santa Catarina, Luiz Carlos Cancellier de Olivo, arrojándose desde uno de los shoppings más selectos de la ciudad. En el bolsillo de su pantalón tenía una nota que decía “mi muerte fue decretada el día de mi prisión”. La detención de Cancellier fue parte de una gigantesca operación mediática en la que los medios acusaron al rector de hechos de corrupción, acontecidos antes de que asumiera en el cargo. En una carta publicada en el diario O Globo cuatro días antes de la difícil decisión, Cancellier destacó la humillación y vejámenes a los que había sido sometido. Distintas instituciones de abogados se expresaron respecto al abuso de poder cometido por la jueza, la policía federal y el Ministerio Público. La “ombudsman” de Folha de São Paulo, en la edición del domingo pasado, señaló las consecuencias sociales de la espectacularización de la política llevada adelante por el diario.
El día 9 de octubre la periodista Patrícia Lélis publicó en su Facebook una carta pidiéndole disculpas al ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, “el hombre que más difamé”. Lelis afirmó que creyó que Lula no la recibiría, pero “una vez más estaba equivocada”. En su carta, expresó que lo miró a los ojos en un seminario en el que participó y le pidió disculpas. “Sin embargo, siento la necesidad de decir una vez más: perdoname. Perdoname por haber ido a las calles y haber estado a favor de un golpe. Perdoname por acordar con un gobierno que todos los días le saca los pocos derechos que le quedan a los trabajadores. Perdoname por hacer que Brasil vuelva al mapa del hambre. Perdoname por hacer que nuestra floresta Amazónica esté en juego. Perdoname por haber sido tonta”, escribió.
Las consecuencias en el rector
El rector Cancellier fue parte de una operación mediática que buscó asociar universidades públicas y corrupción, como también sucedió en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, caso sobre el que también informamos en APU. Como señaló la ombudsman de Folha de São Paulo, en el título y primeros párrafos del primer artículo publicado en el diario se acusaba al rector de estar vinculado en hechos de corrupción, pero recién adentrada la nota se explicaba que la acusación era por supuesta obstrucción de la investigación, de la que no se pudo probar nada. La decisión de la delegada de la policía, Erika Mialik Marena, de detener a Cancellier, se debió a una supuesta denuncia de un profesor que habría escuchado que el rector habría pensado en ocultar documentos, nada de lo cual fue probado. Como dicen en Brasil, reina la política del “dedo duro”, en relación a los dedos acusatorios.
La delegada de la PF pidió y obtuvo de la justicia la separación de Cancellier del cargo, le prohibieron entrar en la universidad, tener contacto con los profesores, aislamiento que le produjo un estado de depresión profundo, al que hicieron referencia tanto su hermano, como alguno de los amigos que lo pudieron tratar en esos días, entre ellos el periodista Carlos Damião, del diario Noticias do Dia, de Florianópolis. En la primera misa realizada tras la difícil decisión que tomó Cancellier, los párrocos de la Universidad informaron que la policía también les negó la posibilidad de darle asistencia espiritual durante las 48hs que estuvo detenido. Una vez liberado, el rector tenía prohibido los contactos con otros colegas de la universidad, dejándolo en un ailsamiento absoluto.
Las consecuencias con la periodista
La carta que Patrícia Lélis escribió a Lula fue noticia nacional. No es la primera vez que su nombre ocupa espacio en los medios de comunicación, ya había sucedido cuando denunció por acoso sexual al diputado Marco Feliciano, del Partido Social Cristiano, con quien trabajó como asesora. Después de la carta que Lelis escribió a Lula, la forma en que los medios comenzaron a referirse a ella cambió, dejó de ser la periodista para ser la “ex militante del PSC”. Tras la difusión de la carta, desde APU nos contactamos con ella para que nos contara qué la llevó a cambiar su posición y reflexionar sobre las consecuencias sociales de los medios de comunicación.
APU: ¿Qué la llevó a cambiar su parecer sobre el ex Presidente Lula?
Patrícia Lelis: Nací en una cuna cristiana, de la iglesia evangelista y de derecha. Nací escuchando que todo lo malo que pasaba en la política era culpa de la izquierda. Y creí en eso durante 22 años.
Cuando fui abusada por el entonces pastor y diputado Marco Feliciano, fueron las personas de izquierda que me ayudaron, que me dieron fuerzas para seguir con la denuncia. En eso pasé a repensar algunos puntos y entendí que la izquierda lucha por los menos favorecidos. Que el odio de la derecha por la izquierda es porque no quiere ver personas de bajos salarios viajando en avión, por ejemplo. La derecha quiere retener todo el poder y el dinero en sus manos.
APU: ¿Cuál cree que es la forma que los medios utilizan, cuáles sus recursos narrativos, para conseguir convencer a la población de que aquello que es lo mejor para ella le es perjudicial?
PL: Creo que los medios utilizan las palabras correctas para llevar a las personas a creer en X o Y, por más que el hecho que está siendo noticia no sea verdad. Además, claro está, de inventar historias.
APU: Después de la publicación de su carta los medios comenzaron a referirse a usted como “ex militante del PSC”. ¿Cree que lo hacen para desvalorizar su palabra?
PL: ¡Sin lugar a dudas! Para mí eso es un acto de machismo. No soy “la mujer que denunció a Feliciano”, no soy “la ex militante del PSC”, mi nombre es Patrícia Lélis, y cuando veo a periodistas cambiando mi nombre por cualquier otra cosa, es un acto de machismo y desvalorización.
APU: Considerando el suicidio del rector de la UFSC ¿Considera que llegó el momento de que los y las periodistas se detengan a pensar en las consecuencias sociales de nuestra práctica?
PL: Creo que ya pasó el momento. El periodismo puede acabar con la vida de una persona. Casi acaban con la mía. Yo sentí en la piel lo que es el periodismo tendencioso y mentiroso. Cuando los medios informaron un supuesto informe psiquiátrico mío, mentiroso, con una psicóloga que nunca consulté, me quedé sin piso. Antes de cualquier cosa, tenemos que ser humanos.