Brasil: otro golpe para el PT

Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis

Ayer se celebraron las elecciones a intendentes y concejales en Brasil y el Partido dos Trabalhadores tuvo el peor resultado electoral desde la llegada de Lula al gobierno: de 644 municipios en los que gobernaba, sólo ganó las elecciones en 256 y en 7 fue a segundo turno. Perdió como mínimo 381 intendencias. El Partido do Movimento Democrático Brasileiro (PMDB) y el Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB), principales impulsores del golpe de Estado y vinculados directamente a cuanta denuncia de corrupción existe, fueron los ganadores de la elección. Mientras el PSDB superó en 2,74 millones de votos al PMDB, el partido de Temer obtuvo 236 intendencias más que el partido de Fernando Henrique Cardoso y Aécio Neves. El Partido Socialismo e Liberdade (PSOL), conducido por Luciana Genro, sólo ganó 2 intendencias, y Genro quedó quinta en Porto Alegre.

La elección de ayer fue la peor del PT de los últimos dieciséis años, después de trece años en el gobierno, obtuvieron 10, 5 millones de votos menos que en el año 2000. Desde la llegada de Lula al gobierno, hasta el segundo mandato de Dilma, el Partido dos Trabalhadores fue aumentando la cantidad de municipios con un intendente del PT, independientemente de la variedad de partidos que integraran la coalición que lo llevó al gobierno, pero con el cambio de rumbo que eligió Dilma Rousseff al colocar a Joaquim Levy en el ministerio de economía, no sólo dinamitó su base de apoyo, sino que terminó de destruir la credibilidad de la población en un partido acosado por las denuncias de corrupción. El resultado de ayer prueba que no fue la corrupción la que llevó al PT a la derrota, sino la adopción de políticas neoliberales por parte de un gobierno que dijo que defendería los derechos de los trabajadores. Este cronista fue testigo en repetidas oportunidades de la dificultad de la misma militancia y candidatos del PT para defender al gobierno de Dilma.

Entre los datos más relevantes está la derrota de Fernando Haddad, delfín de Lula, en San Pablo. Hadad, blanco, profesor universitario, intendente de San Pablo, perdió ayer las elecciones. Haddad, al igual que Dilma, fueron imposiciones de Lula y consiguieron llegar al gobierno por su apoyo. Durante el proceso que culminó con la destitución de Dilma Roussef, Haddad consideró que era demasiado hablar de golpe, que era un término demasiado fuerte. El marketing domina este país.

A pesar de que el ex presidente de la Cámara de Diputados, y uno de los máximos referentes del PMDB, Eduardo Cunha, fue destituido por las cuentas encontradas en Suiza; pesar de que Aécio Neves, candidato presidencial del PSDB, fue vinculado a un helicóptero encontrado hace más de dos años con 450 kilos de cocaína y que varios de sus dirigentes están procesados por corrupción, ambos fueron los partidos más votados. El poder del PMDB se explica más por la cantidad de municipios que gobierna, que por la cantidad de votos que obtiene. Mientras algunos caracterizan la elección como una derrota de Temer, por no haber ganado su partido en Rio de Janeiro, San Pablo y Belo Horizonte, lo cierto es que su partido se aseguró al menos 12 nuevos municipios, pudiendo agregar 14 más en el segundo turno. El PSDB agregó 92 municipios a su red de poder, pudiendo extender el número a 111 en las próximas elecciones de finales de octubre.

Entre los distintos pedazos en los que se fue partiendo el PT, el PSOL representa la opción de una clase media universitaria de izquierda, horrorizada con las denuncias de corrupción. Luciana Genro, hija del histórico dirigente petista, Tarso Genro, ex gobernador de Rio Grande do Sul y ex ministro de Justicia y de Educación del gobierno Lula, se ubicó en el quinto lugar en su intento por gobernar Porto Alegre, referencia nacional de la izquierda brasilera. El peso relativo de la izquierda blanca se verá considerablemente afectado. A pesar de que en esta elección el PSOL hizo todo para no ir en un frente con el PT, lo cierto es que perdió cerca de 300 mil votos de la elección del 2012 a la de ayer.
 

Volver a las bases

El resultado electoral prueba la necesidad de una urgente reforma política en Brasil, algo a lo que el propio PT opuso resistencia, quedando Dilma Rousseff sola con su propuesta. El PT volvió a un piso de municipios muy cercano al que tenían antes de que Lula llegue al poder. El partido se encuentra dirigido por hombres viejos que hace años no pisan el territorio, que se resisten a caminar entre la gente fuera del período electoral, convencidos de que fue el marketing el que logró el triunfo del 2002. Desde junio de 2013 a la fecha, la estrategia del PT fueron las redes sociales, para contactarse con una juventud que no conoce el país anterior a Lula y a la que ningún dirigente se interesó en organizar. Ya son cuatro años de manifestaciones sin organización social, estallidos que se diluyen en cuanto O Globo pone la atención en un nuevo tema.