“En Brasil se paga un alto precio por los retrocesos de los derechos sociales”
Por Sergio Ferrari, desde Suiza
A pocos días de viajar a Suiza para participar en diversas actividades informativas sobre su país, Djalma Costa (foto), defensor de derechos humanos, formador, y militante del movimiento popular brasilero comparte sus convicciones y expectativas. “En ese momento tan complejo de la historia de mi país, el intercambio con la sociedad civil europea puede ser renovador”. Las contrapartes brasileñas necesitan no solo una cooperación activa sino también comprensión y solidaridad, afirma Costa, que es asesor en políticas públicas relacionadas a la infancia y adolescencia y acompaña desde su fundación al Centro de Defensa de Adolescentes (CEDECA) de Interlagos en San Pablo. Además, desde hace 20 años, Costa coordina en Brasil el programa de la ONG suiza INTERCAMBIAR (E-CHANGER), que cuenta en la actualidad con seis cooperantes brasileros y helvéticos.
Pregunta: ¿En qué consiste la cooperación “norte” que usted coordina en Brasil?
Djalma Costa (DC): El trabajo conjunto que se impulsa desde hace tanto tiempo con movimientos sociales y ONG afines se basa en el intercambio de experiencias y saberes entre dos sociedades, dos culturas y no incluye el apoyo financiero directo. Es un intercambio con rostro humano. Implica un ejercicio permanente de interculturalidad y solidaridad planetaria. Busca fortalecer, mutuamente, al otro. Es decir, a nuestras contrapartes brasileras, reforzando sus capacidades profesionales. Y al mismo tiempo, busca reforzar a la sociedad civil del norte, a través de las experiencias de los cooper-actores y cooper-actrices de INTERCAMBIAR y la lucha cotidiana de sus contrapartes, multiplicadas en Suiza.
P: ¿Cuál es su propio rol en esta relación solidaria de ida y vuelta entre Suiza -Brasil-Suiza?
DC: Relativamente joven, hace dos décadas, con 37 años, comencé a trabajar con INTERCAMBIAR/E-CHANGER, siendo ésa mi primera experiencia en el campo de la cooperación internacional. Rápidamente, dejó de ser un trabajo profesional más para convertirse en un compromiso integral, casi existencial. Digo esto, porque esa relación con otro mundo, como el europeo, fue cambiando radicalmente mi propia visión de mi mundo “local” anterior. Me obligó a “globalizarme”, a estudiar más, a incrementar mi conocimiento y sensibilidad para comprender los diversos contextos históricos y sociales, tanto en la realidad brasilera como en la del norte. Tuve que entender, asumir y apropiarme, en lo cotidiano, lo que realmente significa el diálogo intercultural y global. Para poder ser un puente efectivo entre las visiones, objetivos, programas y utopías de actores sociales de Suiza y las realidades, prioridades, luchas, esperanzas y necesidades de los movimientos sociales en Brasil. Hoy me siento privilegiado. Esta experiencia desborda cualquier currículum vitae para convertirse en un patrimonio de vida.
P: Brasil vive, desde hace dos años, una situación político-social muy compleja y de crisis institucional profunda. ¿En qué medida la cooperación internacional puede aportar en un marco tan complicado?
DC: Brasil nunca fue un país tranquilo. Últimamente, aumentó la violencia contra militantes sociales y defensores de derechos humanos. El Estado –y sus diferentes poderes- es violento, reprime a los movimientos sociales y busca criminalizar sus luchas. En este marco, la cooperación internacional en general, y la de INTERCAMBIAR en particular, juegan un papel esencial, al sostener a las organizaciones contrapartes, para que puedan desarrollarse con autonomía y puedan posicionarse mejor frente al Estado. Por ejemplo, INTERCAMBIAR ha apoyado a una de sus contrapartes, el MST (Movimiento de Trabajadores sin Tierra) en la denuncia de los asesinatos y agresiones que sufren sus miembros. Pero también, en el pasado, la ha apoyado para que pueda avanzar en la certificación de su arroz biológico para mejorar sus ventas. Y estamos junto con nuestra organización hermana SECOYA, que trabaja con las comunidades yanomami de la Amazonia, para fortalecer sus planes autónomos de educación y salud. Así como sostenemos a la Marcha Mundial de Mujeres en su área de información y formación, reforzando la movilización de las mujeres brasileras por sus legítimos derechos. Y desde hace poco también apoyamos al Movimiento de Trabajadores sin Techo de Brasil (MTST).
P: En la primera quincena de septiembre se realiza en Suiza (ver el sitio www.e-changer.org) una campaña amplia de información sobre la situación brasilera en torno a las elecciones del 7 de octubre, y usted es uno de los animadores de esta iniciativa. ¿Cuáles son sus expectativas?
DC: Sin duda, una iniciativa de esta naturaleza, es una gran oportunidad para abrir un debate de fondo sobre las cuestiones delicadas y sensibles de mi país. Especialmente ahora, cuando se paga un alto precio por los retrocesos de los derechos sociales fundamentales de la población. Y por eso mi expectativa es grande. El fortalecimiento de la comunicación, información y solidaridad entre el Norte y el Sur, entre Suiza y Brasil, y viceversa, hace a la esencia de nuestra cooperación y es también vital para nuestras organizaciones contrapartes.
P: ¿Qué esperan los movimientos sociales de esta cooperación del norte?
DC: La clave es la solidaridad. Y la horizontalidad. Una característica esencial de nuestro programa de trabajo es que ha sido, desde siempre, pensado, diagramado, escrito y conducido, conjuntamente entre INTERCAMBIAR y las organizaciones contrapartes, movimientos sociales y los cooper-actores y cooper-actrices en el terreno. Sin imposición alguna. Definiendo las prioridades a partir de los valores comunes -como la solidaridad, la horizontalidad, el diálogo, la actitud de escucha al otro. Significa una forma de entender la cooperación de forma diferente: el sujeto principal es la comunidad local, las contrapartes y los cooperantes en el trabajo diario. Las copartes locales esperan que dicha cooperación les refuerce en tanto movimientos. Desean poder seguir compartiendo, como hasta ahora, sus experiencias, ímpetus, y certezas con la sociedad civil europea a través de la información permanente y de las visitas regulares que han hecho centenares de suizos en las siete delegaciones a Brasil. Desde el 2001 hasta la última en marzo 2018 a Salvador de Bahía, en el marco del último Foro Social Mundial. En síntesis, nuestras contrapartes esperan que se siga siendo coherente con los sueños y utopías de la sociedad civil suiza sin perder nunca su esencia solidaria y la fraternidad de siempre hacia el Sur.