Sabina Frederic: “Respetamos la autonomía de la provincia de Santa Fe y, tal vez, a la distancia, eso fue un error”
Agencia Paco Urondo conversó con la exministra de Seguridad Sabina Frederic sobre la situación del narcotráfico y los asesinatos en la ciudad de Rosario aprovechando su experiencia en la gestión, su rol como investigadora y su profundo conocimiento de las fuerzas de seguridad.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo ves el problema en Rosario, las medidas que el gobierno adoptó, y cuáles creés que deberían ser los primeros pasos para la solución del problema?
Sabina Frederic: Lo que veo en Rosario es que hay una situación crónica de violencia, tiene ya varios años. Ha habido oscilaciones en la tasa de homicidios, pero desde el 2017 está en una tendencia a la suba y es la contraria a lo que pasa en el total del país y en la provincia de Buenos Aires, donde la tasa baja. El último dato consolidado es del 2021: Santa Fe tiene un 10 y pico por ciento, la provincia de Buenos Aires 4,6% y el país 4,7%. La tendencia a la baja del país hace que la situación de Santa Fe sea alarmante. La singularidad de Rosario, desde mi punto de vista, es la violencia, no el negocio del narcotráfico. Creo que es importante revisar los diagnósticos que tenemos sobre qué es lo que produce la violencia. Porque si bien muchos de esos hechos están asociados a grupos que comercian drogas, en otros lugares del país hay grupos que la comercian y no se produce el mismo nivel de violencia, no al punto que vemos en Rosario. Este es un elemento importante a la hora de definir qué políticas implementar.
APU: ¿Cuál es la diferencia, cómo se explica ese nivel de violencia en Rosario?
S.F.: Hay varios ya que creemos que, en Rosario, ha sido la forma de intervención del Estado lo que ha producido más violencia. En la provincia y la ciudad de Buenos Aires, el mercado de drogas es muchísimo más grande porque hay mucho más consumidores y, por lo tanto, más vendedores y sin embargo las policías tienen cierta autoridad sobre estos grupos criminales que la policía de Santa Fe perdió. La perdió porque se sabe que hay policías que son parte de las bandas, las integran o lideran, o gente que trabaja para la policía. Estoy citando y recomendando un libro de Eugenia Cossi, una antropóloga de Rosario, que analiza 3 generaciones de delincuentes. Se llama De ladrones a narcos, el libro, En la última hay un grupo de muchachos que se reconocen como narcos y defienden esa categoría, algo que antes no pasaba, era negativa, el tranza era alguien rechazado. El libro muestra cómo cambió la relación con la policía y cómo trabajan para ella, en muchos casos. Este fenómeno es algo que no se ha generalizado en la provincia de Buenos Aires, por eso la tasa de homicidios es más baja. Santa Fe tuvo tasas de homicidio muy altas desde 2001 en adelante, la de la provincia de Buenos Aires era más alta que la de Santa Fe y fue bajando. Y en esa provincia pasa una cosa muy curiosa: el departamento Santa Fe tenía una tasa más alta que Rosario. En los últimos 10 años fue disminuyendo y todo eso se fue concentrando en esa ciudad. Lamentablemente no tenemos estudios que expliquen por qué, en Argentina faltan estudios de ese tipo. Tenemos hipótesis. Volviendo al punto, creo que un elemento central es la policía. Algunos dicen que la creación del Ministerio Público de la Acusación, un mecanismo innovador, con ese escenario de policías siendo parte del negocio, termina siendo también problemático. Son consecuencias no deseadas de reformas que se hacen. Después está la falta de articulación entre la Justicia Federal y la Ordinaria. Ya sobre el final de nuestra gestión, a partir de la creación de la Unidad Ministerial Rosario, hicimos un trabajo de inteligencia criminal de las causas que estaban en los juzgados federales y lo que descubrimos ahí fue que no había 2 bandas sino muchos clanes familiares. Inclusive había información que se repetía en las causas, pero las mismas no se unificaban. Le presentamos esa información a la provincia en enero de 2021 para que la cruzaran con la información que tiene el Ministerio Público de la Acusación que lleva adelante las causas por homicidio que se tramitan en la Justicia Ordinaria, no en la Federal, no hubo interés por parte del gobierno de la Provincia que nos pidió gendarmes en el centro de Rosario. Habíamos acordado de que estuvieran en los lugares donde había mayor cantidad de homicidios. Nosotros respetamos la autonomía de la provincia de Santa Fe y, tal vez, a la distancia, eso fue un error. Fue un desaprovechamiento de los recursos del Estado que son escasos, las fuerzas federales fueron a cumplir un rol que debería cumplir las fuerzas de la provincia. La información fragmentada que tiene la justicia por la organización que tiene el sistema judicial es otro punto, además de la parálisis que encontramos en el 2020, una suerte de estancamiento de las causas. Tampoco creo que haber avanzado en esas causas sin la conexión con los homicidios hubiera sido significativa.
APU: ¿Es necesaria la creación de una policía de investigación que dependa de los fiscales? Porque la Justicia, en Santa Fe, tiene que investigar con los mismos policías cuya conducción está vinculada, por acción u omisión, con el narcotráfico.
S.F.: Me parece que puede ser una herramienta importante siempre y cuando esté bien preparada. Falta mucho en nuestro país el fortalecimiento de la investigación criminal era uno de los ejes de nuestra gestión. De todas maneras, necesitás una policía preventiva profesional, también. Sino, no hacés una diferencia. Generás competencia, tenés que equilibrarla salarialmente. Brasil tiene una policía de investigación federal, una civil que es pequeña e inclusive está sindicalizada, pero también tienen problemas con el funcionamiento de la policía. Roberto Kant de Lima, antropólogo y abogado de Brasil, dice que “La Policía Federal es el chivo expiatorio de la Justicia”. Agregaría que muchas veces, también, de la Política, porque una policía precarizada, que no es conducida por quien debería, es una historia larga, no es que la culpa la tiene Perotti o Bonfatti, no le estamos echando la culpa a nadie, pero es una historia crónica de desatención y de no apostar, de verdad, a la policía. A veces se confunden en nuestro país, los procesos de democratización con los procesos de profesionalización. Son los 2 importantes y deberían correr paralela y simultáneamente para no terminar haciendo macanas con las instituciones.
APU: ¿Cuál es la dificultad que tiene la Nación para controlar el ingreso de drogas por el Paraná y el riesgo que representa que un puerto como el de Rosario esté en manos de un sector privado?
S.F.: Ahí existe un tema adicional que es lo mucho que entra y sale por el puerto de San Lorenzo, así como por Zárate. Pero bueno, el puerto de Rosario es especialmente muy grande. Quienes pueden controlarlo son la Aduana y las fuerzas de seguridad siempre y cuando haya una alerta de que algo está pasando. Eso no sería necesario si contáramos con el equipamiento scanners que, obligatoriamente, hiciera pasar todo contenedor por ahí. Para actuar cuando hay una sospecha, tenés que avisar a la Justicia y ella te tiene que habilitar a hacerlo.
APU: ¿Y por qué no lo tenemos a ese scanner?
S.F.: No lo tenemos como si lo tenemos en los aeropuertos. El puerto no lo compró. No tenemos capacidad de pasar por un scanner todos los contenedores que entran en el país. Es mucho más fácil detectar droga en Ezeiza o Aeroparque que en las terminales portuarias de nuestro país.
APU: ¿Es una cuestión de costos?
S.F.: Sí, es una cuestión de inversión.
“La información fragmentada que tiene la justicia por la organización que tiene el sistema judicial es otro punto, además de la parálisis que encontramos en el 2020, una suerte de estancamiento de las causas”.
APU: ¿Quién es responsable de comprar ese scanner?
S.F.: La aduana. La aduana puertos porque tiene jurisdicción ahí. Significa una inversión gigantesca, te mentiría si te dijera cuánto. No es nuestra competencia, obviamente, pero cuando llegamos al ministerio teníamos toda la deuda en dólares que había dejado Bullrich de compras de equipamiento inútil, 4 lanchas artilleras que estaban pensadas para el mar Mediterráneo y no para el río Paraná, con una capacidad de fuego de costas que están a 100 metros. Absurda, como otras cosas que compró que había que pagar en dólares. No teníamos el presupuesto para hacerlo y tampoco sé si la Aduana lo tiene, es una inversión muy grande, tal vez habría que cambiar los acuerdos con los países como Paraguay, por ejemplo, que impiden el análisis de la carga en origen, que sería otra forma de controlar lo que llega a Argentina. Y hay cosas que también salen de nuestro país. Un operativo que comenzó en nuestra gestión y se completó en la siguiente, muy bien realizado por la Federal, permitió desbaratar en el puerto de Buenos Aires a una banda que enviaba cocaína a Europa. Igual, consideremos que el gran comprador de cocaína en el mundo es Estados Unidos, que tiene una frontera recontravigilada y sin embargo entra cocaína producida en Sudamérica sin dificultades. Y es el gran vendedor de armas, también, ese es otro problema que hay en Rosario, hay una circulación de armas espeluznante, ilegal. Creo que hay que pensar un programa más consistente de entrega de armas que el que está vigente, que ofrezca futuro para esta gente que hoy cobra en Rosario para matar a otro. Esa arma es una herramienta de trabajo, lamentablemente.
APU: En los ataques contra escuelas y demás, la mayoría de la munición utilizada es la de armas de 9 mm, que es la de las fuerza de seguridad. ¿Hay alguna manera de hacer un control sobre el armamento o desalentar el comercio de armas reglamentarias?
S.F.: No sé cuál es el régimen disciplinario de la policía santafesina, pero el de las fuerzas federales es extremadamente riguroso. Si perdés el arma de fuego, la sanción es altísima. Tenés que pagarla, tenés una punición. Lo mismo ocurre con los aparatos de comunicación. Evidentemente algo pasa con la policía de Santa Fe que no tiene la más mínima disciplina interna, el Poder Ejecutivo no tiene control sobre esa institución. En la Policía Federal, al menos, es muy difícil que venda su arma porque lo que obtiene como ganancia es muchísimo menor que las pérdidas. Eso, evidentemente, no está pasando en Santa Fe. Hay que hacer algo urgente con esa policía, lo que se ha hecho ha ido agravando la situación.
APU: ¿Creés que intervenir las fuerzas de seguridad Santa Fe puede llegar a ser una solución?
S.F.: Más en este escenario político: tenés un gobernador que es de la misma fuerza política que el gobierno nacional. Lo mejor sería acordar con el gobernador, no la intervención absoluta a la seguridad, sino algo parcial que también es una señal a la policía de Rosario de que está todo mal lo que están haciendo. Te digo que hasta podrían ser despojados de las armas dentro de la comisaría, o por lo menos tener otro tipo de seguridad limitada. La intervención a la provincia creo que es una medida extrema que dudo se tome en este año que queda. Creo que hay que salir del estado de parálisis, porque si bien el gobierno respondió con una serie de medidas, si las fuerzas federales no tienen más competencia como tener todo el patrullaje de Rosario y la posibilidad de hacer inteligencia criminal en las comunicaciones, la policía de Santa Fe va a seguir siendo un obstáculo. Sin esa modificación, es difícil. Hay experiencias en la Argentina, como la del cinturón sur de la Ciudad de Buenos Aires. Allí, los vecinos no quieren que se vaya Gendarmería.
“Es importante priorizar la vida, vale igual la del que es narco como la del que no lo es. Creo que eso falta instalarlo, sabemos que para muchos no es así”.
APU: ¿Cómo cae en la moral de las fuerzas de Gendarmería cuando los trasladan a Rosario, sintiendo que están en riesgo y pueden llegar a percibir que no hay un apoyo del gobierno provincial? Ya tienen la experiencia que contabas de que no los dejaron trabajar tranquilos.
S.F.: No sólo la Gendarmería. Hay policías federales, hay prefectos, hay policías de seguridad aeroportuaria. Son fuerzas muy disciplinadas, muy profesionales, esos vaivenes emocionales los controlan, no tiene impacto sobre el servicio. Lo cual no quiere decir que, en las relaciones de confianza, te expresen esa sensación de que quisieran hacer mucho más pero ven que hay limitaciones. En general para todas las fuerzas federales, hacer el trabajo que le corresponde a la policía provincial, no es bien visto. Y más si la policía como la de Santa Fe es un pelotazo en contra, por decirlo en criollo. Cosa que no pasa con la policía de la provincia de Buenos Aires. No hay grandes inconvenientes a nivel operativo. En Santa Fe y especialmente en Rosario, sí. Que los vecinos le lleven mates, facturas, rápidamente despeja ese desaliento que vos mencionás. Es delicado el tema del acostumbramiento. Están entrenadas para estar al servicio y si tienen las facultades para hacer las cosas que ojala se las den, creo que va a mejorar la situación. Siempre y cuando, las otras instituciones del Estado, el Poder Judicial Federal, la Justicia Ordinaria, el Servicio Penitenciario y si mejoramos nuestros diagnósticos, si acordamos que la prioridad es salvar vidas, si paramos esta ola de venganzas que puede estar desencajada del comercio de drogas ilegales, que tiene que ver con humillaciones crónicas, de frustraciones de muchos de esos jóvenes al mercado de trabajo asalariado, de segregación, de precarización, una historia muy prolongada que, combinada con estas otras cosas, genera estas tasas de homicidio. Es importante acotarlo y priorizar la vida, vale igual la del que es narco como la del que no lo es. Creo que eso falta instalarlo, sabemos que para muchos no es así.