40 años de memoria: el retorno de la injerencia yanqui
Por Salome Farias
Como cada año desde el 2002, el 24 de marzo se conmemora el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justica, tratando de impedir el olvido y la impunidad del paso del tiempo. El 24 de marzo las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo reciben el reconocimiento del Estado y del Pueblo a su lucha, la lucha más noble de todas.
En ese 1976, con el autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional se desenlaza un periodo de terror, con resultados tristemente conocidos y un detalle ineludible provisto por el Terrorismo de Estado que trascendió las fronteras: el siniestro Plan Cóndor. Orquestado por el Gobierno de los EEUU, proveía a los gobiernos de facto de la región de elementos y resultados, de espionaje internacional. El objeto era proveer las herramientas, sea cual sea el país de la región, para ‘acallar’ y ‘adoctrinar’ a personas identificadas como focos de conflicto.
Lamentablemente todos conocemos los detalles de la caza de brujas que se libraban en aquellos años, en busca de quienes serían causantes del quiebre del orden en el país, y en cada uno de los países del cono sur.
Sin necesidad de que circule mucha agua debajo del puente, era vox populi la presencia norteamericana en la región. Bases militares, intervencionismo de la CIA y el trabajo conjunto con las inteligencias locales, desfile de funcionarios en las embajadas y por supuesto, blindaje mediático internacional total, de nuestra realidad política. Le sumamos el modelo económico pretendido, tablita mediante, en detrimento del bienestar del pueblo, en pos del progreso y del amedrentamiento total de sus individualidades.
El silencio fue el status quo implementado. Silencio para evitar que nos lleven, o que nos ‘chupen’ a uno nuestro. La cultura del ‘no levantar la perdiz’ dio como resultado la ruptura total del tejido social y el nacimiento del interés por la banalidad. Nuevamente el querer ser, el querer pertenecer, y el olvidarse del sur. En ese juego perverso del nuevo status quo, basado en la violencia de la mentira, el ajeno era el destino y el Norte no era el Sur, parafraseando a Galeano y Torres García.
La injerencia norteamericana se manifestaba de manera menos grosera, a través de la presión de organismos internacionales de crédito, creados para desarrollar economías funcionales que complementen el mercado interno de las economías desarrolladas. Es decir, nuestras economías complementan la suya. De este modo, la obtención de deuda externa fundamenta la intrusión de intereses que manipulan el mercado interno. Hablar de mercado en países capitalistas es hablar de intereses políticos, de clases dominantes y de clases dominadas. Porque los países del subdesarrollo son necesarios para el desarrollo de las grandes potencias. Y a nadie le sirve la independencia, la autonomía, ni mucho menos la soberanía de los más pobres.
Cuando se define que en el 2005 Argentina será sede de la IV Cumbre de las Américas, que daría paso al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), el escenario político de la región era distinto. Estaban Lula en Brasil, Chávez en Venezuela, y Néstor en Argentina, con Evo que se perfilaba en un futuro cercano en Bolivia. La región comenzaba a creer en la libertad de los pueblos. Se creía que la política era la encargada de encausar un proceso pero esta vez de dignificación de los pueblos de América Latina. De recuperación de las raíces. De identidad. Ese 2005 se le dijo NO a la presencia norteamericana en la región, y comenzó una batalla por reconocernos propios, por entendernos ricos y por comprendernos libres.
10 años pasaron de aquel noviembre en Mar del Plata y volvemos a ver el avance de intereses furtivos en la región. La concepción antipopular de tantos años de imperialismo y la sistemática penetración cultural ajena, vuelve a renacer como el fantasma del ajuste y el adoctrinamiento del pueblo en su detrimento. El querer ser como fin social, por encima de cualquier medio.
La amenaza del Tratado del Transpacífico es el fantasma del ALCA que merodea a los pueblos libres. Libres, luego de más de diez años de lucha para recuperar el valor de lo propio y creernos libes e iguales. El TTP es el ALCA de hoy, la cultura de lo ajeno y el advenimiento del status quo del libre comercio. No se trata solamente de tomar deuda para regir bajo lineamientos de quien no conoce nuestra realidad, se trata de abrir las fronteras para volver a constituir el patio trasero de la Norteamérica triunfal. Esa, que todo lo puede. Se trata de permitirles opinar sobre lo que es mejor para nosotros, creyendo que nos van a posicionar, a desarrollar e incluso a erigir como a su propio pueblo. Ellos defienden lo suyo, para lo cual necesitan lo nuestro. Nosotros daremos sus materias primas para que ellos nos vendan el producto final al doble del precio. Sin trabas a la importación claro, eso implica el libre comercio.
A 40 años del Golpe más sangriento de nuestra historia, el Presidente argentino invita al Presidente norteamericano a nuestro país ese día, y propone una recorrida por el Centro Clandestino de Detención más representativo de aquella violencia sistemática institucionalizada por ambos estados desde 1976, la ex Escuela Mecánica de la Armada, la ex ESMA.
Si sumamos que Mauricio Macri no recibió a las representantes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en sus primeros 70 días de gobierno, a que en 8 años de Jefe de Gobierno porteño nunca visitó el predio, a que su apellido resuena en cada línea de la historia escrita del tiempo que duró el Golpe, y culminamos con la frutilla del postre del mismísimo hombre representativo del país que proporcionó los instrumentos para institucionalización de la violencia detrás de las fronteras, sólo nos queda abogar por que el pueblo argentino tenga Memoria por la Verdad y por la Justicia.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos para un instante de peligro. Selección y producción de textos Negra Mala Testa y La bola sin Manija. Para la APU. Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)