Acoso callejero: la galantería según Clarín
Aparece en Clarín, escrita por Marcelo Guerrero, una nota relacionada con el piropo y el acoso callejero. “El Gran Diario Argentino”, cumpliendo acabadamente su rol aleccionador sobre las masas, leivmotiv de la corporación mediática, nos quiere recordar que el piropo es una galantería y no un acoso. En sus palabras, disfrazadas con un inocente tono, nos recuerda que en tiempos pasados el piropo era aceptado y que las mujeres no nos molestábamos por ello. Es más, hasta recuerda puntos específicos de la Ciudad de Buenos Aires en donde hombres se agrupaban para piropear a mujeres y nos cuenta cómo se transformaba en un campeonato de rimas, en donde los dueños del espacio público (ellos) definían quien era el mejor en piropear. Es decir, nos lo plantea como un juego, como quien va a un parque a embocar el anillo en una botella.
Esta pequeña pero tajante nota rebalsa misoginia en cada una de sus letras. “Cumpliendo” su rol masculino esta persona nos recuerda, cual tutor, cuál es el lugar de las mujeres: el lugar del silencio y la sumisión. No hay poesía en ninguna de las frases que el masculino escritor plantea como galantería. Acá no se trata si lo que nos dicen es más ofensivo o menos ofensivo. Se trata de que existen conductas naturalizadas en donde nosotras las mujeres somos objeto de tutela de otro género, y que cada vez que nos “piropean” existe una decisión unilateral sobre lo que a nosotras nos gusta o no.
El derecho a transitar libremente, a nuestra intimidad y nuestra integridad no sólo son derechos fundamentales plasmados en Tratados y Convenciones Internacionales. También se encuentran garantizados en cada Constitución de Estados que se definen de Derecho. De esto se trata finalmente, de cómo el Estado nos entrega eso que nos fue negado en el contrato social que es, nada más ni nada menos, la igualdad, de condiciones y ante la Ley.
No somos militantes contra el piropo. Somos mujeres militantes que develamos cómo se justifica la violencia de género. Este mismo medio ha utilizado más de una vez frases como “crimen pasional” o “la mató por amor”. Dos razones con las que se planteaba que él, al no poder controlarse por el amor que sentía por una mujer, simplemente tuvo que matarla. Pues en esas frases, metafóricas, nos entregaban un mensaje de “pobre hombre inocente, encegueció de amor”.
No hay piropos inocentes, Clarín. Hay hombres que interrumpen nuestro camino sólo porque sienten que hay un derecho adquirido y natural de abordarnos sin nuestro consentimiento. Puede ser más grosero o menos grosero, no importa. Lo que importa es que no hay consentimiento y provoca que nos sintamos inseguras e invadidas cada vez que salimos a la calle.
Sólo me queda por decir, a propósito de la poesía o las inocentes payas, que este género literario bello y sublime ha sido el modo en que grandes poetas, hombres y mujeres, han encontrado para contarnos las más grandes miserias de la humanidad. Pero que sea metafórico o digno de aquella poesía popular, según Clarín, no significa que sea inocente. Siempre hay un subtexto que claramente no quieren que las mujeres veamos, porque son conscientes de nuestra capacidad movilizadora y transformadora.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)