Culpabilidades
Que la culpa la tiene Cristina, que es de La Cámpora, que la tienen los peronistas, que son siempre iguales. La culpabilidad, esa necesidad de individualizar, con la intención del escarnio público, para explicar la mayoría de los males presentes. Una práctica que es una regularidad política, que asume ribetes poco rigurosos y, también, un tanto miserables.
Desde esta óptica hay quienes ven la posibilidad de declarar a Cristina Fernández de Kirchner como la mayor responsable de que exista en nuestro país un gobierno de derecha, que hace retroceder todos los derechos conquistados en los últimos años (precisamente en esos años en los que ella fue dos veces presidenta). También hay quienes quieren declarar a los integrantes de la agrupación La Cámpora, fundamentalmente a sus dirigentes más conocidos, como los principales responsables de la derrota electoral y de prácticas políticas cerradas, obtusas y obsecuentes. Y podemos seguir y –obviamente- encontrar más culpables. Aquellos y aquellas que sabiendo que existían hechos de corrupción, no los denunciaron públicamente ni fueron a los juzgados, lo que demostraría su complicidad. Los integrantes de Carta Abierta, por no lograr generar un think tank kirchnerista, acorde a los tiempos que se necesitan. Los militantes sueltos, por no entender que se necesitaba organizarse. Los organizados, por no entender que se necesitaba abrir las puertas a otras prácticas. Los del partido justicialista, por su gen anti-progresista y los progresistas, por su gen anti-peronista y las prácticas de elite. Los sindicatos, por su corporativismo. Las diversas agrupaciones cercanas, por mirarse el ombligo.
Es probable –entonces- que sea el momento de armar un Ejército de los Justos que logre hacer tronar el escarmiento en alguna plaza pública (y que, de paso, pueda transmitirse en vivo por toda la corporación económica-mediática). Pero, luego de hacerlo, nos daremos cuenta que la derecha neoliberal sigue gobernando nuestro país, que por primera vez ha logrado ganar elecciones con un partido/alianza propio y que está llevando adelante la reforma de un Estado manejado por las corporaciones o lo que algunos definen directamente como contra-revolución.
Me pregunto si lo que sucedió y sucede no merece más amplios análisis, que van a tener que hacerse con seriedad y paciencia, sabiendo que se necesita tiempo y voluntad para revisar prácticas, acciones y circunstancias, acompañados de la vieja pregunta: ¿para qué? Pienso si la respuesta daría para otra cosa que para poder reafirmar culpabilidades o analizar nuestras (quizá deficientes) experiencias; tal vez, para tener un saldo que pueda mejorar las acciones del presente y del futuro.
Porque una de las grandes incógnitas que recorre estos tiempos es tratar de entender que sucede en nuestra sociedad para haber franqueado la puerta al gobierno que tenemos. ¿Acaso serán todos errores propios? ¿O en todo caso la experiencia de 12 años será parte de una lucha que, en nuestra historia, ha tenido más retrocesos que avances? ¿Es la nuestra, una sociedad ampliamente progresista, popular, con intenciones de justicia social, unión latinoamericana, que piensa en el colectivo por sobre la individualidad? ¿O será que estos valores están en disputa permanente? ¿Cómo entender la pasividad de un sector importante del pueblo?
¿Qué sucede en el sentido común de gran parte de nuestra sociedad? ¿Hemos podido interpelarlo en profundidad? Una parte de las críticas que se hacen y que nos hacemos parece dar por descontado que el imaginario de esta sociedad está mayoritariamente identificada con nuestras ideas, pero desilusionada por errores propios, víctima de trapisondas ajenas y acciones mediáticas. Me tomo el atrevimiento de poner en duda ese razonamiento.
Hay quienes priorizan otras preguntas y acciones, cómo la actitud primera de diferenciarse del kirchnerismo, para recién luego hacer alguna crítica al macrismo, acción que sólo se explica por el ejercicio de despejar dudas sobre cierta honorabilidad individual o para librarse de sospechas de involucramiento con el populismo demagógico. Y así, entre vanidades ideológicas, falsos intelectualismos y búsquedas de culpables, pienso, me interrogo, intuyo que es difícil reflexionar sobre nuestro accionar. Se impone también la pregunta sobre nuestro hacer, en tanto individuos y colectivos. ¿Qué representan nuestros actos cotidianos? ¿Hemos hecho todo bien?¿Tuvimos la mejor estrategia? ¿Sabemos intervenir públicamente con efectividad? ¿No habrán sido errados nuestros presupuestos sobre las mayorías y minorías, sobre nuestros logros simbólicos?
Ahora, entonces, es cuando la política, en toda su inmensidad, se hace presente y necesaria. La Política como acción, intervención, táctica y estrategia para cambiar, transformar, modificar núcleos de la sociedad, a los que pertenecemos.
Y entonces me pregunto, pienso, consulto ¿es imprescindible encontrar culpables? ¿es la culpa o la responsabilidad el prisma adecuado para pensar lo que pasó? ¿No será urgente generar las condiciones políticas y sociales que nos permitan defendernos del avance neoliberal-conservador? ¿No es en alguna medida –también- la demanda de las manifestaciones sucedidas en las últimas semanas? ¿Cómo analizar los cambios estéticos y discursivos de esta nueva derecha para poder interpelarla con efectividad?
La crítica se hace, no debe ocultarse y es una actitud de vida, pero no puede frenar, generar quietud o división. En todo caso, ensayar hacer crítica al andar, porque es imperioso repensar marcos de unidad, defender a los más castigados de estas políticas salvajes, confiar en nuestras ideas y buscar nuevas formas de intervención, para no responder con viejos reflejos. Y recordar siempre que no vamos a comprometer a nadie en una causa política si lo primero que hacemos es criticarlo, pasarle facturas, marcar las diferencias y no pensar en cómo generar confianza. Del camino que elijamos en el presente, será la existencia de posibles culpabilidades en el futuro cercano.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)