Invocaciones: El carácter del peronismo
Una de las preguntas clásicas de la izquierda al peronismo es, sin duda: "pero, ¿cuál es su ideología?". A partir de aquí comienzan las polémicas. Están los que desentierran los viejos folletos de Mendé o Méndez San Martín, reproducen los discursos de circunstancias o apelan al movimiento popular, envueltos en juramentos de fidelidad occidental y cristiana.
Pero están los que invocan el pensamiento revolucionario del peronismo. ¿Cuál es la verdad acerca de la ideología del peronismo? Hace un tiempo los profesores de las llamadas "cátedras nacionales" han intentado explicitar la relación entre el marxismo y el peronismo, ideológicamente considerados en forma de alguna manera negativa para el primero, lo cual ha desencadenado nuevamente una suerte de confusión.
El paso de la ideología nacional del capitalismo de Estado del peronismo en el poder, a la ideología de la resistencia no fue analizado con rigor. En ese momento surgió la ofensiva neocolonial que a nivel cultural suministró interpretaciones psico-sociológicas, que reforzaban a la que embretaba al peronismo como "fascismo".
De todos modos, es cierto que la autoconciencia del peronismo es lenta, se mueve más en el plano de lo potencial que en el de lo actual. Muchas veces se confunde la "carta" de Perón -como indicador táctico concreto en el plano de una política de resistencia- con una posible significación teórica manifiesta.
Sin duda que la tiene, pero ideológicamente considerada, vinculada al contexto en el cual surgió implícitamente. La praxis del peronismo no ha formado todavía, salvo aportes aislados de autores y organizaciones, un momento elaborado del "en sí y para sí".
Pero, ¿debe tenerlo? ¿No será suficiente con incorporar una conceptuación marxista al peronismo o renunciar a toda posición teórica? El problema de la corporización de las categorías marxistas a la lucha de liberación nacional, al cual Franz Fanon dedicó sus mejores páginas, vuelve a golpearnos con fuerza. Es el ERP, precisamente, el que ha actualizado esta supuesta necesidad "abstracta" del marxismo aséptico de contaminación "burguesa", o sea peronista (en términos erpianos) y complicada por la situación neocolonial.
Estos problemas no hacen a una cuestión teórica. Si el peronismo consigue articular una teoría revolucionaria propia, es que está en condiciones de dar la batalla por el poder y la construcción del socialismo en la Argentina. En caso contrario, su función de resistencia terminará por agotarlo, integrándolo trágicamente al sistema. Pero como creemos que todo salto superador se da desde el propio sitio donde se halla el pueblo, que es indudablemente peronista, es que vislumbramos que aquella posibilidad teórica no es sino la expresión de una revolución en ciernes, que pasa hoy por un peronismo transformado revolucionariamente y al cual la formulación de la existencia de una teoría revolucionaria le es internamente indispensable.
La superación del peronismo
Por supuesto que Cooke planteó la superación del peronismo, del peronismo actual, lo cual lo llevaría a analizar el problema de la toma del poder como una consecuencia lógica interna del planteo. "El ejército revolucionario está nucleado tras sus banderas y el peronismo no desaparecerá por sustitución sino mediante superación dialéctica, es decir no negándoselo sino integrándolo en una síntesis."
Pero como la nueva síntesis no es una síntesis del sistema, Cooke explica de inmediato: "El Movimiento Peronista es la expresión de la crisis general del sistema burgués argentino, pues expresa a las clases sociales cuyas reivindicaciones no pueden lograrse en el marco del institucionalismo actual".
Pero el problema aquí aparece, aunque correctamente, sólo apuntado: "El peronismo jaquea al régimen, pero sólo con métodos revolucionarios podrá suplantarlo".
Por de pronto describió algunas de las características del método: "Si tomamos como punto de partida que la liberación no se consigue derrotando al grupo gobernante sino terminando con la dominación imperialista... se perfila con bastante nitidez el carácter de la lucha en que estamos empeñados". Y al analizar la política del sistema en materia electoral precisó: "La primera línea de defensa de la casta dominante está ubicada en el sistema del '53, que otorga libertades políticas a cambio del respeto por la organización que permite el mantenimiento de las desigualdades sociales. Cuando esa línea es rebasada, está la segunda línea del fraude, cuya característica moderna consiste en la calificación apriorística de cuáles fuerzas son democráticas y cuáles no. Esto es, como he dicho, lógico. Una clase dominante no abandona sus ventajas ni siquiera por consecuencia con sus propios principios políticos."
Algunas conclusiones
1) El peronismo en el poder constituyó una ideología de la realidad (capitalismo de Estado) con una doctrina coyuntural, en un destiempo que sería aprovechado por la contrarrevolución.
2) El peronismo en el llano (peronismo de resistencia) condicionó un proceso de autoconciencia nacional: revisionismo histórico y descubrimiento de la cuestión nacional, pero sin tematizar su propia actividad de resistencia anticolonial.
3) El peronismo está en actitud de toma del poder, puede ser integrado al sistema en función de aquella doctrina coyuntural (de una coyuntura totalmente distinta) como maniobra neocolonial, o puede formular su propia autoconciencia revolucionaria a través de una teoría en la cual explicite que el poder no va a ser regalado por cuanto el neocolonialismo no se suicida.
Pero todo esto sin olvidar aquel pensamiento de Cooke: "las masas latinoamericanas no pueden hacer causa común con sus verdugos, porque ellas también están en la lista de las víctimas".
Septiembre de 1971
Fuente: Roberto Baschetti (Comp.), Documentos (1970-1973), de la guerrilla al gobierno
popular, Buenos Aires, Campana de Palo, 1995
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs).